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Por - 07 de Mayo 2020
Si bien el abastecimiento de alimentos se ha mantenido durante la pandemia, existe una preocupación sobre los posibles choques que esta situación podría generar, según el más reciente análisis del Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural.
Si bien el abastecimiento de alimentos se ha mantenido durante la pandemia, existe una preocupación sobre los posibles choques que esta situación podría generar, según el más reciente análisis del Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural.
El abastecimiento de alimentos es uno de los puntos que requieren ser tenidos en cuenta y ser sujeto de intervenciones y modificaciones, si así fuese requerido para mantener las condiciones básicas de las sociedades. “Este escenario es altamente dinámico, y, es posible, que impactos en los diferentes eslabones de la cadena se observarán con más claridad en los próximos meses”.
Independientemente de circunstancias particulares e idiosincráticas, la mayor amenaza sobre la demanda por productos alimenticios en América Latina –juzgando por los tres países analizados: Colombia, Chile y México– podría ser la pérdida de ingresos, tanto de la clase trabajadora por el incremento grande del desempleo, que ya se evidencia, como del sector informal en el continente, que es muy significativo en el mundo laboral, y que pierde oportunidades operativas con el cierre indeterminado de las economías
La pérdida de la capacidad de consumo en 2020 puede ser interna y externa, con un efecto muy serio en el comercio internacional para los países suramericanos que son exportadores de alimentos, que podrían ver disminuida la demanda por esos bienes, provocando efectos indeseados en el mercado interno de los países.
También se pueden presentar problemas en la oferta futura de alimentos por cambios en las decisiones de siembra dadas las restricciones de movilidad de las personas, así como problemas para la recolección de la cosecha.
De acuerdo con el informe, en Colombia el abastecimiento de alimentos en los centros mayoristas fue normal hasta mediados de abril, incluyendo la Semana Santa, aun cuando la Central de Abastos de Bogotá estuvo cerrada dos días. De hecho, hubo un leve aumento de la oferta interna y también de las importaciones.
“Los precios de los alimentos en Colombia crecieron un 2,21 %, lo que se asocia al incremento de la inflación durante el mes de marzo, como resultado de la caída vertical del precio del petróleo. Frutas frescas, arroz, hortalizas, papas, plátanos y cebolla, fueron algunas de las subclases que mayores incrementos de precio presentaron durante el mes. Con esto, los alimentos acumulan una variación de precios anual del 7,19 %”, señala el documento. (Lea: Agrosavia y sus aliados aportan al abastecimiento nacional)
Estos aumentos se producen justo después de los efectos de severas heladas en la zona central del país, lo suficientemente fuertes como para disminuir la disponibilidad y la calidad de algunas frutas de clima frío. Eso podría explicar algunas fluctuaciones intermensuales de la oferta en 2020. En esa misma dirección se dan los efectos de la devaluación del peso colombiano que se reflejan, entre otros sectores de la economía, en los precios de los alimentos.
Sobre la demanda de productos agropecuarios, el análisis señala que en Colombia es altamente probable que la parálisis de la vida social y económica conlleve una disminución fuerte del consumo, especialmente de bienes no indispensables y de servicios, que afectaría sustantivamente el turismo y el consumo de alimentos fuera de la casa. Esta situación aún no se refleja en los precios por el crecimiento de la inflación, pero si en las dificultades de mantener los canales de comercialización tradicionales.
Según el índice de precios al productor, en marzo los sectores de industria (5,97 %), y agricultura, ganadería y pesca (12,30 %) presentaron variaciones superiores a la media nacional. “Adicionalmente, se conoce un aspecto no documentado que se refiere a la posibilidad de acciones especulativas y de acaparamiento en el mercado. Esto sería adicional, y consecuente con el incremento de precios”. (Lea: Industria garantiza abastecimiento de insumos para la nutrición de cultivos)
Sin embargo, con el pasar de los días se empiezan a percibir señales –aún sin estadísticas oficiales– que, aunque pueden ser puntuales e idiosincráticas, también podrían tomarse como dificultades para mantener flujos de abastecimiento y, por su efecto, solvencia y liquidez de algunos productores de alimentos, señala el informe.
En Chile, las ferias libres, que representan el canal de distribución principal para la inmensa mayoría de chilenos, se han visto parcialmente afectadas por las medidas tomadas. Según reportes de la Confederación Gremial Nacional de Organizaciones de Ferias Libres, Pesas y Afines (ASOF), el 80% de las 1114 ferias libres funcionan con normalidad y el 20% de ellas han presentado alteraciones en su servicio.
Según la Asociación de Municipios de Chile, los precios en los supermercados llegan a ser hasta tres veces los productos de la feria. Aunque por el momento no se registran alzas sistemáticas en los precios de los principales productos alimenticios en los supermercados, esta relación podría aumentar en caso de clausura de ferias, afectando la seguridad alimentaria de numerosas familias. (Lea: En Chile piden no cerrar las plazas de mercado)
De otro lado, en un mediano-largo plazo, las principales asociaciones de productores y ganaderos, así como las principales instituciones públicas relevantes, no informan de una disrupción en los trabajos agropecuarios a causa de la actual crisis. No obstante, la actual situación de sequía histórica por la que pasa Chile sí amenaza la producción tanto agrícola como pecuaria e impide su crecimiento al ritmo de los últimos años.
En México, el documento señala que, aunque no se cuenta con datos oficiales sobre la oferta de alimentos en las semanas de cuarentena, personas y autoridades coinciden en asegurar que el abastecimiento se ha mantenido entre los rangos de normalidad para la época del año y que, a la Central de abastecimiento de Ciudad de México, siguen llegando cada día cerca de 45 mil toneladas de frutas, verduras, carnes y abarrotes para abastecer los mercados del área metropolitana, donde viven unas 20 millones de personas.
En lo que respecta al precio de algunos alimentos, el huevo registra una subida en el precio de un 29 % respecto al año pasado y la pechuga de pollo vale un 12.7 % más, como consecuencia de un brote de gripe aviar. El azúcar ha sufrido problemas con una pronunciada sequía en 2019 en los cañaverales de los principales estados productores, como San Luis Potosí, Veracruz, Campeche y Oaxaca. Por esta circunstancia, la producción se ha recortado hasta el momento un 17.4 % respecto al mismo periodo del año pasado y su precio se ha elevado un 8.4% entre el 30 de marzo y el 8 de abril en los mercados mayoristas. (Lea: En México, producción de leche ha disminuido a niveles alarmantes)
El documento presenta algunas recomendaciones para mantener el equilibro durante esta temporada. Una de ellas es la importancia de fortalecer los protocolos de sanidad para que los centros de almacenamiento de alimentos cumplan con las condiciones exigidas. Así mismo, sugiere proveer de apoyo logístico y de almacenamiento para evitar que los costos de transporte incrementen los precios de los alimentos, y los precios al productor se reduzcan.
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