Herencia maldita
Todos los gremios de la producción de leche y de la industria láctea, en forma conjunta e individualmente, directamente al presidente o a través de la ministra de Comercio, en comunicaciones oficiales y a través de los medios, superando, inclusive, sus diferencias, le han pedido al Gobierno –qué digo– le han “clamado” que excluya al subsector lácteo del TLC que se obstina en negociar con Australia y Nueva Zelanda.
Otra vez Ortega y Gasset
El mensaje de unión del país en busca de sus sueños está siendo atacado, paradójicamente, por quienes se autodesignan voceros de esos sueños y representantes de los excluidos.
¡Colombianos, a las cosas!
“No presumen ustedes el brinco magnífico que dará este país el día que sus hombres se resuelvan de una vez, bravamente, a abrirse el pecho a las cosas, a ocuparse y preocuparse de ellas directamente y sin más…”. Así “regañaba” Ortega y Gasset a los argentinos en 1939, al tiempo que les espetaba: “¡A las cosas, a las cosas! Déjense de cuestiones previas personales, de suspicacias, de narcisismos”, para no vivir a la defensiva y reactivar sus potencias espirituales secuestradas por el personalismo.
El triunfo de la coherencia
Para cuando muchos lectores puedan leer estas líneas, ya habrá sucedido lo que vaticino con esperanza y convicción: el triunfo de Iván Duque, un colombiano joven, preparado y sin prevenciones, garantía de cambio en la forma de entender el manejo del Estado y de soñar el futuro de Colombia. Pero sobre todo, estaremos asistiendo al triunfo de la coherencia.
El Pacto por Colombia
Iván Duque propone un gran “Pacto por Colombia”, emulando quizás a quien fuera su maestro, Álvaro Gómez Hurtado, no solo por la comunidad ideológica de los principios y valores del líder inmolado con los de su partido, el Centro Democrático, sino por las coincidencias entre el Acuerdo sobre lo fundamental de Gómez y la propuesta de Duque, que recibió el favor de las mayorías en primera vuelta y continúa sumando apoyos, entre ellos el del Consejo Gremial Nacional.
Entre dos países…, entre dos futuros
La segunda vuelta presidencial no puede ser, para los todavía indecisos, una escogencia menor, insignificante. Ni siquiera las viejas contiendas electorales entre liberales y conservadores, a pesar de haber desatado fenómenos aterradores de violencia, tuvieron la trascendencia de la disyuntiva histórica del 17 de junio.
El voto persuasivo y eficaz
La política y las concepciones sobre el Estado terminan siendo binarias: uno o cero; Gobierno u oposición; democracia liberal o comunismo represivo; economía de mercado o estatización; miedo o esperanza; dos visiones dominantes y opuestas de país, buscando triunfar en primera vuelta o consolidar un consenso en la segunda.
Mi voto
El 27 de mayo decidiremos no solo sobre el presidente que necesita el aquí y el ahora del país, sino sobre aquel con la capacidad y visión para reconstruir el futuro de Colombia, en un momento crítico y decisivo de la vida nacional.
La tierra de Petro
La izquierda se quedó en las consignas marxistas de “la tierra para quien la trabaja”, ignorando la realidad de la globalización competitiva, imperativa para alimentar a más de 7.000 millones de personas. La consecuencia ha sido la utilización demagógica de la tierra para incendiar la lucha de clases, atacar la propiedad privada, espantar la inversión, generar zozobra y, paradójicamente, más pobreza.
La trastienda de Marín
No me refiero a Marlon, enredado con Santrich en negocios de narcotráfico, truculento negociador de coimas con los dineros de la paz y, ahora último, “chivato” al servicio de la DEA, que tiene temblando al exsecretariado y, sobre todo, a su tío Luciano.