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Por - 27 de Enero 2014
Con este dispositivo sería posible detectar casi al instante el deterioro de cualquier alimento cuantificando las variables generadas por la degradación. Todo esto, sin necesidad de abrir el envase y a través de rayos infrarrojos.
Con este dispositivo sería posible detectar casi al instante el deterioro de cualquier alimento cuantificando las variables generadas por la degradación. Todo esto, sin necesidad de abrir el envase y a través de rayos infrarrojos.
Gracias a un proyecto de investigación que surgió en Bélgica y recibirá apoyo por parte de EE.UU., la empresa ChechPack desarrollará un dispositivo que funciona de manera similar a los lectores que tienen los supermercados para registrar los productos en el momento del pago.
Este sensor óptico permite detectar el deterioro de los alimentos y la idea es instalarlo dentro de cada empaque con el objetivo de analizar la concentración de diferentes compuestos presentes en los alimentos, de naturaleza volátil y generados por la degradación. (Lea: Con nanotecnología se garantizará la seguridad alimentaria)
“El envasado se ha convertido en un elemento muy importante, protege los productos, mejoran la manipulación en la cadena de suministros, brindan comodidad, pero es necesario dotarles de mayor funcionalidad y convertirlos en envases inteligentes capaces de informar en tiempo real sobre la calidad del producto o la integridad del propio envasado”, señalan voceros que hacen parte del proyecto.
A través de este dispositivo, que con seguridad llevará el nombre de sensor alimentario CheckPack, será posible medir continuamente el estado y la calidad del alimento desde que se procede a su envasado, pasando por su almacenamiento y su puesta a la venta en las estanterías de los supermercados. “De este modo se podrá desechar el producto alimenticio envasado en cualquier momento de la cadena de suministro cuando sea inaceptable para su consumo”, le dijeron los investigadores al portal de noticias AgroMeat.
El proyecto para desarrollar un sensor óptico para controlar la calidad de los alimentos se inició a finales del año pasado y tendrá una duración de cuatro años. Inicialmente se centrará en los envases de carnes y pescados con atmósferas modificadas, cuando el sensor óptico de calidad sea efectivo y funcional con estos alimentos, en una segunda fase se trabajará con los envasados de frutas y verduras, productos de panadería y bollería etc., la idea es poder desarrollar un sensor que pueda controlar la calidad de cualquier producto alimenticio. (Lea: Las nuevas tecnologías, grandes aliadas de la seguridad alimentaria)
Los expertos se centrarán primero en carnes y pescados por ser productos muy importantes y perecederos, la mayoría de estos alimentos se envasan en atmósferas modificadas y uno de sus principales inconvenientes, es el hecho de que la evaluación de la calidad sensorial, microbiológica o química, no se puede realizar a menos que no se abra el envase.
¿Cómo funciona? Cuando los compuestos volátiles interactúen con los materiales de recubrimiento, se producirá un cambio en el índice de refracción de dichos materiales, este cambio podrá ser detectado mediante infrarrojos dirigidos con un aparato similar al escáner de códigos de barra. El cambio del índice de refracción provocará un cambio en la longitud de onda de los infrarrojos, que se traducirá en información detallada sobre los compuestos volátiles usando el modelo matemático antes indicado y que se desarrollará paralelamente al sensor.
Los desafíos de la seguridad alimentaria
Para José Graziano Da Silva, director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO, algunas regiones del mundo como América Latina deben superar la paradoja de ser exportadores netosde alimentos y posiblemente una despensa mundial de productos y al mismo tiempo que 50 millones de sus ciudadanos superen la desnutrición. Algo que solo a través de la adopción de nuevas tecnologías sería posible. (Lea: FAO destaca compromiso en pro de la seguridad alimentaria)
“Tanto el cambio climático como la seguridad alimentaria exigen cambios significativos hacia patrones más sostenibles y tecnificados de producción y de consumo. Para enfrentar dicho problema, necesitamos abordarlo desde el ámbito social, económico y productivo. Es fundamental mejorar el acceso de la población más vulnerable: su acceso a mejores empleos e ingresos, tecnología y oportunidades.”, señaló Graziano Da Silva en un comunicado.
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