La semana que entra, los ganaderos hablaremos del Acuerdo suscrito con el Gobierno de Gustavo Petro para facilitar la compra de tierras con destino a la reforma agraria, que hizo parte de las propuestas de campaña y hoy del programa de gobierno.
Como cada dos años, el Congreso Nacional de Ganaderos, máximo órgano corporativo de la Federación Colombiana de Ganaderos, FEDEGÁN, se reunirá en Barranquilla con la participación de más de 2.000 ganaderos de todo el país, y el tema del Acuerdo con el Gobierno será central e ineludible, por las expectativas que ha suscitado en la comunidad ganadera nacional.
Tradicionalmente, la agenda está orientada a los temas de la producción y la política pública alrededor de ellos. En 2019, antes de la pandemia y en medio del inicio de la revuelta narcoterrorista que llamaron Paro Nacional, realizamos un Congreso extraordinario en Bogotá, para ratificar la orientación de la ganadería colombiana hacia la producción sostenible, que reiteramos en el Congreso virtual de 2020, como imperativo sectorial en respuesta a las señales del mundo por el cambio climático que, a propósito, ahora mismo golpea al país con fiereza.
Pues bien, en esta edición del Congreso y, en parte, como reacción a los ataques de siempre contra la ganadería, que arreciaron durante la contienda electoral, decidimos que ya estaba bueno de estigmatización, de narrativas malintencionadas y acusaciones gratuitas. No vamos a silenciar a quienes insisten en atacarnos, pero tampoco nos vamos a mostrar ante la sociedad como silenciados por ellos, porque “el silencio otorga”.
Algunos de esos estereotipos tienen que ver con “la tierra”, y el más infame con la narrativa de que, por definición, la tierra ganadera es fruto del despojo y, de contera, que su presunta concentración es la causa de la pobreza rural, acusación conveniente, pues esconde las responsabilidades del abandono estatal y la devastación de todas las violencias. Otros mitos, no menos desinformados, acusan a la ganadería de “quitarle tierra a la agricultura”, o bien, califican de improductivo el uso de la tierra en ganadería, porque no ven las vacas una al lado de la otra como las matas de maíz.
En el Congreso Ganadero, sin embargo, no estaremos “a la defensiva”, una actitud que denota debilidad y ausencia de argumentos, y menos aún al “contraataque”. Por el contrario, daremos una respuesta asertiva a esos mitos y estigmas convertidos en “históricos”; mostraremos, con argumentos y resultados, la cara que el país no quiere ver, la del ganadero esforzado, abnegado en su labor en medio de las dificultades del campo, y la de un sector estratégico para la seguridad alimentaria, el desarrollo rural y la economía nacional.
Es en ese entorno de positivismo y actitud de construir, que abordaremos el tema del Acuerdo con el Gobierno, del que saldrán, seguramente, inquietudes y propuestas sobre lo que he dado en llamar “el cómo”, que podrán complementar el documento que ya le presentamos a la ministra Cecilia López, como insumo para la mesa de trabajo dispuesta para el efecto en el Acuerdo mismo, la cual aún no ha sido convocada, pero comprendo bien que la inmediatez de la tragedia invernal esté copando la atención y los esfuerzos del Gobierno.
Estoy convencido de que los ganaderos confirmarán, no solo la decisión de FEDEGÁN de aceptar la convocatoria al diálogo, sino de concretar el apoyo a una iniciativa que, si no se limita a la mera entrega de tierras, sino a una solución verdaderamente integral, abrirá una compuerta para la consolidación de la clase media rural que el campo necesita para convertir a Colombia en potencia agroalimentaria. Ese es el futuro.
@jflafaurie