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Por - 07 de Enero 2015
Por medio de un estudio molecular, investigadores de la U.N. Sede Palmira realizaron un aporte metodológico para revalidar datos históricos y redefinir grupos raciales en pro de la conservación de las 23 razas de maíces criollos del país.
Por medio de un estudio molecular, investigadores de la U.N. Sede Palmira realizaron un aporte metodológico para revalidar datos históricos y redefinir grupos raciales en pro de la conservación de las 23 razas de maíces criollos del país.
El Grupo de Investigación en Recursos Fitogenéticos Neotropicales (GIRFIN) de la U.N. Sede Palmira agrupó dichas razas en tres categorías, de acuerdo con su probable origen. (Lea: Las visiones para el cultivo de maíz colombiano en 2015)
No obstante, los expertos del grupo aseguran que factores como el cambio de uso del suelo en función del mercado, migraciones de población derivadas de fenómenos sociales y naturales, así como eventos relacionados con los procesos evolutivos propios de diferentes especies (mutaciones o hibridación con materiales mejorados) ocasionaron una redistribución geográfica o la pérdida de variación de la diversidad genética.
Por ello, se dieron a la tarea de estudiar la diversidad genética del maíz criollo colombiano, a través de una técnica molecular que parte de una región genómica de alto polimorfismo. Además buscaron revalidar la información de los grupos raciales propuestos por el investigador que las reconoció.
“Exploramos en forma preliminar la diversidad genética de las 23 razas de maíz criollo e indígena descritas; asimismo evaluamos 28 cebadores nucleares y cloroplásticos. De estos, 14 se amplificaron en la reacción en cadena de la polimerasa (PCR) y fueron enviados para secuenciar a Macrogen Inc. (Corea)”, explica la profesora Creuci María Caetano. (Lea: Fenalce quiere aumentar siembra de cereales con apoyo del Gobierno en 2015)
El estudio incluyó también el análisis de secuencias, por medio del cual revalidaron y confrontaron los grupos raciales, obteniendo así tres razas primitivas, siete razas probablemente introducidas y 13 razas híbridas colombianas.
“El análisis entre grupos raciales mostró similitudes y diferencias de acuerdo con los estudios realizados en 1957, mediante caracterización morfológica, y en 2010, con la estrategia Ward-MLM. Sin embargo, se conservan los tres grupos raciales colombianos identificados a mediados del siglo pasado, aunque con variaciones entre las razas que los conforman”, asegura la docente en el estudio.
Según la evaluación realizada a nivel de marcadores moleculares, AtpB-1–RbcL-1, de origen cloroplástico, presentó eficiencia en la identificación a nivel de grupos raciales y demostró ser un potente marcador para futuros trabajos en diversidad genética para maíz. (Lea: Productores de maíz y fríjol en Huila crearán su propia marca)
“En general, con este estudio, podemos decir que se hizo un aporte metodológico para revalidar datos históricos y redefinir grupos raciales en pro de la
conservación de las 23 razas de maíces criollos del país”, concluye la docente.
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