Para entender en qué nivel de Empresarización se encuentran nuestras fincas ganaderas, es importante mostrar los cambios originados en las cuatro (4) revoluciones industriales que ha experimentado la humanidad.
La primera revolución industrial, que se inició a finales del siglo XVIII en Inglaterra, transformó una economía basada en la producción rural y el comercio, en una industrializada, donde el trabajo manual y la tracción animal fueron reemplazados por formas mecanizadas de producción.
La segunda revolución se produjo a finales del siglo XIX y comienzos del XX, gracias al aprovechamiento de nuevas fuentes de energía (gas, petróleo, electricidad), formas de transporte (automóvil, avión), tipos de comunicación (teléfono, radio), así como nuevos metales y productos químicos para uso industrial. Con el fin de mejorar la productividad y los resultados de las empresas, toman fuerza las teorías administrativas de Fayol y Taylor, que aportan innovadores elementos de planeación y organización.
Entre las últimas décadas del Siglo XX y las primeras del XXI, ya se habla de otras dos (2) revoluciones, la científico-tecnológica o digital y la de la Industria 4.0, que iniciaron con el uso de las TICs, las energías renovables, la masificación del internet, la nanotecnología, los Smart y la biotecnología, pasando luego a la robótica, el Big Data, la inteligencia artificial, la impresión 3D, los vehículos autónomos, los drones y el internet de las cosas, entre otros.
En el sector ganadero mundial también se han introducido innovaciones como la clonación de animales, los robots encargados de ordeñar y hacer otras tareas de las fincas, los drones para estimar la calidad de los forrajes directamente en los potreros y la transferencia de embriones, por citar sólo algunas; a nivel industrial se extraen productos terapéuticos de la leche y la carne se comienza a producir en laboratorios, mediante cultivo de tejidos o impresoras 3D.
En los últimos 30 años la sociedad y los consumidores se han vuelto más exigentes en cuanto a la producción sostenible, el Bienestar Animal y la Responsabilidad Social Empresarial. La globalización y la post-pandemia requerirán empresas que además de garantizar lo anterior, se enmarquen en el concepto de “Una sola salud”, postulado por FAO, OIE y OMS, que busca una relación sustentable entre hombre-animal-ecosistema.
A pesar de los avances expuestos, hoy tenemos fincas ganaderas con manejos totalmente dispares, empezando por las que producen solamente con base en “lo que la naturaleza provee”, sin llevar ningún tipo de registro, hasta un pequeño grupo integrado por empresas formales, productivas y rentables.
En este último grupo se encuentran las Fincas Sobresalientes que Fedegán consolidó hace unos años, que presentaban indicadores de 25.000 lt/ha/año, natalidad del 80 % y costos de producción de 23 centavos de dólar/lt en Lechería Especializada; 8 lt/vaca/día, peso al destete de 195 kg, natalidad de 78 % y costos de 20 centavos de dólar/lt en Doble Propósito; 750 kg de carne/ha/año, 1,8 UGG/ha y costo de 66 centavos de dólar/kg de carne en pie, para Ceba.
En las fincas pequeñas, cuando se implementan sistemas silvopastoriles y se aplican los principios de administración de empresas, además de contribuir a mitigar el Cambio Climático, se consiguen muy buenos indicadores productivos y las familias pueden salir de la pobreza, gracias al aumento significativo de los ingresos.
Para cumplir las exigencias de los mercados y ser competitivos a nivel mundial, tenemos que manejar nuestras fincas como empresas, sin importar su tamaño, identificando una Misión y unos Objetivos claros, valorando el Capital Humano y el Conocimiento como activos valiosos. El ganadero como gerente debe ser capaz de Planear, Dirigir, Organizar, Ejecutar y Evaluar, además de Innovar en forma permanente. La base de este proceso lo constituye la información, denominada “el recurso natural del siglo XXI”, que toda empresa debe mantener sistematizada, a fin de tomar buenas decisiones.
Empresarizar el sector requiere conciencia individual y colectiva respecto a esta necesidad. Han pasado muchos años y todavía es una tarea pendiente.