Atraso y desigualdad de la educación rural continúan vigentes

Estudio de la Universidad Nacional revela que se encuentran excluidos de los programas públicos. Debido a eso existen municipios en los que aún no existen el grado 10 y 11. La educación no contempla la cultura agrícola y agropecuaria, ni la conservación del medio ambiente.   “El 8 % de la población colombiana (3,5 millones de personas) es analfabeta, y en la zona rural 18 de cada 100 personas no han recibido ninguna educación, además, solo el 33 % de los niños que entran a básica primaria logran graduarse como bachilleres”.   Así lo informó el estudio ʿEducación para la ruralidad: respuestas desde los territoriosʾ, realizado por el Semillero de Investigación en Desarrollo Rural (Sinder) de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de Colombia. (Lea: Jóvenes rurales están invisibilizados)   De acuerdo con dicho estudio “los niños y jóvenes de las familias más pobres y de las zonas rurales, tienen menos posibilidades de acceder a la educación secundaria y de concluir sus estudios”.   Asimismo indicó que las problemáticas de los jóvenes del campo no ocupan un lugar destacado en las políticas públicas en función de sus particularidades como grupo importante en el desarrollo de sus territorios.   “Los incluyen como sujetos de origen rural que no habitan en veredas sino en zonas periféricas urbanas, porque se considera que poseen fuertes arraigos y costumbres cotidianas propias de las áreas rurales”, sostiene el documento.   Según la investigación, en el Censo poblacional de 2005, los jóvenes rurales representan casi el 6 % de la población total y el 24,5 % de la población rural. (Lea: 5 factores por los que el campo no motiva a los jóvenes)   Resaltó la baja calidad de la educación del modelo de ʿEscuela nuevaʾ implantado por el Estado en las regiones. “Encontró que otras causas de ello son las condiciones de infraestructura física, la discontinuidad de los docentes, el clientelismo de los rectores en los municipios y la falta de acceso a tecnologías de la información”.   Destacó igualmente “la inexistencia de los grados 10 y 11 en municipios pobres, poca formación y especialización de los docentes y la orientación de contenidos hacia temáticas que no corresponden a las necesidades de los jóvenes del territorio”.   Afirmó que las instituciones educativas técnicas agropecuarias (IETA) dejaron de transmitir conceptos y prácticas de cultivos tradicionales como yuca, maíz, ñame y plátano, o de actividades de aprovechamiento pecuario. Además no existen programas estatales en torno a la educación ambiental. (Lea: 5 razones por las que los jóvenes deben estudiar carreras agropecuarias)   “Asimismo se percibe la progresiva pérdida de riqueza cultural en relación con usos y significados en torno a las plantas, el cuidado, la diversificación, propagación y protección de semillas nativas”, puntualizó la Universidad Nacional.