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Así ha sido la mejora en las tradiciones moreras de Ginebra

Por - 13 de Febrero 2017


No solo es la tierra donde se alardea por hacer el mejor sancocho de gallina en el Valle del Cauca, también es donde se realiza El ‘Mono Núñez’, uno de los festivales de música andina más importante y representativo del país.   Es una tierra de zonas planas y montañosas, con una altitud mínima de 1.100 y máxima de 3.700 msnm; gracias a la variabilidad de su clima, se cultiva mora en zonas entre los 1.700 y 2.600 msnm.   La mora es una fruta muy apetecida en el mercado nacional, rica en vitamina C, hierro, calcio y fósforo, que sirve para consumir en fresco en postres y bebidas, y en la industria para la preparación de mermeladas, jaleas, refrescos y vinos. Ginebra es sin duda, un lugar donde se cultiva la mora de castilla en mayor cantidad, y aún, algunos moreros siembran materiales con espinas para no perder las tradiciones de toda la vida. (Lea: Sector hortifrutícola de Colombia está inexplorado pero tiene potencial)   En Colombia, la mora es un sistema productivo que se destaca por el volumen de su producción a nivel nacional, es cultivada principalmente por pequeños agricultores, configurándose como la principal actividad económica de las familias productoras.   En el Valle del Cauca, el cultivo de mora es reconocido por el volumen de producción, en el año 2015 alcanzó las 5.058 toneladas de fruta fresca en un área de 839 hectáreas sembradas;el municipio de Ginebra ocupó el segundo puesto departamental por su volumen de producción con 880 toneladas de fruta fresca, y, el primer puesto en área sembrada con 220 ha dedicadas a la producción de mora (Agronet, 2017).   En la vereda Canaima de Ginebra, a 40 minutos del casco urbano por carretera destapada, está la finca de Jhon Jairo Biscué León, predio que lleva el mismo nombre de la vereda. Él, que cultiva mora desde hace más de 20 años como tradición familiar, en casi 2 hectáreas de un poco más de 5 que tiene, en medio del moral recuerda que, desde niño, su papá la cultivaba y le heredó su producción; eso es lo que él comercializa y así sostiene a su familia.   Cuenta que, en esa época, la de su papá, era más fácil porque no tenían que hacer aplicaciones y casi no había enfermedades en el cultivo, “simplemente había que limpiar y podar. Pero como todo evoluciona, el clima ha cambiado y el impacto ambiental también. A uno le toca adaptarse y ahora a los cultivos hay que invertirles más, hay que estar pendientes de las plagas”, comenta Jhon Jairo. (Lea: Conozca los beneficios de las frutas y las verduras según su color)   Cogiendo una mora madura, de color negro o púrpura oscuro, dice que un día lo contactaron y le hablaron sobre un proyecto con la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria, Corpoica, donde se establecía una parcela de mora e iban unos expertos a estudiar qué se podía hacer frente al cambio climático. Y pensó, esa transferencia de tecnología era ‘caída como anillo al dedo’, “no nos podemos quedar estancados, cultivando mora al estilo antiguo, tenemos que ir evolucionando”, dijo.   Él siempre ha estado abierto al cambio y al uso de nuevas tecnologías. Por eso, la propuesta de la parcela le pareció buena y comenzó con cambios drásticos, “tenía los morales enchamizados y culturalmente siempre se ha trabajado así. Comenzamos a trabajarle a dos parcelas, la del proyecto con Corpoica y otra parcela de testigo. Así cambiaron las labores culturales, por ejemplo, hacer más seguido la podas, deshierbas y monitoreos. Al principio, a uno se le hace muy dispendioso porque no se está enseñado a eso”, afirmó entre risas. “Pero uno se va adaptando y va notando la mejoría en el cultivo; inclusive, le dan a uno ganas de replicarlo rápidamente. Me ha parecido muy bueno y es para poner en práctica”, explicó.   Jhon Jairo estaba hablando de la iniciativa del Fondo Adaptación y Corpoica, llamada Modelos de Adaptación y Prevención Agroclimática, MAPA, la cual busca presentar opciones tecnológicas para mejorar la adaptación de la agricultura a la variabilidad y el cambio climático, que en el departamento del Valle del Cauca se ha implementado a través del Centro de Investigación Palmira de Corpoica.   A partir de ello se han adelantado acciones en los sistemas productivos de mora, limón pajarito y melón. (Lea: Así se clasifican las frutas según su tipo de nutrientes)   El productor asevera que "casi de chanfle" mejoró la economía, porque en la parcela demostrativa para actividades de Corpoica hacían un manejo de podas al pie de la letra y en los otros morales no era tan regular; con esa cultura de la poda se empezó a distribuir la cosecha en el año.   “No hay esos picos de cosecha, que si usted podó todo el moral pues cargó al mismo tiempo, no ha habido intervalos de la cosecha y económicamente se ve reflejado porque si tienes un pico de mora muy alto, esta se rebaja a la mitad del precio de producción; en cambio con esa práctica, la que me enseñaron los ingenieros de Corpoica, se ha podido vender la mora a un mejor precio”, aseguró Jhon Jairo.   Su familia se ha vinculado y ha visto el cambio en el cultivo, ellos son muy abiertos a lo nuevo y con muchas ganas de avanzar. Y es que su finca se volvió muy popular, Corpoica instaló una estación meteorológica que arroja datos sobre temperatura, humedad, brillo solar, cantidad de agua que puede caer en un día, un mes o un año y que permite contar con buena información a través de un servidor web vinculado a la estación; esta información les sirve a los productores para tomar mejores decisiones sobre la siembra o cualquier trabajo que se adelanta en la parcela de manera inmediata.   “A los productores de la zona les llama la atención la parcela porque se ve el trabajo que se ha hecho. Cuando van quedan aterrados porque es un moral que tiene más de 8 años y como se ha manejado el cultivo por acá, con este tiempo, sería un moral no rentable y desde hace rato tendríamos que haberlo reemplazado”, resaltó Jhon Jairo. (Lea: Frutas en barra, tan buenas como bajadas del árbol)   De igual manera, en la zona les parece muy bueno el sistema que se está manejando y se han interesado en ponerlo en práctica en sus cultivos.   “Estamos en un sistema en el que la agricultura está volcada hacia las aplicaciones y lo químico. Nosotros siempre lo habíamos hecho así, aplique y aplique. Este trabajo es una invitación a tener en cuenta todo este paquete tecnológico que nos ayuda a tratar de no aplicar tanto químico”, manifestó Jhon Jairo.   El cambio en el mejoramiento al cultivo se ha visto reflejado económicamente, se han obtenido frutos más grandes y con mayor constancia en la producción. “Económico porque se está haciendo un manejo integrado en la mora en cuanto a plagas y enfermedades; lo estamos haciendo de una manera más limpia y combinando productos biológicos con otros de síntesis química permitidos, hemos reducido las aplicaciones, ya no tenemos que hacer uso de tantos plaguicidas que son muy costosos. Ya lo hacemos de manera cultural, a través de podas, deshierbas y recolección de frutos que no deben estar en el cultivo, todo esto hace que no tengamos que hacer tantas aplicaciones”, detalló.   La finca de Jhon Jairo es un lugar de encuentro, allí se hicieron algunos eventos de Corpoica para dar a conocer el trabajo a los demás productores y asistentes técnicos de la zona. (Lea: 9 iniciativas para fructificar el campo colombiano)   Las opciones tecnológicas presentadas por el proyecto MAPA de Corpoica están relacionadas con el manejo integrado de las enfermedades limitantes en el cultivo de la mora, como son la botritis, antracnosis y crespera. Además de la optimización de la fertilización en el cultivo, el tutorado, el manejo integrado de arvenses y una práctica importante como el mejoramiento de la calidad de recolección de frutos maduros.   Todas esas prácticas son evidentemente para bien, compartió Jhon Jairo. “Un día hubo una helada y en la parcela de iniciativa de Corpoica el efecto fue muy bajo, pero en la del testigo fue muy fuerte, prácticamente se perdió toda la cosecha”.   Jhon Jairo, que se levanta muy temprano en la mañana para trabajar en su finca durante toda la semana y los viernes, sagradamente, para recoger el fruto; el sábado, para comercializarlo en la galería de Palmira; y el domingo para el fútbol, la familia y muchas veces también, a seguir trabajando en su moral.   Vive agradecido con Corpoica “por pensar en los pequeños agricultores y en el cambio climático, porque realmente como campesinos estamos vendados ante este tema. Nosotros simplemente manejábamos las cosas con aplicaciones y ahora con la Corporación vamos estando más preparados frente al cambio climático. La región es mora, hay que adaptarse y producir lo mejor posible”, concluyó el oriundo de Ginebra, un lugar de tradición morera.

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