¿Cuál ha sido la oferta del Gobierno? Concertada seguramente en la fase preparatoria que se adelantó en secreto, es una posición que se ha ido revelando al ritmo de las negociaciones. De cualquier manera, siempre será una oferta excesivamente generosa para un grupo narcoterrorista al que no se podía ofrecer más allá de un régimen de justicia transicional para su sometimiento y reinserción, con condiciones de verdad y reparación de víctimas.
Los temas de la tierra y el desarrollo rural eran de honor para la guerrilla, y el Gobierno, sin mayores explicaciones -porque no las hay-, cedió muy rápido a discutir con las Farc, de tú a tú, un componente tan transcendental del modelo de desarrollo del país, como es el futuro de la producción agropecuaria y de la vida misma de los pobladores del campo.
¿Qué va a seguir poniendo el Gobierno? Todavía no se sabe. En las “salvedades puntuales” pendientes en el acuerdo agrario, el Gobierno afirma que respetará la propiedad privada y la guerrilla exige expropiación. De hecho, el Primer Informe Conjunto Gobierno-Farc, ya incluye instrumentos que permitirían procesos sumarios de expropiación y extinción de dominio, a discreción de funcionarios del INCODER. Y en lo que todavía falta, el Gobierno exige entrega de armas, y las Farc hablan de dejación sin entrega, por si acaso. El Gobierno afirma que no habrá impunidad total, y la guerrilla que no pagará un día de cárcel.
El Gobierno le pone término a las conversaciones para finales de 2013, y la guerrilla riposta que no tiene afán y que no acepta plazos. El Gobierno rechaza una Asamblea Constituyente como mecanismo de refrendación, y las Farc se ranchan en que es la única forma de legitimar los profundos cambios que exigen en nuestro sistema democrático; cambios que no estaban en la Agenda, pero que las Farc también pretenden imponerle al Gobierno.
En conclusión, ya es mucho lo que el Gobierno ha entregado hasta el momento, entre el solo vitrinazo internacional de las Farc y la inaceptable claudicación frente al modelo de desarrollo rural del país. Y será mucho lo que tendría que entregar todavía, si quiere firmar un acuerdo para que dejen de amenazar al pueblo colombiano. (Lea: "No veo lo histórico ni lo trascendental del acuerdo": Lafaurie)
¿Y qué ponen las Farc? Nada, o mejor, solo eso: la oferta extorsiva de dejar de atormentar a los colombianos si el Gobierno cumple con sus exigencias en la mesa.
¿Qué deberían poner las Farc? Como condición de la primera fase, como case para poder hablar de redistribución, deberían haber entregado una parte siquiera de las 800 mil hectáreas que han despojado, aunque insistan cínicamente en negarlo.
¿Cuándo van a devolver los ganados robados? ¿En qué momento van a entregar los mapas de las zonas minadas que siguen matando e incapacitando a soldados, policías y civiles inocentes? ¿Cuándo van a devolver a sus familias a los menores reclutados, o a entregarlos al ICBF para su custodia? ¿Cuándo van a entregar las rutas de la droga y la información de sus contactos? Cuándo van a dejar de disparar y de cometer delitos? ¿Cuando vamos a dejar de enterarnos en los medios de la coca de las Farc, de las minas ilegales de las Farc, de las mujeres prostituidas por las Farc?
¿Qué ponen las Farc? ¿Cuándo van a ceder algo trascendente y que vaya más allá de la amenaza extorsiva? ¿Acaso no es una negociación?