Condición corporal, cojinete graso y cojeras bovinas, cómo se relacionan

La cojera es una patología común en las ganaderías lecheras. La condición corporal de los bovinos, juegan un papel fundamental en el espesor del cojinete graso y, por ende, en la aparición de cojeras. Conozca cuál es la relación entre estos

Para nadie es un secreto que las cojeras son uno de los principales problemas del ganado lechero y una de las principales causas de pérdidas económicas en las empresas ganaderas. De forma general, la prevalencia de cojeras a nivel global se encuentra entre el 20 y 30 %, aunque es muy variable no solo en países, sino también en ganaderías. (Lea: Conozca por qué una cojera puede generar USD 500 en pérdidas) 

Marc Pineda, especialista en salud podal y Almudena Molinero especialista en gestión de rebaño y salud podal, explican en una investigación que el gasto que supone la cojera en una finca se debe a tres causas principales:

• Económicos: Como la pérdida de producción, problemas de fertilidad derivados de la cojera, aumento de riesgo al padecer otras enfermedades por disminución de defensas o el aumento de riesgo de sacrificio temprano.

• De mano de obra y tratamientos asociados a las curas realizadas y al seguimiento que se hace a animales crónicamente cojos.

• Pérdida de bienestar animal a nivel individual de la vaca afectada.

Los factores de riesgo que pueden producir una cojera podal son múltiples. Por esto, se dice que la cojera es una patología multicausal, llegando a tener factores intrínsecos y extrínsecos.

Uno de los factores más reveladores cuyo descubrimiento es relativamente reciente es la influencia de las alteraciones en el cojinete grueso (que se encuentra entre el hueso de la tercera falange y el casco de la pezuña) en la aparición de lesiones en el casco, como la úlcera de suela o la enfermedad de línea blanca.

Los investigadores dicen que la pezuña en el vacuno, puede considerarse el equivalente de la uña en el ser humano. Esta es una estructura dura y muy resistente cuya función principal es proteger estructuras interna muy delicadas y esenciales para que el animal pueda mantenerse en pie y moverse.

Estas estructuras internas son los huesos de la 1ª, 2ª y 3ª falange, las inserciones de tendones flexores y extensores que generan el movimiento, la dermis de la pezuña que se caracteriza por ser un tejido blando con mucha vascularización, y el aparato suspensorio encargado de absorber los impactos y amortiguar el movimiento del animal.

Hay que tener claro que, de los componentes del aparato suspensorio, el cojinete graso es quizás el más interesante como lo mencionan los autores, pues se encuentra entre la tercera falange y la dermis a lo largo de toda la suela.

El cojinete graso está formado por tres almohadillas de tejido grado. El contenido en lípidos de este es menor que en otras estructuras grasas del cuerpo, favoreciendo así la capacidad de amortiguación del peso que ejerce la tercera falange sobre la dermis.

De las tres almohadillas es la central la que cubre completamente la tuberosidad flexora de la falange, típica ubicación de las úlceras de suela. Estas tienen una función claramente amortiguadora, es por esto que la composición y el espesor varían con el paso del tiempo, tiendo un papel importante en la etiología de cojeras.

Los autores dicen que en diversos estudios se ha encontrado que el cojinete graso presenta un menor grosor en las extremidades posteriores, además se ha observado que el contenido en lípidos del cojinete de las pezuñas laterales es menor.

Estos dos factores pueden ayudar a explicar el motivo de que exista una mayor prevalencia de lesiones de origen traumático en las pezuñas laterales posteriores en comparación al resto de pezuñas.

Condición corporal y espesor del cojinete graso

Como el cojinete graso está formado en gran proporción por tejido adiposo, es lógico pensar que los animales más engrasados y por consiguiente con una mayor condición corporal (CC), presentan también una mayor cantidad de grasa en el cojinete.

Cuando el animal experimenta una disminución en la CC, se produce también una disminución en el grosor del cojinete. Esta disminución está relacionada con la movilización de lípidos que ocurre en el inicio de la lactación, en la que el animal tiene unas mayores necesidades energéticas y no es capaz de satisfacerlas con la ingesta de alimento. (Lea: Conozca la condición corporal ideal en los procesos reproductivos)

Durante la movilización de los lípidos no solo se movilizan los lípidos almacenados en el tejido subcutáneo, el musculo o la grasa abdominal, sino también se moviliza la grasa acumulada en el cojinete graso, haciéndolo más delgado.

Esto quiere decir que existen varios elementos que indican que la CC es un factor de riesgo en la aparición de cojeras en vacuno lechero. Existen estudios en los cuales se observó que el grosor del cojinete graso disminuía constantemente a partir del primer mes de lactación y alcanzaba un espesor mínimo 120 días después del parto.

Esto quiere decir que, al disminuir el grosor del cojinete, se disminuye la capacidad de amortiguar la presión ejercida por la tercera falange sobre otras estructuras internas como la dermis de la pezuña. Siendo más fácil que se produzcan lesiones en la dermis debido a la compresión de esta y acaben apareciendo lesiones traumáticas, como la úlcera de suela o la enfermedad de línea blanca.

Los autores dicen que no existe una condición corporal ideal para las vacas, sino que hay una condición deseable según el estado productivo del animal. No obstante, debido a la relación existente entre la CC y el espesor del cojinete graso, es importante mantener a los animales en una CC de 2.5 a 3 para así tener un espesor del cojinete optimo que permita realizar la función amortiguadora de este correctamente. (Lea: Patrones de medida de la condición corporal)

Esta es la razón por la que en las ganaderías se deben tomar medidas para disminuir, en lo que sea posible, el balance energético negativo que se produce en el post parto y la consiguiente disminución en la CC en el inicio de la lactación, que en el caso de ser excesiva puede dar lugar a la aparición de patologías indeseables.