En 6 municipios del departamento, un total de 21 profesionales llevan a cabo el primer ciclo de vacunación del año. En moto, a caballo o incluso a pie logran atravesar trochas y caminos de herradura, durante 2 horas o más, dependiendo del estado del tiempo y la ubicación del predio.
“Situaciones como “el caño se creció y no me ha dejado pasar”, “había dos camiones enterrados y nos tocó pasar por un ladito en la moto”, “se cayó un palo y la moto no daba para cruzar entonces seguimos a pie”, “la moto se me fue al caño cuando pasaba las vigas (puentes artesanales)”; parecen anécdotas inverosímiles, pero no solo son reales, sino que además no representan un obstáculo para llevar a cabo las jornadas de vacunación, asegura Diana Lucía Restrepo, profesional en Gestión Productiva y Salud Animal del proyecto local de San José del Guaviare en Fedegán.
La misión: aplicar la vacuna contra la fiebre aftosa y brucelosis bovina en 6 municipios (2 en Meta y 4 en Guaviare) con 21 vacunadores, mediante la metodología de barrido, la cual consiste abarcar desde el animal más pequeño hasta el más grande del hato.
Este proyecto local tiene como objetivo llegar a 3.700 predios, con el fin de aplicar la dosis en 365 mil cabezas de ganado. En el caso de brucelosis, Diana Lucía Restrepo aseguró que del número inicial de establecimientos, en 2.400 se vacunará contra este virus a 24.000 hembras. Desde el pasado 6 de mayo los 21 vacunadores han visitado 250 fincas y han vacunado 54 mil reses aproximadamente.
Vacunar animales es una labor que no cualquiera hace. Desde febrero, vacunadores de todo el país se han capacitado en temas como posicionamiento global para llegar a los predios, mantener en buen estado la vacuna, saber tratar al propietario del predio, a los animales, aplicar correctamente la dosis y diligenciar documentos que certifiquen que el procedimiento se realizó de manera exitosa. Hasta aquí, todo de acuerdo con los procedimientos que reglamenta el Instituto Colombiano Agropecuario, ICA. (Lea ‘Geoposicionamiento, herramienta clave para la ubicación de predios’)
(Foto: Diana Lucía Restrepo)
Pero para cruzar una vía llena de lodo, caminar durante horas o montar un caballo no se necesita una capacitación, como dice Diana: sólo compromiso. El hecho se asemeja al momento en el que un niño va a iniciar clases: la maleta llena de cuadernos forrados, lápices con la punta lista para ser usada, borradores y libros. El sentimiento: ansiedad por saber cómo será el nuevo día y esperar que todo salga de acuerdo al plan.
“La expectativa es alta, pero la temporada de lluvias compensa un verano atípico y extenso. Las carreteras están en condiciones para ser transitadas, pero con los fuertes aguaceros los daños empiezan a ser más notorios (lo que dificulta el paso para llegar a los predios). Si las vías principales no son buenas, las terciarias y las secundarias son imposibles”, comenta la profesional del proyecto local de Fedegán. (Lea ‘Santander, con ciclo de vacunación pero sin vías’)
(Foto: Diana Lucía Restrepo)
“Si aquí van a arreglar vías, tal vez lo harán en las principales, porque las secundarias y las terciarias no las intervienen para nada; si no hicieron eso en verano, en invierno mucho menos. Por eso muchas veces hay que caminar, como hoy, durante toda la mañana ha estado lloviendo, entonces estoy en frente de un caño, esperando a que el nivel del río baje. Luego toca pasar con caballos y que ellos naden hasta la orilla y así poder vacunar a los animales”, expresa William Martínez, vacunador en San José del Guaviare.
“Ya llevo 3 ciclos de vacunación y lo hago porque me gusta, porque siempre tengo contacto con los animales, porque soy del campo y estoy acostumbrado al contacto con el ganado, y con ellos y los ganaderos hay que ser muy responsable con todo lo concerniente al ciclo, hay que llegar a tiempo, uno no le puede ‘comer’ al agua porque si lo hacemos no trabajamos. No le tememos ni a la lluvia, ni al sol”, puntualiza Martínez. (Lea ‘Aplazan ciclo de vacunación en 5 municipios de La Guajira’)
(Foto: Diana Lucía Restrepo)