Nacido en una familia de clase media alta en Medellín, Vélez mostró un espíritu emprendedor desde joven. Como ha relatado en varias entrevistas y eventos, la última de ellas en Revista Cambio, a la edad de 12 años invirtió sus ahorros en la compra de una vaca de engorde.
«Le compré la vaca a mi papá. De estar trabajando en la fábrica de mi papá, yo tenía mis ahorritos, yo trabajaba durante las vacaciones, algunos fines de semana. Fui ahorrando plata y vi que él tenía vacas y veía que las vacas se multiplicaban, y dije: “¡Qué buen negocio, yo también quiero una vaca!”. Entonces lo convencí de que me vendiera una vaca», reveló en entrevista Patricia Lara.
Esta experiencia, aunque modesta, le proporcionó lecciones fundamentales sobre gestión financiera y reinversión. Al igual que muchos pequeños ganaderos en Colombia, Vélez entendió que la ganadería no solo es un sustento, sino un motor económico. La industria ganadera, con su potencial para generar ingresos sostenibles y reinversiones, se convirtió en una metáfora de lo que haría más tarde en el mundo financiero.
«Yo iba los fines de semana a ver si la vaca estaba bien, si la vaca estaba gordita, si estaba comiendo. Y la vaca se volvieron dos vacas, y las dos vacas se volvieron cuatro vacas», añadió el líder empresarial. (Lea en CONtexto ganadero: Por qué la ganadería “es el mejor negocio para invertir”)
La ganadería: Un reflejo del emprendimiento
La historia de Vélez demuestra cómo la ganadería, desde la crianza de una sola vaca hasta la creación de grandes hatos, es un emprendimiento que requiere visión, paciencia y capacidad para gestionar recursos. En el mundo ganadero, como en los negocios, los márgenes de beneficio no son inmediatos. La clave está en la inversión a largo plazo, la administración cuidadosa de los activos y el aprovechamiento de las oportunidades de mercado.
Para Vélez, vender una vaca no fue solo una transacción comercial, fue el inicio de un aprendizaje sobre cómo multiplicar los ingresos y generar riqueza a través de la administración eficiente de recursos. El espíritu emprendedor que se desarrolla en el campo tiene lecciones valiosas que se aplican incluso en el competitivo mundo de la tecnología y las finanzas.
«Lógicamente fue un negocio tremendo para mí porque no pagaba ni por el veterinario, ni por la tierra ni por el toro. (Mi papá) tenía sus vacas y yo tenía la mía metida y se beneficiaba del ambiente que tenía para crecer. A la hora de irme a la universidad cuando tenía 18 años, tenía 6 vacas, me acuerdo que las vendí todas, 600 dólares. Era mucho dinero, era feliz con mis vacas, y bueno ese fue un ahorrito que seguí creciendo a medida que iba en la universidad», aclaró.
De las vacas al Nubank: Un camino de éxito
La venta de su primera vaca fue solo el comienzo. Luego de sus estudios en Stanford, David Vélez trabajó en reconocidas firmas de inversión como Goldman Sachs y Sequoia Capital, antes de fundar Nubank en Brasil en 2013. En menos de una década, Nubank se consolidó como uno de los neobancos más grandes del mundo, con más de 100 millones de clientes en solo 3 países (Brasil, México y Colombia). De hecho, aseguran que son el banco con el mayor número de clientes en el mundo sin incluir los bancos asiáticos, y tiene una valoración superior a los USD 50 mil millones.
Pero, a pesar de su éxito en el mundo de la tecnología financiera, Vélez nunca ha olvidado las lecciones de su juventud en Colombia. Su historia es un ejemplo de que la ganadería es y siempre ha sido un emprendimiento de gran valor en Colombia. No solo es una actividad económica esencial en las zonas rurales, sino que también tiene el potencial de generar riqueza y prosperidad a quienes sepan administrarla adecuadamente. (Lea en CONtexto ganadero: Cómo entender el negocio ganadero para tener éxito y dinero)
Tal como Vélez hizo crecer su patrimonio a partir de la venta de una vaca, miles de pequeños y medianos ganaderos colombianos tienen la capacidad de mejorar sus condiciones económicas y las de sus comunidades a través de este sector. Si bien su experiencia fue breve, es una muestra de que el negocio ganadero ofrece oportunidades de ingresos sostenibles y reinversión. Para Vélez, esta experiencia se convirtió en una valiosa lección sobre la gestión de recursos y la planificación a largo plazo.