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Por - 20 de Noviembre 2013
Los gigantes tecnológicos seguirán invirtiendo millones en 2014 para enfrentar con argumentos suficientes el reto de alimentar a una población creciente y el respeto por el medio ambiente.
Los gigantes tecnológicos seguirán invirtiendo millones en 2014 para enfrentar con argumentos suficientes el reto de alimentar a una población creciente y el respeto por el medio ambiente.
La agricultura, concebida durante décadas como una labor artesanal, ha dejado de serlo hace un buen tiempo para convertirse en una actividad global en la que deben integrarse la sostenibilidad ambiental, económica y social para lograr alimentar a una población cada vez mayor, que según la FAO, para 2050 será de 9.200 millones de personas.
Para los CEO del mundo tecnológico, este enorme reto solo es posible incorporando tecnologías de punta. Por eso, en los países desarrollados está cada vez más extendido el uso de soluciones tecnológicas para lograr una agricultura sostenible que lleve a la máxima eficiencia en el uso de recursos naturales (agua, suelo, energía, fertilizantes) y que, además, ofrezca un ahorro de costes. Multinacionales como Syngenta, de origen norteamericano y con capital suizo, especializada en el tema de semillas acaba de anunciar que en 2014 invertirá cerca de USD$1.850 millones en desarrollos tecnológicos para el agro.
De hecho, esta misma compañía llevó a cabo a finales de 2012 una investigación que asegura que las mejoras aplicadas en las semillas y en las prácticas agropecuarias permiten que los rendimientos de los cultivos se multipliquen. En 1950, una hectárea daba de comer a dos personas, en 2005 era capaz de hacerlo con más de cuatro y se estima que para 2030 esa misma extensión de tierra alimente a cinco individuos. (Lea: 'iGranja', el concepto al que le apuestan los gigantes tecnológicos)
“Las nuevas tecnologías permiten cultivar cada terreno en función de sus necesidades de fertilizantes, agua y fitosanitarios, y además lograr un ahorro de costos importante. Se trata, en suma, de duplicar el rendimiento sin multiplicar el uso de recursos”, dijeron voceros del portal de noticias ABC, de España, durante una entrevista.
Este ahorro operacional es producto de avances como la tecnología de GPS que ayuda a los agricultores a moverse con toda precisión por un terreno. El sistema de autoguiado proporciona numerosas ventajas como la de ahorro de insumos. Reducen el número de zonas solapadas en las diversas pasadas entre un 8 y un 12%, con el consiguiente ahorro de gasolina.
Una labor minuciosa
Estos avances tecnológicos han permitido desarrollar la agricultura de precisión, que busca una mayor eficiencia en el cultivo mediante la gestión agrícola. Esta técnica combina una administración eficiente con la rentabilidad de las explotaciones. No solo emplea el guiado automático, sino que ofrece un amplio abanico de aplicaciones tan variadas como la documentación, capaz de reflejar en un mapa las diferencias de producción de unas zonas a otras para en años sucesivos aplicar únicamente las cantidades necesarias de fertilizantes.
John Deere ha desarrollado el sistema de telemetría JDLink, capaz de controlar las operaciones de toda una flota de maquinaria, registrando desde la posición de la máquina hasta los consumos a lo largo de la jornada. En ganadería, con el sistema HarvestLab se obtiene la concentración de azúcares, proteína y fibra que contiene una muestra de forraje a la vez que se recolecta, con lo que los ganaderos pueden ajustar en tiempo real los contenidos aplicados en las raciones diarias. (Lea: Los desarrolladores de software le apuestan a las petroleras y el agro)
Con el fin de rentabilizar al máximo una parcela, se llevan a cabo estudios sobre el terreno en los que se recogen una serie de datos con los cuales se alimenta un software que se incorpora a tractores y sembradoras, lo cual adapta la actividad cotidiana tanto a la densidad del cultivo como la profundidad del mismo, según las características del terreno.
La estratégica labor fitosanitaria
A su vez, buena parte de los tratamientos fitosanitarios van hoy en día incorporados en la semilla, lo que obliga a llevar a cabo menos tratamientos aéreos, con el consiguiente beneficio medioambiental, ya que la cantidad empleada es muy inferior.
Según el director de operaciones para Iberia de Pioner Hi-Bred, Alberto Ojembarrena, este sistema aplicado al tratamiento de semillas emplea, por ejemplo, 85 gramos de insecticida por hectárea para una siembra de 25 kilos de semillas. Para esta misma superficie un tratamiento de pulverización emplearía 2,5 kilos si la semilla no estuviera tratada.
En este sentido, Monsanto, que acaba de anunciar una inversión de USD$1.517 millones en 2014, ha logrado incorporar a las semillas una serie de moléculas existentes en la naturaleza e incorporarlas a modo de herbicida y fungicida. Este sistema ayudará a optimizar también la eficiencia del producto con dosis muy bajas a fin de evitar resistencias.
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