La burla de Timochenko
La escena no pudo ser más aberrante: un bandido y genocida de la calaña de Timochenko concurre a la JEP (supuesta instancia judicial que habrá de juzgarlo), pletórico y con una mueca de burla en su cara. Es apenas obvio: los terroristas de las Farc saben que ese bodrio al que llaman JEP es todo menos un tribunal serio. La concurrencia del capo del narcotráfico Timochenko al “llamado de la justicia” es un sainete que hace parte del libreto perfectamente diseñado por los apátridas que montaron la farsa de La Habana, encabezados por Santos.
La ley es para todos
Dos casos aberrantes de aplicación selectiva de la ley se dan por estos días en Colombia, precisamente en cabeza de un par de ciudadanos que han sido socios políticos y aliados estratégicos, por cuenta de sus particularísimos intereses y de la “mermelada”, representada en jugosos e inoficiosos contratos estatales.
¡La izquierda perdió!
Como si la izquierda hubiese ganado, el jefe natural de ese sector, después de las elecciones presidenciales, el incendiario Gustavo Petro, se ha dado a la tarea (incluso desde la misma noche de su derrota) de dar órdenes y “tirar línea” al nuevo gobierno, sobre lo que se debe hacer y lo que no.
El club de los farsantes
GUSTAVO PETRO: el otrora émulo del tirano Hugo Chávez posa hoy de estadista respetuoso del Estado de derecho y sus instituciones. Como por arte de birlibirloque, Petro, en los últimos 15 días, ha modificado sustancialmente algunas de sus propuestas más fundamentalistas y peligrosas para la estabilidad de la democracia. El radical de izquierda se muestra ahora como un moderado político del centro del espectro. Ya no piensa acometer reformas a través de una asamblea constituyente, y las amenazas sobre expropiaciones masivas son cosa del pasado.
No voto por Petro
Gustavo Petro Urrego es un delincuente que fue perdonado por un Estado fallido, como era la Colombia de los años 80 y 90. Recapitulemos un poco: la desmovilización del M-19 se dio en medio de los ataques terroristas del cartel de Medellín, estructura ilegal que sometió a las instituciones y arrodilló a la democracia, para evitar la extradición de sus cabecillas (la historia suele repetirse: hoy acontece lo mismo, pero con las Farc). Producto de las bombas, la sangre derramada, los asesinatos y el miedo a Pablo Escobar y todos sus sicarios, los colombianos fuimos sometidos de manera aberrante e impresentable por el bandidaje.
Una vergüenza llamada JEP
Desde un principio lo dije: la JEP será un tribunal de la venganza, que perseguirá a los enemigos históricos de la izquierda radical y exculpará las atrocidades de la guerrilla, cubriéndolas de un manto de impunidad asqueante.
Iván se fue a la guerra
Los colombianos no somos tontos. Desde que se firmó la tal paz, el régimen de Juan Manuel Santos, los jefes de las Farc y los medios de comunicación “enmermelados” nos están vendiendo poco a poco la idea de que las “disidencias” son eso y no una retaguardia armada. ¡Mentira! Es una falsedad total porque solo un estúpido creería que unos bandidos de la peor laya, asesinos, secuestradores, reclutadores de menores y terroristas, iban a dejar el jugoso negocio del narcotráfico, para lo cual, obviamente, requieren seguir controlando territorio y rutas.
La captura de Santrich y los periodistas asesinados
Los ciudadanos “preocupados” y “espontáneos” que defienden a Jesús Santrich, frente a los cargos de narcotráfico y otros delitos por los cuales la justicia norteamericana lo requiere, o son incautos y tontos, o dueños de un cinismo proverbial. Me inclino por la segunda posibilidad. Hablar de un montaje tendría sentido, si se tratara de una persona cuyo proceder diera cuenta de una existencia con apego a la ley; pero para nadie es un secreto que el tristemente célebre jefe guerrillero, exrepresentante a la cámara (ya no podrá posesionarse) y ahora reo ha estado dos terceras partes de su infausta vida precisamente haciendo lo que más sabe hacer: fechorías. Toda suerte de crímenes “adornan” la oscura “carrera” del sujeto de marras.
El Terrible en su laberinto
Desde esta trinchera aperada con la lógica, el patriotismo y la razón como únicas armas, con las equivocaciones propias de cualquier obra humana, he tratado a lo largo de los últimos nueve años de generar conciencia entre los lectores sobre asuntos que, a mi juicio, resultan sustantivos y trascendentales para salvaguardar la democracia, las instituciones y los recursos económicos destinados a suplir las grandes necesidades de los más vulnerables, en una sociedad escabrosamente desigual como la nuestra.
Timochenko y Santos, ilusos patológicos
Los “angelitos” de las Farc amenazaron con suspender la campaña política a la Presidencia de su jefe, el exterrorista Timochenko, pero la pataleta les duró pocas horas, porque luego recularon y afirmaron que seguirían de correría por el país, aunque tomando precauciones y obviando informar con antelación sobre los desplazamientos de sus eximios miembros. La sensibilidad de Timo (¿apodo acaso derivado del verbo “timar”?) y sus camaradas se vio seriamente afectada por los recibimientos poco amables, pero valerosos, que le ofrecieron al jefe de la guerrilla más sanguinaria de la que se tenga memoria, en varias ciudades de Colombia, que sin duda pasarán a la historia por la ardentía y el patriotismo de sus gentes.