Policía capturó al jefe financiero del ELN en Catatumbo
PorJosé D. Pacheco Martínez-24 de Abril 2025
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Por - 04 de Junio 2021
El miedo aparece frente a situaciones de novedad o estímulos que el animal ha aprendido a asociar con experiencias desagradables, aunque también aparece de forma innata (no aprendida). De hecho, la genética puede influir en la intensidad de las reacciones del miedo.
El miedo aparece frente a situaciones de novedad o estímulos que el animal ha aprendido a asociar con experiencias desagradables, aunque también aparece de forma innata (no aprendida). De hecho, la genética puede influir en la intensidad de las reacciones del miedo.
Los autores Xavier Manteca y Jesús Piedrafita de la Universidad Autónoma de Barcelona indicaron que diversos trabajos han concluido que los procesos de miedo y ansiedad que experimentan animales de granja “se encuentran en parte bajo control genético”.
“En varias especies domésticas, el componente genético es responsable de parte de las diferencias individuales en la respuesta a los seres humanos”, anotaron. (Lea: ¿Qué tipos de sonidos o movimientos alteran al ganado bovino?)
Por ejemplo, la heredabilidad de la reacción de defensa a los humanos se ha comprobado en bovinos de leche, bovinos de carne, cerdos, aves y perros. De hecho, “la herencia juega un papel importante en la determinación de las reacciones relacionadas con el miedo”.
Los autores señalaron que las investigaciones relacionadas con el miedo son relevantes para evaluar el bienestar animal y hacer frente a los desafíos ambientales. Gracias a la selección por adaptabilidad al manejo intensivo, las explotaciones han obtenido mejores ejemplares.
Por su parte, la etóloga norteamericana Temple Grandin reveló que el miedo suele ser la causa principal de agitación en vacas, caballos, cerdos y pollos, pero se han encontrado diferencias de temperamento tanto entre razas como entre individuos de una misma raza.
Explicó que en pruebas en espacios abiertos, “el ganado bovino asustado puede correr en vueltas sin control y tratar de escapar”, corriendo alocadamente en círculos por medio a quedar separados de la manada. (Lea: ¿Cómo afecta la novedad súbita al ganado bovino?)
La experta estableció que “la genética influye sobre la intensidad de las reacciones de miedo” y que “los factores genéticos aumentan o reducen la reacción de miedo de los animales domésticos”, aclarando que todos los vertebrados pueden ser condicionados a tener miedo.
Con base en una revisión de estudios sobre la base biológica del miedo, se encontró que la amígdala es el centro cerebral del miedo. En esta pequeña estructura bilateral situada en el sistema límbico están localizados los detonadores de la reacción de fugar o luchar.
En otro aparte, detalló que la crianza de animales jóvenes en entornos carentes de variedad y de estímulos sensoriales tendrá efectos en el desarrollo del sistema nervioso, lo que podrá hacer que el animal sea más reactivo y excitable cuando se convierta en adulto.
Aun así, aclaró que el amansamiento de animales salvajes adultos, para que se acostumbren al manejo de las personas, no disminuirá su reacción a los estímulos novedosos súbitos. (Lea: La importancia de reducir el miedo para aumentar la producción)
Esto quedó demostrado por Grandin y otros durante el entrenamiento de antílopes salvajes en el zoológico de Denver para extraer muestras de sangre sin provocarles altos niveles de estrés. No obstante, el entrenamiento y tratamiento cariñoso de los cuidadores no habían alterado su respuesta a los estímulos súbitos y novedosos.
De hecho, las especies salvajes de manada exhiben respuestas de miedo ante las novedades súbitas que los rumiantes domésticos como vacunos y ovinos. “Los rumiantes domésticos han atenuado sus respuestas de fuga debido a los años de crianza selectiva”, escribió.
En cambio, cuando los rumiantes salvajes están en cautiverio aprenden a adaptarse y asocian a la gente con la comida, pero cuando se asustan por algún estímulo repentino son muy propensos a entrar en pánico y a lesionarse a sí mismos.
En síntesis, “la experiencia puede afectar el comportamiento en dos maneras básicas: mediante el aprendizaje convencional o el cambio de la reactividad del sistema nervioso” y las condiciones ambientales tienen un impacto muy grande en el sistema nervioso de los animales desde corta edad.
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