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Nicolás Maduro: amigo de Gustavo Petro y enemigo de Colombia

Por Carlos Alonso Lucio - 07 de Noviembre 2023

No importa qué tanta amistad personal sienta Petro por Maduro. Lo cierto es que como presidente, dada la realidad, sus actos lo convierten en cómplice y no en amigo


Yo sé que este titular puede sonar extraño. Pero es que el manejo de las relaciones internacionales de este gobierno es tan extraño…

Yo sé que surge, como mínimo, una pregunta.

  • ¿Cómo es eso de que el gobernante que más odia a Colombia, el que se ha dedicado a resguardar y promover todo tipo de grupos criminales para que vengan a secuestrar, robar, matar y destruir, el que ha prometido públicamente destruir nuestro sistema democrático, sea precisamente el más íntimo aliado personal y estratégico del presidente de Colombia?

Por más vueltas que uno le dé al asunto, al final se llega a la única respuesta posible: Gustavo Petro está del lado de Nicolás Maduro y no del lado de Colombia.

A estas alturas nadie pone en duda, ni aquí ni en el extranjero, que la dictadura venezolana es una dictadura y que esa dictadura decidió convertir su territorio y sus fuerzas armadas en refugio de todo tipo de organizaciones que quieran venir a delinquir a Colombia. No importa si esas organizaciones tuvieron origen político o no, origen narcotraficante o no, origen secuestrador o no. Basta con que vengan a delinquir para horadar, no importa cómo, al Estado colombiano, para que reciban toda la protección y el apoyo de la dictadura venezolana.

Porque de eso se trata: de propiciar toda acción que deteriore la democracia. Acciones legales e ilegales, acciones públicas y acciones conspirativas, acciones milicianas y acciones civiles, acciones directas y acciones virtuales. En eso consiste la estrategia de Guerra Híbrida que vienen aplicándonos desde Venezuela, con la sofisticadísima tutoría rusa. Los rusos son los gurús de la Guerra Híbrida en el mundo; se ganaron el título mundial con la invasión “suave” a Crimea en 2014.

Esta semana, los colombianos tuvimos que recordarlo de nuevo, cuando corrió la noticia de que los secuestradores de don Luis Manuel Díaz, padre de Lucho, ya habían logrado llevarlo a territorio venezolano.

La noticia pasó como si nada. Como un desahucio, diría yo. Como un desahucio de la posibilidad de rescatar a don Luis Manuel. El tono de las noticias daba por hecho que si eso era así, que si don Luis Manuel ya se hallaba secuestrado en territorio venezolano, no nos quedaría a los colombianos otra esperanza que acudir a la cercanía de Gustavo Petro con Nicolás Maduro para que sus buenos oficios nos permitieran ver regresar a don Luis Manuel sano y salvo al seno de su familia.

Esta es la hora en que no sabemos si efectivamente trasladaron al secuestrado a Venezuela o no. Lo que sí hemos podido ver es la insistencia de los funcionarios de Gustavo Petro para repetir que no, que don Luis Manuel ha permanecido en territorio colombiano.

—¿Saben por qué?

Porque ellos sí saben que llegará el momento en que su íntima amistad con Nicolás Maduro y con su régimen les resultará insostenible desde el punto de vista constitucional y legal.

Lo que tiene Nicolás Maduro contra Colombia no es una diferencia así nomás. Que lo que hace supera el plano de las diferencias diplomáticas o ideológicas o políticas. Lo que hace Nicolás Maduro contra nosotros es una agresión constante. Agresión que, por supuesto, viola las normas del derecho internacional. Agresiones de él y sus aliados, colombianos y venezolanos, que también violan el Código Penal en nuestro territorio.

Es muy importante que los colombianos tengamos claro que no importa qué tan amigos sean Nicolás Maduro y Gustavo Petro, lo cierto es que Nicolás Maduro y su régimen son enemigos de Colombia y de nuestra democracia.

Que no importa qué tanta amistad personal pueda sentir Gustavo Petro por Nicolás Maduro. Lo cierto es que como presidente, dada la realidad, sus actos lo convierten en cómplice y no en amigo.

Desde el punto de vista constitucional y legal, el presidente de Colombia no puede ser amigo ni aliado del dictador de Venezuela.

Si seguimos aceptando la complicidad de Gustavo Petro con Nicolás Maduro contra Colombia, no sólo quedará desahuciada la posibilidad de rescatar a nuestros secuestrados trasladados a Venezuela, sino que, por ahí derecho, quedarán también desahuciadas nuestra soberanía y nuestra democracia.