ganado criollo
Foto: Suministrada.

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El ganadero que convive con 3 razas criollas colombianas

Por - 13 de Enero 2015


Marco Cure es un ganadero y empresario que no negocia cambiar de opinión sobre el valor que tienen las razas criollas colombianas. Su pasión por ellas se nota durante la conversación que sostuve con él y se demuestra por la decisión que tomó de crear un hato con las razas romosinuano, velásquez y costeño con cuernos.

Cure emprendió el proyecto con las 3 razas criollas que se ubican en una finca del corregimiento Tres Palma, en Montería, Córdoba, hace 2 años, bajo la premisa de hacer cruzamiento entre las razas criollas y la cebú brahman para tener en el mediano plazo un negocio de carne consolidado. (Lea: Romosinuano, única raza criolla colombiana que ha traspasado fronteras)

Las primeras crías del cruce entre romosinuano y brahman nacieron hace poco tiempo. Son F1 que se convertirán en el tesoro más preciado del ganadero de Cereté, radicado en Bogotá, que viaja constantemente a tierra caliente a visitar sus bovinos para revisar su estado corporal y crecimiento.

La convivencia con las 3 razas no ha sido difícil para el ganadero y representante en Colombia de una compañía francesa de catéteres para terapias endovascular cerebral, porque ha indagado con expertos en ganadería criolla sobre las mejores formas de crianza y levante de estos animales.

Cuando le pregunto a Cure sobre el gusto que tiene hacia estas 3 razas criollas en específico me habla de las bondades en cuanto a su buen desarrollo en vigor híbrido, precocidad, destete y adaptabilidad al clima nacional, razones suficientes para decidirse a tener en un solo predio animales tan diversos. Además, encuentra en el romosinuano y el velásquez una gusto indescriptible.

Son razas por las que tengo pasión por su efectividad en la preñez, adaptabilidad al clima y resistencia a estos veranos duros”, dice el ganadero, miembro de la junta de directiva de la Asociación Nacional de Criadores de Razas Criollas y Colombianas, Asocriollo, quien en destete ha logrado animales con un peso entre 200 y 230 kilos. (Lea: Razas criollas y colombianas impulsan el futuro de la ganadería)

Ejemplar romosinuano.Foto: CONtexto Ganadero.

El ganadero me relata que alimenta su hato criollo con pasturas. Las braquiaria y alemana son de su preferencia en los terrenos más planos y la tanzania en los semiondulados. Suplementa con silo y “buenas aguas”, gracias a un acueducto que por gravedad está en su finca.

“Es un ganado muy recursivo y no tengo problemas de pasto o comida. A Dios gracia el verano pasado no nos afectó. Solo se murió una vaca pero de vieja”, manifiesta Cure.

Aunque las 3 razas criollas resisten las altas temperaturas de Montería, el productor piensa en el bienestar animal y ha sembrado árboles para tener zonas de sombra bajo las cuales comen o descansan los animales.

La reproducción del hato la ha hecho mediante la monta natural e inseminación artificial para tener crías más eficientes que logren ganancia de peso en mejor tiempo de edad.

A mí me encanta el brahman y el romosinuano y esa combinación para F1 es excelente. En cuanto a hembra, con romosinuano o velásquez, el 80 o 90 % salen preñadas”, dice. (Lea: Razas criollas, en riesgo de extinción y sin plan de emergencia)

Sobre el futuro de las razas criollas colombianas y la convivencia con 3 de ellas en un solo predio, señala: “la visión que tengo de esto no la negocio, no soy comerciante de ganado, soy ganadero y quiero ver mis animales, hacerles seguimiento y con propiedad hablar de ellos”.

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