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Por - 13 de Septiembre 2019
Muchos ganaderos olvidan que el suelo es uno de los recursos más importantes de su finca, pues sin este no podría sembrar pastos ni árboles para proporcionar alimento y protección al ganado. No solo debe cuidar el terreno, sino también evaluar la calidad de forma periódica.
Muchos ganaderos olvidan que el suelo es uno de los recursos más importantes de su finca, pues sin este no podría sembrar pastos ni árboles para proporcionar alimento y protección al ganado. No solo debe cuidar el terreno, sino también evaluar la calidad de forma periódica.
Una tarjeta de evaluación contiene información relacionada con aspectos cualitativos y cuantitativos que permiten realizar una valoración general de la dinámica del terreno. (Lea: Mejorar la calidad del suelo puede disminuir calentamiento global)
Antes de proceder a realizar la tarjeta, hay que realizar un diagrama de parcela, luego de un proceso de re observación cualitativa en campo que permita identificar factores como cobertura vegetal (cercas vivas, arvenses), puntos de circulación de agua, zonas de cambio de pendiente, acumulación de sedimentos, caminos y referencias de lotes vecinos.
Una parcela se considera homógenea cuando el área presenta las mismas características en cuanto a esquema de uso del suelo, historia de uso, manejo, paisaje, topografía, entre otros. Se deben hacer observaciones clave al momento del muestreo, detallando características como exposición al viento, inundación, procesos de remoción en masa, etc.
A la hora de hacer la descripción general, es importante mencionar el uso actual de suelo, pues si es agrícola hay que registrar el cultivo que se está desarrollando y las prácticas que se llevan a cabo. (Lea: Así se implementan los policultivos o cultivos asociados en su predio)
Si es de uso ganadero, se deben precisar los aspectos relaciones con estabulación, la relación del número de animales por hectárea, si es sistema silvopastoril o agropastoril. Si es de conservación, forestal o agroforestal, hay que identificar las características del uso respectivo.
En el estado general de la parcela, se deben referenciar aspectos como el vigor de los cultivos o de la vegetación, la presencia de plagas o enfermedades, posibles síntomas de salud o fertilidad del suelo, como la degradación de hojas y frutos, la pérdida de frutos inmaduros, entre otros.
Para hacer esta valoración, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos elaboró una libreta de evaluación consignada en el Libro de Evaluación de Calidad de Suelo de Maryland (1997) que la FAO adoptó para verificar diferentes indicadores físicos, químicos y biológicos.
Cada indicador puede ser evaluado en una escala entre 1 y 10, o simplemente en categorías que comprenden estos valores así: pobre (1, 2 o 3), regular (4, 5 o 6) y buena (7, 8 o 9). (Lea: ¿Sabe usted cuáles los servicios ecosistémicos asociados al suelo?)
Algunos aspectos que se miden en la tarjeta incluyen lombrices de tierra, materia orgánica, textura, raíces, olor, estado de las plantas, pH, compactación superficial o profunda, estabilidad estructural, infiltración profunda, profundidad efectiva, y floruro de sodio (NaF) + fenolftaleína.
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