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Por - 15 de Julio 2014
Una investigación de la Universidad Nacional, con sede en Palmira, indica que estos productos disminuyen los costos de producción; sin embargo, para Asoporcicultores la iniciativa obliga a que los productores tengan a los animales más tiempo en las granjas.
Una investigación de la Universidad Nacional, con sede en Palmira, indica que estos productos disminuyen los costos de producción; sin embargo, para Asoporcicultores la iniciativa obliga a que los productores tengan a los animales más tiempo en las granjas.
De acuerdo con una investigación realizada por Jenny Patricia Guerrero, magíster en Producción animal de la Universidad Nacional con sede en Palmira, ciertas mezclas de leguminosas resultan una buena opción alimentaria para suplir las necesidades de la porcicultura. Según la experta, el uso de estas es muy benéfico por su alto valor nutritivo, sus buenas condiciones de sabor, textura y olor.
Usualmente, la alimentación de cerdos se basa en concentrados cuyas materias primas representan precios elevados, debido a que gran parte de ellas, como la torta de soya, son importadas, aspecto que aumenta los costos de producción y, a su vez, los precios de la carne. (Lea: Grano de caupí, ¿sustituto rentable en dieta de porcinos y bovinos?)
Actualmente, científicos y productores están interesados en incluir alternativas proteicas en las raciones para sus animales, con el propósito de disminuir los altos costos de producción, que alcanzan el 74,7 % del total, e incrementar su comportamiento productivo y reproductivo.
De acuerdo con Guerrero, las leguminosas son clave en la búsqueda de alternativas de alimentación más económicas y rentables que sustituyan parcialmente el uso de concentrados comerciales y la utilización de materias primas.
En tal sentido, la experta encaminó un proyecto dirigido por la doctora Siriwan Martens y codirigido por la docente Luz Stella Muñoz, para caracterizar las comunidades bacterianas presentes en los ensilajes de forrajes tropicales de plantas como Caupí (Vigna unguiculata), Canavalia brasiliensis y la conocida Batata (Ipomoea batata), mediante técnicas moleculares. Asimismo, buscaba relacionar los microorganismos presentes con la calidad y el valor nutritivo.
“Los ensilajes son generados por procesos microbiológicos. De ahí que el éxito dependa de una cantidad suficiente de bacterias ácido-lácticas (homofermentativas y heterofermentativas) y del contenido de carbohidratos hidrosolubles”, dice la investigadora. (Lea: Informe especial: Colombia, uno de los países con insumos más costosos)
En el resultado de este estudio, se encontraron 11 bacterias desconocidas y 6 como referencia: Rhizobuim trifolii, Flavobacterium johnsoniae, Burkholderia glumae, Lactobacillus brevis, Lactobacillus plantarum y Agrobacterium tumefaciens.
Guerrero asegura que la mayor digestibilidad de los ensilajes in vitro en cerdos fue para la planta Ipomoea batata, pues posee menos lignina, un polímero que limita la digestión de la fibra y la proteína. La alianza Vigna-Ipomoea (grupo I), seguida por Canavalia-Ipomoea confirmó que las leguminosas poseen menor cantidad del polímero que los forrajes, por ende son más digeribles en los animales.
“Se puede afirmar que la inclusión de Ipomoea mejoró la calidad de los forrajes tropicales (Vigna unguiculata, Canavalia brasiliensis), principalmente por el aporte de carbohidratos solubles, lo que favoreció el aumento de la población bacteriana, el descenso del pH y unas buenas características organolépticas”, concluye la docente.
Sin embargo, para José Fernando Naranjo, director de Área Técnica de la Asociación Colombiana de Porcicultores, Asoporcicultores, el uso de leguminosas puede ser relativo para cada productor, sea grande o pequeño. (Lea: Los insectos de hoy, ¿la comida de mañana?)
“Los productores que hacen uso de este tipo de alimentos lo hacen porque tienen una producción pequeña y usan esto como fuente complementaria. Por eso lo importante es el balance nutricional porque los animales tienen necesidades de proteínas, aminoácidos, entre otros. Pero en una granja tecnificada no se va a usar ese mismo tipo de alimentación, les va a quedar más fácil usar concentrado. Es decir, si se usan leguminosas con el fin de bajar los costos de producción, sin descuidar la alimentación, no va a tener el resultado que se busca porque el animal seguirá más tiempo en la granja y no sale más rápido al mercado”, indicó el funcionario del gremio porcícola.
De acuerdo con Naranjo, si un porcicultor usa leguminosas se puede tardar en sacar al animal al mercado 220 días, en promedio, pero si alimenta al cerdo con concentrado, el resultado es de 160 días, teniendo en cuenta que en ambos casos se busca llegar a los 100 kilos.
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