Aceites del Magdalena Medio, una empresa de pequeños y medianos productores

Aunque el gobierno del presidente Gustavo Petro ha estigmatizado algunos sectores de la producción agropecuaria como la ganadería, el arroz o la palma, entre otros, se ha demostrado que en ellos participan y se benefician pequeños y medianos productores.

Es el caso de Aceites del Magdalena Medio, una planta extractora de la que son dueños pequeños y medianos cultivadores de palma de aceite que decidieron invertir recursos para darle valor agregado a la producción y hoy día ya ven los resultados.

Al frente de la empresa está Juan Carlos Pérez, quien en diálogo con CONtexto ganadero indicó que la compañía lleva cuatro años funcionando y apoya a 800 familias directamente, que tienen sus cultivos bajo un modelo de palma campesina que se ha desarrollado de diez hectáreas por familia. (Lea en CONtexto ganadero: Palma y ganadería, una combinación ganadora)

Aunque la planta tiene cuatro años, el proyecto de palma inició hace 24 años, en el año 2000 con el padre Francisco de Roux, que fue la persona que apoyó todos estos procesos en los inicios, desde el programa de desarrollo y paz.

“Empezamos a sembrar el modelo de palma campesina, y luego vimos una oportunidad de crear esta planta extractora con una tecnología totalmente diferente a lo que se viene desarrollando en el país, amigable con el medio ambiente, y nos gustó porque es un proceso que es muy compacto la tasa de extracción se mejora y al final del proceso estamos evitando botar el aceite que va en el agua”, dijo Páez.

Con el gremio

La alianza que se creó entre Fundepalma, que es la organización de los productores, Aceites del Magdalena Medio y Cenipalma, ha permitido hacer un acompañamiento a los agricultores. Antes de tener la planta se hacían alianzas para prestar la asistencia técnica.

“Venimos trabajando hace ya más de siete años donde la ventaja de estar nosotros acá en el territorio cerca al centro La Vizcaína (centro experimental de Cenipalma) es que nos favorece las investigaciones, las transferencias, todo esto lo hacemos de la mano con los extensionistas que tienen acá y para nosotros es una fortaleza porque nos ayuda a desarrollar toda la investigación que se hace allá, a transferirla y la llevamos directamente al agricultor quien es el que la necesita”, indicó.

Eso al final se traduce en cantidad de fruta producida por finca que se mide en toneladas, esa es la ventaja de estar trabajando a la mano con Cenipalma. (Lea en CONtexto ganadero: Productores le apuestan a la certificación de Aceite de Palma Sostenible)

Esta es una planta que arrancó con diez toneladas por hora y ya va en 20 t/hora. Además, están desarrollando un proyecto para la extracción del aceite rojo y el proyecto de palmistería que tiene la capacidad de transformar lo que sale de la planta. Al final, cierran el ciclo con la cogeneración de energía. Así pues, están diseñando una planta con la cual se va a cogenerar 600 kilovatios, de los cuales la planta necesita entre 480 a 520 kilovatios y el resto lo devuelven a la red pública.

Asimismo, están implementando la economía circular, porque todos los productos que salen de esta planta se les busca la oportunidad de reutilizarlos, bien sea para mandarlo como un fertilizante a campo o bien sea en pellets para que los productores los destinen a alimentación animal o como mejoradores de suelos.

El agua que sale de la planta también se recicla para que al final no se vierta y esto se convierta en un fértilrriego, mirando esto como un negocio, como economía circular, que sea amigable con el medio ambiente pero también que sea desde la parte social y con eso ayudemos a construir territorio,

Problemas

Sin embargo, no todo es color de rosa, también hay problemas siendo la comercialización y la inseguridad los más grandes que deben afrontar en estos momentos. (Lea en CONtexto ganadero: Palmicultores le apuestan a ser negativos en huella de carbono a corto plazo)

En cuanto al primero, indicó que hay algunos acopios ilegales que están comprando el fruto, incluso robado. Además, no facturan y evaden los impuestos. Gente que no tiene fruta está llegando a vender allá y hasta un racimo se lo compran y esto ha hecho que el negocio se deteriore un poco.

“Antes llegaba una gran cantidad de fruta acá a la planta, pero ahora los agricultores van a esos centros de acopio (ilegales) y venden allá. Entonces es como un sentir que tenemos acá porque se está deteriorando el territorio con estos centros de acopio”, aseguró.

En el tema de la seguridad, últimamente se han tenido inconvenientes porque ya se han tenido ciertos grupos al margen de la ley que han empezado a llegar al territorio y esto ha hecho que se frenen un poco las inversiones, remató Páez.