Desde hace siglos, la relación entre humanos y animales ha sido objeto de estudio y consideración en diversas culturas y contextos. Desde la antigüedad, se reconocían los beneficios emocionales y sociales de tener animales de compañía. Sin embargo, fue en el siglo XVII cuando John Locke destacó la importancia de esta relación como una función sociavilizadora, como lo explican Nathelie Pulgarin Tavera y José Orozco Sena en una investigación.
A lo largo de los siglos siguientes, diversas teorías comenzaron a emerger sobre cómo los animales de compañía podrían influir en la salud mental de las personas. Se sugería que el contacto con estos animales despertaba sentimientos sociales y contribuía a la relajación y tranquilidad de aquellos con patologías mentales.
De acuerdo a Pulgarin Tavera y Orozco Sena, “en el siglo XIX, el psicólogo Boris Levinson reconoció el potencial terapéutico de la presencia de animales en sus prácticas”.
Gracias a los estudios de este experto, en la década de los sesenta se intensificaron las investigaciones sobre la influencia de los animales de compañía en la salud humana y se encontraron beneficios físicos, mentales y sociales, lo que impulsó el desarrollo de la terapia asistida con animales (TAA).
La TAA ha ido ganando fuerza como método terapéutico en todo el mundo, integrando animales, principalmente perros, como co-terapeutas en tratamientos psicológicos y físicos, como lo mencionan Pulgarin Tavera y Orozco Sena.
La terapia asistida con animales se ha diversificado en diferentes modalidades, incluyendo equinoterapia, la delfinoterapia y la terapia con perros, entre otras. Cada una de estas modalidades ofrece beneficios específicos como la mejora del desarrollo psicológico, físico y social en personas con discapacidad o necesidades especiales. (Lea en CONtexto ganadero: Equinoterapia, técnica en que caballos ayudan con problemas psicológicos humanos)
Este tipo de terapia se ha convertido en tendencia en los últimos años debido a que por ejemplo, la terapia con perros ha demostrado ser efectiva en la reducción del estrés, la presión sanguínea y la depresión, así como el aumento de la alegría y la voluntad de vivir. Pulgarin Tavera y Orozco Sena aseguran que “se ha comprobado que los niños que conviven con perros tienen un sistema inmunológico más estable”.
La TAA se ha aplicado con éxito en varias poblaciones, incluyendo niños autistas, adolescentes en situaciones de riesgo, adultos mayores con demencia y personas con trastornos psiquiátricos o discapacidad física.
Pulgarin Tavera y Orozco Sena afirman que “se han observado múltiples beneficios en estas poblaciones, como la mejora de la interacción social, habilidades comunicativas y reducción del estrés y la ansiedad”.
Un ejemplo destacado de la eficiencia de la TAA en niños autistas es el proyecto realizado por LionHeartSchool y la fundación Paws4People en Estados unidos, donde los niños asisten a clases junto con cachorros de raza golden retriever. Esta experiencia ha demostrado reducir los problemas de comunicación e interacción social asociados al autismo, mejorando significativamente la calidad de vida de estos niños.
Lawrence Fox fundó en Australia la Cow Cudding Co, empresa social de terapia de vacas diseñada para promover la calma, mejorar la salud mental y ayudar a las personas a encontrar empleo. El hombre de 34 años fundó esta compañía al darse cuenta de los beneficios que obtenía cuando pasaba sus días en compañía del rebaño de vacas en su finca.
En el contexto actual, la salud mental es un aspecto muy evaluado por la sociedad, y por esta razón, se están buscando opciones como las terapias asistidas con animales, que cada día toman más fuerza en distintas partes del mundo. (Lea en CONtexto ganadero: Las vacas salvan vidas gracias a terapias con abrazos)