¿Qué dicen los índices reproductivos en una ganadería, más allá de las metas tradicionales?
PorCONtexto ganadero-29 de Octubre 2024
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Por - 08 de Marzo 2021
Francisco Montoya es un productor colombiano que desde hace muchos está dedicado a esta actividad en el trópico medio, razón que lo lleva a manifestar que Colombia es una potencia lechera que presenta muchas falencias por mejorar.
Como él mismo lo expresa, se considera un heredero de la ganadería por vocación ancestral de sus bisabuelos del trópico alto en la cordillera central antioqueña, quienes eran poseedores de una pequeña lechería de menos de 80 litros de producción diaria. (Lea: Colfe, pequeños productores de leche con ganas de seguir creciendo)
El comienzo de un amor que ha durado toda una vida
Desde inicios de sus años, Montoya asegura que ha estado “obsesionado por el prodigio de que esas vacas ‘Foster’ como las llamaban, no se despeñaran en esas laderas erosionadas y estériles de los andes antioqueños”. Mis padres creían como una religión que el ganado Bos Taurus estaba adaptado a los Alpes Suizos y era visceralmente alérgico al estrés calórico”.
Este “conocimiento” atávico acompañó a Montoya durante muchos años, incluso después de estudiar científicamente los temas de los hemoparásitos, su control y tratamiento efectivo, así como de la supuesta inmunidad de los ganados cebuinos a la piroplamosis transmitida por garrapatas.
En sus mismas palabras, Montoya señala que “algunos años después constaté que los mejores hatos europeos de Bos Taurus pastan a nivel del mar báltico y en las llanuras mediterráneas, lejos de los Alpes Suizos; y en los veranos europeos soportan temperaturas diarias de 40°C sin padecer de estrés calórico”.
El éxito en una vida de aprendizajes
Los años han llevado a este productor a aprender acerca del sector y desmitificar esas historias con las que se formó desde su infancia. Esa experiencia adquirida lo ha llevado a tener éxito en varios procedimientos que han generado beneficios importantes para su negocio.
“El punto de quiebre para alcanzar mi mayor éxito en mi desempeño ganadero fue hace 25 años al conocer dos hatos Holstein puros de increíble calidad para aquella época. El primero en Zarzal en el Valle propiedad del Dr. José Fernando Calad y el segundo en Cali hacienda Paso Ancho”, expone Montoya.
Ambas explotaciones localizadas por debajo de 1000 m.s.n.m en pleno trópico medio. Dentro de estas fincas se encontraban hatos de más de 120 vacas en ordeño totalmente adaptadas al clima y a la altura, razón por la que estaban permanentemente libres de episodios sintomáticos de hemoparásitos, con buena condición corporal y en alta producción.
“Pocos meses después debí viajar a Costa Rica y de regreso a Panamá, muy motivado por los hallazgos en el Valle del cauca y viajando en compañía de importantes ganaderos antiqueños nos hicimos invitar a visitas de algunos hatos en aquellos países donde encontramos lecherías de mayor tamaño donde predominaba el Holstein y Ayrshire que estaban instalados por debajo de 1000 metros de altura totalmente adaptados”, comenta Montoya.
Al regreso de dichos viajes, el productor tomó la difícil pero contundente decisión de vender la totalidad de su veranero hato cebuino para reemplazarlo en los cuatros años siguientes por un hato puro de Holstein y Jersey.
Esos animales “hoy componen mi hato veraneras 350 hembras totalmente adaptadas. En los últimos 15 años no tengo reportes de muertes por enfermedades hemoparásitarias. El hato se encuentra en el trópico medio a 1.150 metros de altura. La alimentación con pasto estrella ha generado que produzca más de 22.000 kg de pasto verde por hectárea/mes con rotaciones cada 17 días, lo que le permite tener más de 8 vacas por hectárea”, menciona Montoya.
El éxito en unas tierras con mucho potencial
El productor colombiano explica que el mérito no es por el buen manejo, sino que todo se debe a la ubicación de las tierras donde día a día trabaja, lo que ha llevado a que hoy pueda considerarse un productor más integral y competitivo.
“El protagonista es el trópico medio por su gran potencial de producir mayor volumen de pasto: por las tierras más planas, con más luz, más fotosíntesis, más fértiles, menos erosionadas. Además los ganados están más confortables, caminan menos pero comen más. Las praderas son más fáciles de evaluar, abonar, regar, dosificar y pastorear con cinta”, detalla Montoya.
Este disciplinado ganadero considera que el trópico medio por su capacidad para producir más volumen de pasto permite más cabezas por hectárea, más litros de leche por área, más eficiencia administrativa y logística y por ende mayor rentabilidad. “Como los neozelandeses, si estamos empoderados con el pasto, podemos diseñar las lecherías más competitivas y rentables desde la buena gerencia. A pesar de la crisis, la lechería colombiana continua siendo una buena opción como negocio, esa es mi apuesta y por ello continuaré creciendo”, añade Montoya. (Lea: Un colombiano dirige la producción de una de las compañías lecheras más grandes de EE. UU.)
La realidad de la lechería colombiana desde el ojo de Montoya
El productor reitera que Colombia es una potencia lechera, pero que no logra exportar ni el 5 % de su producción anual, por lo tanto es un país enlechado al que le sobran 10 millones de litros diarios que no encuentran mercado. Cuando la oferta de leche duplica la demanda, los productores no tienen precios razonables y el gremio entra en una profunda crisis.
“Desde hace décadas conocemos la solución, exportar nuestros excedentes, pero los expertos nos dicen que nuestros precios no son competitivos, ¡vaya paradoja! Por ejemplo, Nueva Zelanda, país subtropical es hoy lejos el país lechero más competitivo del mundo y la razón principal son sus pastizales que cubren el 50 % de la superficie del país y les permite planificar una industria ganadera prospera y rentable” explica detalladamente Montoya.
Sin embargo investigadores nacionales e internacionales han reconocido a Colombia como una despensa alimentaria para el mundo. La posición tropical, la variedad de climas, los fértiles suelos, la hidrografía, el tamaño del país y habitantes con alta vocación ganadera son un potencial indiscutible para liderar internacionalmente la producción y el mercado competitivo de lácteos.
¿Qué le impide al país tener unos lecheros exitosos?
Montoya menciona cinco factores que considera ‘perturbadores’. El primero es que más del 50 % de la producción nacional de leche se realiza con ganados especializados en carne o con vacunos de doble propósito.
El segundo que “los países más competitivos producen leche con ganados especializados en leche, preferiblemente Bos Taurus. Pero en Colombia la cabaña de este género, de excelente calidad, la hemos desplazado al trópico alto, a la zona montañosa entre 1.800 y 3.200 m.s.n.m con laderas de difícil acceso y donde los pastos, por razones climáticas, difícilmente producen 7000 kg de pasto hectárea al mes que no carga más de dos vacas por hectárea”, describe Montoya.
Quien añade que caprichosamente en Colombia se ha despreciado para estos ganados de excelente producción, las tierras más planas, más fértiles del trópico medio que producen entre 10.000 y 25.000 kg de pasto hectárea mes y pueden albergar entre 4 y 10 vacas por hectárea.
El tercer factor que menciona este productor es que el nivel tecnológico de la gran mayora de productores de leche es deprimente, pues es un sector desatendido por el Estado donde hay campesinos que producen menos de 50 litros diarios. Por lo tanto, sus posibilidades de mejoramiento genético o reproductivo son nulas. “Generalmente poseen ganados cebuinos de carne y para sobrevivir le roban a sus crías la leche para venderla. Al final no producen carne rentable y la leche es escasa y de baja calidad”, asegura Montoya.
Como cuarto punto, el productor comenta que la lechería moderna es una industria compleja y exigente, siendo la tecnología la base de la competitividad, razón por la que gerenciarla es un reto importante.
Este productor pone como ejemplo el caso exitoso de Nueva Zelanda, donde su actividad lechera industrial tiene menos de 80 años y fue creada por inmigrantes atraídos por la abundancia de pasto, pero que ha sido diseñada y gerenciada de forma empresarial.
“Nosotros tenemos una ganadería de vocación ancestral con muy baja especialización en carne o leche, originada muchas veces, como refugio de tierras heredadas o de excedentes de capital. La planeación y las buenas prácticas operacionales no son prioridad en muchos proyectos agropecuarios”, señala Montoya.
Finalmente, el productor concluye que “Colombia tiene un alto potencial lechero podemos competir al más alto nivel internacional. Además tenemos un selecto grupo de lecheros especializados y un gremio conocedor de la problemática y estudioso de las soluciones. Contamos con una gran cabaña lechera y una infraestructura edáfica y climatológica para su sostenibilidad. Es necesario movilizar al país político, al sector empresarial y a la opinión nacional para rescatar nuestra riqueza pecuaria en crisis”. (Lea: Los árboles y las vacas ofrecen un camino para Colombia)
En el siguiente enlace puede encontrar los videos de la adaptación de los animales en el predio de Francisco Montoya.
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