Friogán a salvo
El 16 de noviembre, al filo del plazo establecido por la Supersociedades, y a pesar de intereses nada claros que se interpusieron hasta último momento, el superintendente delegado para procesos de insolvencia le dio vía libre a un acuerdo de acreedores para la reorganización de Friogán S.A., con lo cual esta empresa de los ganaderos salió del proceso de liquidación y retoma el rumbo de franca recuperación en que avanza actualmente.
Sin pelos en la lengua
Durante los últimos 20 años la vida me permitió gran cercanía con Fabio Echeverri Correa, colombiano extraordinario y referente de la vida nacional, dueño de una personalidad que, a primera vista, sorprendía por su franqueza descarnada y su charla explosiva, siempre inteligente y amena, pero resuelta a dar las batallas necesarias para imponer sus ideas. Jamás rehuyó el franco debate. Tenía opinión sobre todo. Nada le fue indiferente, y menos el quehacer de la patria. Por eso pienso que, a sus 84 años, aún le faltaba mucho por aconsejar, mucho por pensar sobre la realidad del país y mucho por decir, con esa lucidez, firmeza y valentía que lo caracterizaban.
Zuluaga presidente (2014 – 2018)…, 2018 - 2022
Ya no hay dudas –yo nunca las tuve–: Óscar Iván Zuluaga es el presidente legítimo de Colombia, y al no serlo en la práctica, la historia de nuestra democracia cargará con esa vergonzosa mancha. En la primera vuelta de la contienda electoral de 2014 le sacó ¡458 mil 156 votos! a Juan Manuel Santos. ¿Qué pasó entonces? De la manga de tahúr tramposo salió la carta marcada del hacker para restarle votos a su competidor, y por si acaso, los grandes electores de la Costa, hoy todos en la cárcel, pondrían los que hicieran falta con la platica de la corrupción de unos megaproyectos que, supuestamente, iban a estar “blindados”.
Las víctimas: olvidadas por la JEP
¡LAS VÍCTIMAS!: centro del Acuerdo Final y, sobre todo, del llamado Sistema de Verdad, Justicia y Reparación están siendo literalmente estafadas. El proyecto de ley estatutaria de la JEP se olvidó de ellas, pues sus victimarios, sin repararlas efectivamente, más allá de unos pocos actos de contrición sensiblera; sin contar toda la verdad, como lo ha demostrado el Fiscal; sin romper vínculos con el narcotráfico y, lo que es peor, sin pagar pena alguna, ni siquiera de esas bufas de la justicia restaurativa, podrán participar en la contienda electoral y resultar elegidos para representar a la sociedad que agredieron.
¿A qué juega Pablo Muñoz?
Friogán S.A. es una empresa propietaria de 5 frigoríficos, cuyo principal accionista (78 %) es el Fondo Nacional del Ganado (FNG); es decir, le pertenece a los ganaderos colombianos
El narcotráfico… ¡otra vez!
El Gobierno Santos, embelesado con su interpretación de la realidad, que dista mucho de los hechos tozudos, o mejor, enredado en sus propias mentiras, se encuentra hoy entre la rubia (Trump) y la morena (las Farc); entre el temor a la descertificación y el incomprensible temor de Santos –vaya uno a saber por qué– a incumplir sus compromisos con las Farc. Sin embargo, el narcotráfico le ha hecho tanto daño al país, que el Gobierno no debería reaccionar por temor a unos o a otros, sino con políticas de Estado, soberanas y de largo aliento.
El mensaje de Francisco: pastoral y político
A pesar de los comunicados de El Vaticano sobre el carácter pastoral de la visita del papa Francisco a Colombia, el presidente Santos no tuvo recato en disimular sus intenciones de “politizarla”, tratando de convertirla en bendición al Acuerdo Final con las Farc. Para ello no dudó en volver por sus fueros de columnista en El Tiempo, y hasta se resignó al espacio que le dieron en esa página trasera, a donde mandan a los que no caben en las icónicas páginas centrales de opinión.
El relativismo moral de la justicia
La justicia, como la política, se convirtió en mercancía pagadera en metálico a precios de futbolista internacional, pero también con favores burocráticos o mermelada presupuestal.
No olvidarás mi nombre: Los riesgos de la estigmatización
“No olvidarás mi nombre” es un seriado de gran sintonía que pretende ser la narrativa del conflicto colombiano, con toda su violencia, sus razones y sus sinrazones, alrededor de una historia de amor, porque, al parecer, sin esos dos ingredientes –amor y violencia–, los colombianos no vemos televisión.
Venezuela: ¡Abajo cadenas! ¡Muera la opresión!
Mientras escribo, es un hecho que la democracia venezolana estalló en mil pedazos, pues a pesar del rechazo internacional, o quizás encaramado en él, un Maduro autista frente al dolor de su pueblo, acorralado por sus propios pecados –el narcotráfico estatal entre ellos– y envalentonado contra “el imperialismo”, instalará, por la fuerza si es necesario, su constituyente de bolsillo en el recinto de la Asamblea Nacional, del cual algunos delegados opositores habían dicho que solo muertos los sacarían.