Así se va a comportar el clima en diciembre: tres regiones de Colombia bajo alerta
PorCONtexto ganadero-21 de Noviembre 2024
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Por - 10 de Febrero 2020
En el trimestre febrero-abril la temperatura media se presentará por encima de lo normal en gran parte del territorio nacional, según la mayoría de los modelos internacionales de predicción climática.
En el trimestre febrero-abril la temperatura media se presentará por encima de lo normal en gran parte del territorio nacional, según la mayoría de los modelos internacionales de predicción climática.
Según el boletín agroclimático de Agrosavia, frente a la temperatura máxima media, existe una probabilidad entre el 45 y 60 % de que las anomalías se presenten entre +0.5°C y +1.0°C para Cundinamarca y Boyacá. (Lea: Temporada seca seguirá en el país a pesar de algunas lluvias: Ideam)
En cuanto a la temperatura mínima media, algunos modelos prevén durante febrero entre normal (promedio para el mes) y por debajo de lo normal en zonas puntuales del altiplano Cundiboyacense con una probabilidad del orden del 45 al 50 %. Esto quiere decir que, en algunos días, la temperatura descenderá tanto que podría dañar los tejidos vegetales de las plantas, y ocasionar perdidas en cultivos.
La mayoría de los modelos tanto nacionales como internacionales predicen que habrá una mayor probabilidad, del orden del 60%, de que las precipitaciones se presenten por debajo de lo normal en gran parte del territorio colombiano. (Lea: CAR pide tomar medidas para prevenir desabastecimiento hídrico)
Para la zona del altiplano Cundiboyacense en febrero se esperan lluvias por debajo del promedio con reducciones entre el 10 y 20%.
El promedio normal de temperatura mínima media para febrero presenta valores por debajo de 8 °C en la sabana de Bogotá.
También indica el Boletín que se espera que entre el 5 y 14 de febrero se presente una condición nubosa por debajo de los valores normales favoreciendo la reducción de lluvias especialmente en la primera quincena del mes. De otro lado entre los días 18 y 27 se puedan favorecer eventos de precipitación. (Lea: Heladas arrecian esta semana en Cundinamarca)
Agrosavia presentó unas recomendaciones generales de manejo de los cultivos para condiciones de baja disponibilidad de agua como las que se esperan.
En lotes en etapa vegetativa temprana, es preciso hacer riegos frecuentes debido a que la alta radiación, altas temperaturas y fuertes vientos producen evaporación acelerada del agua en el suelo, provocando estrés hídrico y retraso en el crecimiento de las plantas.
Para el caso específico del cultivo de papa, con el fin de optimizar el rendimiento, generalmente no se debe agotar el agua disponible total del suelo más allá del 30 al 50 %. El déficit hídrico en las primeras etapas, durante la formación de estolones, la brotación de tubérculos y después de la misma, tiene los efectos más adversos en el rendimiento final. (Lea: ¿Qué hacer en los cultivos para reducir el impacto de las heladas?)
Manejo de arvenses y “rastrojos” para la retención de humedad en el suelo. Se recomienda no dejar el suelo despejado ya que esto favorece la pérdida de agua por evaporación.
Es necesario realizar mantenimiento a los canales primarios y secundarios para que haya una mejor distribución de agua.
De ser posible, construir estructuras de almacenamiento de agua como pozos, cauces o embalses de uso múltiple o represas. (Lea: Aplique estas estrategias para conservar agua en el intenso verano)
Frente al manejo de plagas y enfermedades se debe realizar monitoreo de plagas, teniendo en cuenta que las más frecuentes bajo condiciones secas son los “chupadores de savia” pulgones, mosca blanca y trips. Además de posibles apariciones de enfermedades como pudrición en raíz, fusarium y sclerotium.
Realizar aplicación foliares preventiva con fungicidas de contacto a base de azufre o cualquier otro producto específico multi sitio.
Si se evidencia presencia de insectos chupadores que afectan principalmente tejido nuevo, se recomienda aplicar fertilizantes foliares + fungicidas e insecticidas.
Para mitigar las heladas, Agrosavia recomienda que cuando se aplica riego en una zona, se puede realizar a través de dos formas: una de contacto en la superficie del suelo, que busca humedecerlo para mejorar el almacenamiento de calor en su interior y así evitar un descenso abrupto de la temperatura y; uno de aspersión que se utiliza para evitar la deshidratación de la hoja a causa del congelamiento producido por la helada, ya que al aplicar la lámina encima de la hoja, ayuda a que el calor latente liberado del congelamiento del agua, evite el descenso de la temperatura en la hoja. (Lea: Es posible mitigar las heladas con agroecología)
Para máxima protección el riego se debe realizar sobre el follaje, garantizando que se cubra la planta con agua completamente. Si es necesario, disponer de elevadores para lograr este objetivo.
El sistema debe funcionar continuamente sin interrupciones durante el evento. Se recomienda activar el sistema cuando se empiecen a registrar temperaturas entre 2 a 4°C.
Se debe disponer de la capacidad de bombeo y operarios suficientes para realizar la actividad del riego simultáneamente en todos los lotes. Para ello se debe contar con sistemas de riego fijos, es decir evitar al máximo la rotación.
La uniformidad del riego para control de heladas debe ser mayor que la del riego convencional, por tanto, se recomienda disminuir el espaciamiento entre aspersores lo máximo posible. (Lea: ¿Cómo está Colombia en materia de riego?)
Disminuir el tamaño de la gota y acelerar el giro del aspersor, esto se puede inducir aumentando las revoluciones de la motobomba generando una elevación de la presión del sistema. Las presiones deben estar entre los 3 y 4 bar o (43.5 a 58 psi). Sin embargo, es importante aclarar que en el mercado existen aspersores diseñados para propósitos de control de heladas y riego convencional (multipropósitos) que garantizan un tamaño de la gota (con boquillas especificas) y rotación del aspersor adecuados que no requieren de manipulación de la motobomba para lograr estas condiciones.
La labranza convencional o “volteo del suelo” debe evitarse durante periodos de heladas ya que crea espacios de aire en él. El aire es un pobre conductor del calor y tiene un calor específico bajo, por ello los suelos, con más espacios de aire más grandes, tienden a transferir y a almacenar menos el calor. Si se labra un suelo, para mejorar la transferencia y el almacenamiento del calor, hay que compactarlo adecuadamente y regarlo.
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