Así se va a comportar el clima en diciembre: tres regiones de Colombia bajo alerta
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Por CONtexto ganadero - 09 de Junio 2022
La ganadería colombiana atraviesa por uno de los mejores momentos de los últimos 15 años y está en el momento de dar un gran salto productivo. No solo se debe aprovechar el cuarto de hora sino generar condiciones para que sea sostenido y perdurable en el tiempo, traduciéndose en mayor generación de riqueza para el sector y desarrollo para el país.
Colombia hoy cuenta con grandes oportunidades para aprovechar al sector ganadero y a sus cadenas de valor. Sus indicadores de productividad y de reproductividad vienen mostrando mejorías desde hace una década y dando frutos. Hacia delante hay mucho trabajo por hacer, tal como se desprende al compararnos con grandes potencias ganaderas que hoy surten el mercado internacional de carne.
Países como Brasil, Argentina, Uruguay y México, tienen mejores índices frente a la tasa de natalidad, a la ganancia de peso diario, a la edad del sacrificio e incluso en el rendimiento en canal. Es necesario entonces enfocarse en temas esenciales como el mejoramiento de temas sanitarios, de alimentación, genética y de manejo en finca, para el aprovechamiento de las oportunidades de mercado que hoy se dan, pero que demandan del apalancamiento de bienes públicos adecuados, empezando por el de identificación y trazabilidad animal.
En octubre de 2018, cuando se perdió el estatus sanitario, el precio del kilo de novillo gordo cayó más de 750 pesos, lo cual indica la sensibilidad que tenemos sobre nuestro estatus. Por fortuna, ya recuperado en febrero de 2020, las mejoras sobre el precio han sido fenomenales.
Tal dinámica obedece a las mayores exportaciones de carne y de animales en pie que se han tenido en los últimos dos años y medio, considerando de todas maneras, que el futuro del negocio ganadero está en la exportación de valor agregado y no de la materia prima, es decir exportar carne y no tanto novillos.
Exportar carne brinda la posibilidad de vender en mercados que tienen mejor poder adquisitivo, lo cual contrasta con el ingreso monetario mediano bajo de Colombia. Sin duda, hay cortes de carne que por su precio son más fáciles de colocar en el mercado internacional frente al mercado interno. Y es que el negocio ganadero frente a las exportaciones de carne ha cambiado sustancialmente frente a lo que ocurría hace una década.
En efecto, hasta el año 2013 el 98 % de las exportaciones de carne se dirigían a Venezuela, lo que requería una logística sencilla de refrigeración básica y un transporte terrestre para colocar los envíos en el vecino país. Con el cierre del mercado venezolano en 2013, se tuvo que reconstruir la estrategia comercial y llegar a otros lugares del mundo.
Así las cosas, se abrieron los mercados de Rusia, Medio Oriente, Norte de África, y recientemente Asia Pacífico, para sumarse a lo que quedaba del Caribe y América del Sur. Con estos destinos la logística en el transporte se ha hecho más compleja, sin embargo, se siguen conquistando nuevos mercados.
Hoy en día no dependemos de un solo mercado cómo era Venezuela. En 2020, a pesar de la pandemia, se tenían abiertos 14 mercados a los cuales se exportaron 34 mil toneladas de carne equivalentes a 123 millones de dólares, mientras que, en animales vivos, en dinero se llegó a los 143 millones de dólares. En 2021, fueron 26 los mercados de destino para la carne colombiana, sumando 248 millones de dólares mientras que, en animales en pie las ventas fueron 151 millones de dólares.
En los primeros cuatro meses de 2022, las exportaciones de carne y animales en pie en conjunto suman 201 millones de dólares, y se espera cumplir la meta que se definió en 2018, en donde se planteó que para 2022 se lograría exportar productos de las cadenas de valor por 500 millones de dólares.
En el largo plazo, el horizonte a 2032 es lograr exportaciones superiores a 1000 millones de dólares en donde el 85% lo constituiría carne y productos cárnicos, y el 15% restante bovinos en pie.
Tenemos la ventaja hoy de tener el precio más competitivo del novillo gordo entre las potencias ganaderas del mundo, lo que convierte a Colombia en un buen mercado para los compradores internacionales. Actualmente, el precio del kilo del novillo gordo en Colombia es de US$ 2,29, Brasil US$ 2,33, Chile US$2,41, México US$2,63, Argentina US$ 2,87, Uruguay US$ 2,83, y Estados Unidos US$2,94. Es un buen panorama pese a que en las ultimas semanas la devaluación del Real ha mejorado la competitividad de Brasil.
Frente a Estados Unidos tenemos la ventaja del precio del novillo, pero además se cuenta con la zonificación del país frente a la fiebre aftosa realizada por el ICA en 2020 de manera muy acertada.
Esta estrategia permitirá, en el corto plazo, tener una zona libre sin vacunación que abarca gran parte de la zona Caribe y parte del norte y noroccidente de Antioquia. Con esto se podrá dar apertura a un mercado de mayor valor como lo es el de Estados Unidos.
Precisamente la agenda internacional bilateral entre Colombia y Estados Unidos se ha acelerado con el fin de que la carne colombiana tenga admisibilidad en dicho país. En los próximos días, la autoridad sanitaria americana visitará nuestro país para continuar con el proceso de apertura. Visita que se vio aplazada por temas de seguridad. (Lea en CONtexto ganadero: Por situación de orden público cancelan visita de autoridad sanitaria de EE. UU. a Colombia)
En este sentido, al poder llegar a mercados de mayor valor, el precio de la tonelada de carne tendrá márgenes de rentabilidad más amplios que podrán beneficiar la cadena de valor. Mientras que, en 2021 Argentina vendió la tonelada de carne en promedio US$ 4.880, Brasil US$5.107, Uruguay US$5.818, Colombia lo hizo en US$4.397 (US$483 por debajo del precio de venta de Argentina; US$ 710 del de Brasil; y US$1.439 del de Uruguay).
Hoy el mundo entero está exigiendo de todos los sectores productivos la implantación de estrategias efectivas para reducir la emisión de Gases de Efecto Invernadero y de propiciar condiciones de bienestar animal. Hoy Colombia tiene prácticamente una ganadería que cumple con esas condiciones y genera carbón neutro.
No podemos olvidar que el reservorio más grande de carbono en el suelo, por lo que dependiendo de cómo se realice el pastoreo, el productor está aumentando la cantidad de carbono almacenada en el suelo. “La suma de carbono que se puede atrapar en árboles y la que se puede atrapar en suelo es potencialmente más grande que las que tienen los animales”. (Lea en CONtexto ganadero: Por qué los ganaderos deben participar activamente en la mitigación y adaptación al cambio climático)
Otra ventaja importante qué tiene Colombia es el tamaño del inventario ganadero. Hoy Colombia tiene cerca de 30 millones de bovinos, lo cual ubica al país en el número once del hato bovino del mundo.
Aquí debemos evaluar si es necesario que el hato bovino crezca aún más o mantener el nivel actual y, alternativamente, hacer un esfuerzo en el mejoramiento productivo y reproductivo de cada animal.
En este frente Colombia cuenta con experiencias exitosas cómo son los sistemas silvopastoriles intensivos, estrategia que proporciona inmensos beneficios al medio ambiente y además dan un salto de innovación respecto a la eficiencia de los animales.
Además, debemos realizar cambios en genética hacia razas ya funcionales en nuestro país, pero con eficiencia mayor comprobada.
Porque hay que ir con las tendencias del mercado y con las metas que nos hemos propuesto como sector económico, como señalé atrás. El salto productivo se requiere para cumplir los propósitos como país ganadero. En el mediano plazo la intención es aperturar los mercados de China, Singapur, Canadá, Unión Europea, Filipinas, Argelia, Malasia y Estados Unidos, para colocar carne colombiana allí permitiéndole al sector ser parte de la lista de productos exportados con más de 1000 millones de dólares como lo son el café, el banano y las flores.
Pero no todo puede estar centrado en el comercio internacional pues el grueso de nuestra producción se dirige al mercado interno, de allí la importancia que en una economía de ingreso medio cómo es la colombiana, se tengan productos acordes al poder adquisitivo de sus consumidores.
Es sustancial entonces, contar con materias primas competitivas empezando por el novillo gordo, que, si bien es el más competitivo en el entorno internacional, internamente ha subido de precio a un mayor ritmo de lo que ha subido el ingreso per cápita; el cual, al contrario, se ha deteriorado en la última década.
De la misma manera, insumos como los fertilizantes y suplementos han subido de precio, lo cual requiere del establecimiento de estrategias funcionales para sustituirlos, de allí la importancia de avanzar en la implementación de sistemas ganaderos sostenibles para fomentar la fertilización orgánica y cada vez depender menos de la fertilización química.
Es necesario tener en cuenta otros riesgos que afectan la actividad ganadera. Hablo del tema sanitario, que si bien se minimizan con la estrategia de zonificación, siempre estará latente debido al riesgo aftoso por cuenta del vecino país Venezuela. De ahí la urgencia de tener estrategias efectivas para combatir el contrabando, y del fortalecimiento de las entidades públicas responsables para el cumplimiento de esta función.
Otro riesgo por considerar es el relacionado con el cambio climático. Claramente el sector agropecuario es uno de los primeros receptores del cambio climático, el cual se manifiesta en que si llueve más –como ocurre en la actualidad en donde se confunden los periodos de lluvia tradicionales con el fenómeno de La Niña–, o si deja de llover, el efecto es el aumento la temperatura o plagas de los pastos, haciendo que se eleven los costos de producción o se reduzca el ingreso por disminución de las cosechas o, como el caso de la ganadería, del volumen de leche producida.
No es un secreto entonces que el clima afecta a Colombia de manera importante, pues dada su posición geográfica los fenómenos de el Niño y la Niña se han hecho cada vez más intensos y prolongados, generando dificultades en la planeación agropecuaria, como con la disponibilidad adecuada del recurso hídrico.
Estoy hablando entonces de implantar iniciativas climáticas inteligentes para reducir la vulnerabilidad climática y fortalecer la gestión del riesgo climático y, de manera simultánea, reducir las emisiones de efecto invernadero.
Esto pasa, desde luego, por fortalecer en el país la estrategia de riego y de avanzar la implantación de sistemas silvopastoriles, entre otras alternativas.
Tampoco se pueden desconocer los riesgos de mercado que por fortuna hemos ido minimizando pues ya no dependemos sólo del mercado venezolano, sino que existe un portafolio de cerca de 30 países que compran los productos del sector ganadero.
Por último, tampoco se pueden ignorar los riesgos políticos, los cuales son evidentes, pues el país ha venido siendo objeto cada vez más de propuestas populistas que en nada contribuyen al fortalecimiento de nuestra economía y al mejoramiento de la inversión.
Es indudable que la ganadería colombiana atraviesa por uno de los mejores momentos de los últimos 15 años. La responsabilidad de los ganaderos, de la institucionalidad pública y de la gremial, se debe enfocar no sólo en aprovechar mejor este cuarto de hora, sino en generar condiciones para que sea sostenida y perdurable en el tiempo, traduciéndose en mayor generación de riqueza para el sector y desarrollo para el país
Óscar Cubillos P., jefe de la Oficina de Planeación y Estudios Económicos de Fedegán-FNG
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