En la actualidad, los productores pueden apelar a 2 formas de eliminación de tejido testicular: la castración quirúrgica y la inmunocastración. Aprenda por qué se recurre a estos procedimientos y cuáles son sus diferencias. Diego Rodríguez, coordinador de sanidad de la Asociación Porkcolombia-Fondo Nacional de la Porcicultura, explicó la razón por la cual se castran los lechones en las explotaciones pecuarias. “Los cerdos generalmente emanan un fuerte olor debido al sistema hormonal. Si no se castran, su carne puede quedar con un olor o sabor incómodos por el producto del metabolismo”, señaló. (Lea: Castración de novillos, una práctica que no aporta a la ganadería) Si bien los cerdos enteros se desempeñan mejor durante el levante y la ceba que los castrados, los primeros despiden un olor sexual (el ‘almizcle’) que se debe al efecto combinado de los derivados de escatol y androstenona (que solo se produce en cerdos con tejido testicular articular). Aunque Rodríguez sostuvo que no todos los verracos lo expelen de forma intensa ni todas las personas son susceptibles al aroma, los criadores han optado por castrarlos quirúrgicamente durante las primeras semanas de vida y ya se ha vuelto una práctica casi obligada. “Las granjas pequeñas usan este método, se recomienda que se haga en la primera semana de vida o por mucho a los 15 días. Algunos aseguran que se puede hasta la sexta semana, pero entre más grande, es más complicada su manipulación, y pensando en el animal, el procedimiento es más doloroso”, indicó. En este caso, el experto hizo algunas recomendaciones, como delegar la tarea a un operario calificado, aplicar anestesia local y tener elementos para la curación al tratarse de una herida abierta. (Lea: Bienestar animal porcino favorece a 50 mil cerdas del país) Sin embargo, con el paso del tiempo, la técnica empezó a ser criticada por las implicaciones en el bienestar animal. De hecho, desde principios del siglo XXI se replanteó este método y se ha considerado usar la inmunocastración, desarrollada por una empresa chilena, que resulta un procedimiento más práctico, económico y efectivo. “Los resultados de los cerdos que son imnunocastrados que los castrados quirúrgicamente y los enteros. (…) Se trata de una vacuna que impide que la señal que viaja por un sistema de glándulas desde el cerebro hasta los testículos, dejándolos sin funcionar y atrofiándolos”, precisó Rodríguez. Agregó que en Colombia se ha difundido su empleo, especialmente en las granjas tecnificadas y, sobre todo, grandes, pues el medicamento viene en frascos de 250 dosis (para igual número de lechones). (Lea: Criadores de porcinos de Córdoba aprenden a mejorar su producción) Este método debe ser dirigido por un operario con suficiente conocimiento en el suministro de vacunas. Además, se debe hacer con estrictas medidas de seguridad, pues la droga tiene efectos en los seres humanos. La aplicación se hace con pistola de carga automática, la misma que se emplea en la inoculación de bovinos. Finalmente, Rodríguez manifestó que cualquiera de los 2 procedimientos es aceptado pues depende de la capacidad económica de cada productor. Aun así, aclaró que la asociación y la comunidad científica privilegian la inmunocastración por ser “menos invasiva”.