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Ofensiva de Trump contra inmigración preocupa a los agricultores

Por - 28 de Febrero 2017

Las medidas del presidente, Donald Trump, contra los inmigrantes clandestinos preocupan a los agricultores estadounidenses, que recurren mayoritariamente a mano de obra extranjera, más proclive a aceptar salarios bajos.


Las medidas del presidente, Donald Trump, contra los inmigrantes clandestinos preocupan a los agricultores estadounidenses, que recurren mayoritariamente a mano de obra extranjera, más proclive a aceptar salarios bajos.   "No se puede encontrar gente del lugar que quiera ensuciarse las manos y ordeñar vacas", declara a la AFP Eric Ooms, al frente de una explotación de 450 vacas lecheras en Valatie, a 2 horas de ruta al norte de Nueva York.   En una región con una tasa de desempleo del 4 %, el salario de USD10,50 la hora que ofrece no seduce a los estadounidenses.   Para hacer funcionar su establecimiento, emplea, además de a 5 miembros de su familia, a un inmigrante mexicano desde hace un año. (Lea: EE.UU.: llevar trabajadores foráneos al campo, una espada de doble filo)   Al igual que Ooms, el sector agrícola estadounidense depende en buena medida de la mano de obra barata de los inmigrantes, que le permite reducir los costes de producción.   Alrededor del 70 % del millón de asalariados del sector agrícola nacieron en el extranjero, la gran mayoría en México.   Inmigrantes ilegales   Asimismo, reconoce la mayor asociación estadounidense de agricultores, la AFB, más de la mitad de los trabajadores del sector está en la ilegalidad.   Las declaraciones de Trump contra la inmigración ilegal son percibidas como una amenaza para un modelo económico basado en la mano de obra barata.   Los representantes de los agricultores, sin embargo, no quieren enfrentarse abiertamente a Trump.   "La creciente retórica sobre la aplicación de las normas migratorias es problemática, pero nuestro papel es explicar al país por qué esos trabajadores siguen siendo indispensables para garantizar el suministro de alimentos", explica Kristi Boswell, encargado de asuntos migratorios en la AFB. (Lea: Como en Latinoamérica, en Nueva York miles de recicladores viven de la basura)   Experta en hacer 'lobby' ante los legisladores, la AFB pone de relieve los inconvenientes de una medida unilateral que se limite a expulsar a los trabajadores ilegales.   Apoyada en varios estudios, la organización anuncia una desastrosa caída de los ingresos agrícolas de entre el 15 y 29 %, un derrumbe de la producción de frutas de entre el 30 y 60 % y, sobre todo, un aumento de los precios al consumo de los productos agrícolas de aproximadamente un 5 %.   Horticultores en primera línea   Aunque las dificultades para acceder a esa reserva de trabajadores baratos afectará a todo el sector, el impacto sería particularmente fuerte en los cultivos intensivos de frutas y legumbres, subsector en el que la mano de obra extranjera supera el 40 % del total.   Así, los horticultores y fruticultores de California están en primera línea: son ellos los que emplean a la mayoría de inmigrantes y sus precios son los más sensibles al coste de la mano de obra.   Por su lado, la Federación Nacional de Productores de Leche pronosticó en 2015 una duplicación de los precios de consumo de la leche por la ausencia de trabajadores extranjeros que, según esta, son responsables del 80% de la producción láctea de Estados Unidos.   Ante los centenares de miles de trabajadores sin papeles, la inmigración legal representa apenas una gota de agua. (Lea: EE.UU. lanza aplicación en español sobre desastres naturales)   El sistema de visados H2-A, que supuestamente satisface las necesidades de las empresas agrícolas, no es suficiente: en 2013 apenas se otorgaron 71.000 visados de ese tipo, según un informe del Congreso.   Este procedimiento exige al empleador que se haga cargo del traslado y el alojamiento de los trabajadores extranjeros y es objeto de críticas por su falta de flexibilidad al imponer a veces unos plazos que los cultivos no están en condiciones de aguardar.   Los representantes de los agricultores esperan aprovechar el debate iniciado por Trump sobre la inmigración para que se escuchen sus reivindicaciones de reformas para tener acceso a mano de obra legal.   A la espera de que eso ocurra, Eric Ooms ha comprado robots para automatizar el ordeño de sus vacas. Una inversión de más de un millón de dólares que le permitirá atenuar una eventual penuria de mano de obra.

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