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¿Cómo va la economía colombiana?

Por Oscar Cubillos Pedraza - 13 de Septiembre 2023

Antes de emitir un juicio, vale la pena revisar cómo están los indicadores macro para hacer una aproximación de la condición de la economía colombiana. Lo primero que se debe tener a la mano son las cifras del Producto Interno Bruto – PIB – que en el primer trimestre del año crecía 3% pero en el segundo solo lo hizo en 0,3%.

En ese sentido, muy posiblemente el tercer trimestre el crecimiento sea negativo lo que nos colocaría a las puertas de entrar una recesión económica. Lo difícil de tal escenario es que la inflación aun no se controla, y 2023 terminará con un alza general de precios alrededor del 10%, lo que será causa para que el incremento del salario mínimo de 2024 esté cerca al 12%, pensando moderadamente.

Así las cosas, podemos tener también un escenario de espiral inflacionario en donde los precios suben porque el salario sube, y el salario sube porque los precios suben. A esto se debe sumar que la situación inflacionaria se mantendrá en 2023 y una buena parte de 2024, más con la llegada del fenómeno de El Niño y la venidera alza en el precio del ACPM, lo que hará que las tasas de interés se mantengan elevadas en el mediano plazo afectando el financiamiento y el consumo.

Pero además las cifras de inversión extranjera registraron una caída de 5% en el primer semestre del año, indicando que para muchos sectores está resultando menos atractivo invertir en el país. Evidentemente la variable incertidumbre asociada al riesgo se ha incrementado.

Y tal situación de riesgo también lo refleja el mercado de capitales con situaciones de baja en diferentes cotizaciones accionarias de la Bolsa de Valores, indicando incomodidad de los inversores con las actuales condiciones del país en diferentes aspectos; sin desconocer posibles condiciones de mediano y largo plazo “inadecuadas” sino se desarrolla una eficiente y estructurada agenda legislativa,

Ahora bien, por el otro lado se deben destacar las cifras a la baja de desempleo, a pesar de las difíciles condiciones para generarlo, especialmente por razones de desmejoramiento en la seguridad urbana y rural. En 9,6% se ubicó la tasa de desocupación que es un buen indicador en el largo plazo, pero que puede verse amenazada por cuenta del mayor costo del financiamiento, la baja en el consumo interno y en las exportaciones que entre enero y julio reportan una caída de 16%.

Ahora bien, si las cifras en general no son tan buenas, ¿por qué sigue el funcionamiento económico? Evidentemente las economías ilegales que se dan en muchas zonas del país son generadoras de ingreso monetario. Y lo podemos ver con el crecimiento de cultivos ilícitos. Dice el diario El País de España “las hectáreas sembradas pasaron de 204.000 a 230.000 al cierre de 2022 y las toneladas de droga que se pueden producir llegaron hasta 1.738, las mayores cifras jamás registradas”. No es diferente con la minería ilegal o con el crecimiento de delitos extorsivos.

El camino podrá enderezarse, pero dependerá primero de que las políticas públicas de corto, mediano y largo plazo den adecuadas señales al mercado para generar inversión. Y segundo, que la seguridad se recupere porque sin un ambiente adecuado de negocios estos se espantarán.

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