Contrario a la creencia común de arrancar todas las malezas para obtener un potrero con un forraje uniforme, estas plantas son de gran agrado para las reses y una alternativa ante la escasez de pasto.
Este ha sido uno de los enfoques fundamentales de las Brigadas Tecnológicas Ganaderas, BTG, organizadas por el Fondo Nacional del Ganado, FNG, administrado por Fedegán. Actualmente se están llevando a cabo en municipios de Cundinamarca, para destacar la importancia de conservar y recuperar los suelos degradados a través de la incorporación de malezas arbustivas en los potreros. José Félix Azur, profesional extensionista de las BTG, ha dirigido las charlas con el fin de inculcar a los productores que no todas las malezas son nocivas. (Lea: Ganaderos aplauden las Brigadas Tecnológicas del FNG en Córdoba) “Con la llegada de la Revolución Industrial y la Revolución verde, el ganadero aprendió que el forraje solo era benéfico si se hacía con una sola especie, una sola gramínea, y se aplicaba herbicida para eliminar las otras plantas. Sin embargo, hay malezas arbustivas y rastrojos, que el ganado consume porque le aporta proteína y algunos nutrientes” explicó. Estas malezas tienen raíces pivotantes, que son más profundas que las raíces de los pastos. Así pueden obtener los nutrientes de las capas más profundas del suelo, y pueden hacerlos disponibles para el ganado. Por el contrario, el sistema radicular de los pastos es más superficial, y por eso penetra únicamente en las primeras capas. (Lea: 840 ganaderos de Cundinamarca aprenderán a hacer ensilaje) Otras ventajas que ofrecen las malezas son la cobertura vegetal al suelo, que lo protege de la radiación solar y favorece la conservación de humedad, y la mejor aireación que permite una mayor penetración de agua. “Son muchos los beneficios que aportan sobre la conservación de los suelos, que es el tema principal de la charla. La recuperación de la tierra degradada no es un proceso que se dé a mediano y largo plazo, y benefician a los ganaderos a futuro porque van a tener una mejor producción de comida por unidad de área”, explicó. El trabajo del extensionista consiste en direccionar a los productores para que hagan un control focalizado, manual o químico, y solo retiren las malezas que no consumen los animales, aquellas que poseen algún grado de toxicidad o que el bovino no ingiera. Para ello, deben estar atentos al comportamiento de los animales y observar cuál es su preferencia a la hora de alimentarse. Para Luis Núñez, ganadero del Carmen de Apicalá, esta charla fue muy interesante, aún más porque confirmó la práctica que hacía de conservar ciertas malezas. “La pega pega sirve porque tiene una proteína muy buena para el ganado, así como el chilinchil y la escoba. Los animales las consumen con agrado. En cambio, yo arranco el mosquero cuando está blando, porque eso no se lo comen las vacas”, señaló Núñez. El extensionista no se aventuró a dar los nombres de las malezas que se pueden conservar, debido a que varían en cada zona. Pero insistió en que se deben conservar las plantas como los rastrojos de porte alto, y que el ganadero debe saber cuáles son las que consume el animal. (Lea: 5 temas que despertaron interés entre ganaderos de Córdoba en 2015) “El objetivo es acabar con la idea que un potrero es de una sola especie, pues se debe respetar la diversidad. Así no se vean bien, lo que debe importar es que las vacas estén bien alimentadas y no que el potrero se vea bonito o feo”, manifestó Azur.