No olvide que luego del plebiscito viene la reforma tributaria

Aplazada en varias oportunidades, los colombianos tendrán que alistarse para que una vez pase el plebiscito sea el bolsillo el que deban empezar a pensar. El Gobierno ha guardado un hermetismo que hace temer que lo que se viene no será fácil en materia tributaria.   Desde hace un tiempo, no se habla en el país de otra cosa distinta a los acuerdos alcanzados entre el Gobierno y las Farc, las 297 páginas y la cita con las urnas fijada para el próximo 2 de octubre en la que mediante un plebiscito se deberá decidir si se apoyan o no.   El tema ha polarizado de tal manera al país que durante los últimos meses cualquier otra noticia ha recibido poco despliegue, el interés en su trato y ampliación no ha sido el mismo que seguramente hubiera podido recibir en otro momento. (Lea: Santos no les cumple a campesinos, ¿por qué les cumplirá a las Farc?)   Uno de los casos más evidentes es el de la reforma tributaria, un asunto de la mayor importancia, especialmente teniendo en cuenta que poco se sabe sobre ella pero las previsiones apuntan a que la carga en materia de impuestos que se les viene a los colombianos afectará sensiblemente las economías familiares.   A diferencia de lo que ocurrirá con el plebiscito,  en donde serán los ciudadanos los que decidan con su voto lo que quieren con respecto a la guerrilla de las Farc, con la reforma deberán someterse a lo que presente el Ministerio de Hacienda y apruebe el Senado.   Fuertes voces se escuchan en el sentido de que gran parte de lo que se presente como parte del paquete de impuestos tendrá como objetivo que sean los ciudadanos los que ayuden a financiar el postconflicto.   Aunque la ayuda internacional ha sido generosa, las cifras que se conocen no son suficientes ni siquiera para el tema del desminado del territorio nacional y según lo que se puede leer en las 297 páginas de los acuerdos se tiene proyectado crear un gran aparato burocrático que ponga en práctica lo negociado.   Varios senadores han advertido que la reforma tributaria será presentada el próximo lunes 3 de octubre, de manera que se le dé celeridad a su aprobación y se pueda contar lo más rápido posible de cara a la materialización del acuerdo final. (Lea: Reina el pesimismo sobre la financiación del posconflicto)   El ministro de Hacienda Mauricio Cárdenas justifica que hay que recuperar la caída de las rentas del petróleo y que de allí la necesidad de esta medida, un déficit que se estima en $24 billones.   Productos de la canasta básica familiar serían gravados con IVA , entre ellos la papa, carne, leche, huevos y muchos otros que hoy en día se encuentran exentos y que afectaría el flujo de las familias de escasos recursos.   En la semana que recién pasó se conoció que el hueco fiscal que busca afanosamente llenar el Gobierno  podría llegar a tocar hasta las pensiones que superen los $4 millones y se anuncia que vendrán más medidas en esa dirección.   Empresarios de todos los sectores económicos han reiterado su preocupación y expresado que esa reforma podría convertirse en uno de los más grandes errores de la administración Santos, Fenalco incluso anunció que puede haber “espanto empresarial”. (Lea: El bolsillo será uno de los más afectados de aprobarse el plebiscito)   El plazo máximo para la aprobación de la reforma es el 20 de diciembre, día en el que finalizan las sesiones del Congreso. El excandidato presidencial del Centro Democrático, Oscar Iván Zuluaga, aseguró que el Gobierno la tiene preparada desde hace más de un año, pero que saben que de haberla dado a conocer se hundía el plebiscito.   Los cálculos hablan de recaudar $12 billones, pero muchos estiman que para ayudar en la búsqueda de conseguir recursos, el Estado debería determinar mecanismos que faciliten abaratar su funcionamiento.   Por esta razón, el llamado es a que recuerde a la hora de ir a votar el domingo 2 de octubre que del resultado que de allí se obtenga dependerá en gran parte lo que suceda con esta reforma tributaria, que promete convertirse en una de las más fuertes de la historia y con la que inicia un fuerte remezón económico.