Carlos Abecasis, experto en Bio-regeneración de suelos, dice que el principal mito relacionado con este compuesto es que el suelo o cultivos necesitan urea porque requieren nitrógeno, ya que de lo contrario no generan productividad. (Lea en CONtexto ganadero: La urea no es el único nitrógeno que se puede usar en cultivos )
Para Abecasis, “el primer mito es que el nitrógeno es indispensable y hay que agregarlo de forma exógena porque de lo contrario el cultivo no crece. Esto hay que derribarlo porque, por supuesto, que la planta come nitrógeno porque no existe ningún ser vivo que no consuma nitrógeno debido a que todos estamos hechos de proteínas y estas son básicamente nitrógeno, pero la pregunta es ¿cuál es la fuente más adecuada para que la planta se desarrolle?”
En ese orden de ideas, el profesional dice que la fuente más adecuada es dejar que las plantas hagan su trabajo de manera natural y no intervenir, pero eso hoy no se hace, porque le aplican estos productos como la urea que aporta nitrógeno, y que genera disturbios que son peores a largo plazo que el no aplicarlo.
“Cuando trabajamos de manera sostenible en el tiempo y decimos que producimos permanentemente algún tipo de cultivo en el mismo terreno, ahí es donde cambia todo, porque realmente el impacto se nota y es lo que está pasando en todos los campos del planeta, que hay problemas de degradación de los suelos”, detalla Abecasis.
De acuerdo con el experto, uno de los grandes generadores del deterioro y daño, que se puede revertir, es la urea. Por lo que invita a los productores a evitar su uso debido a que no es indispensable, por más que durante la historia hayan hecho creer eso. (Lea en CONtexto ganadero: ¿Es la urea realmente eficiente? Conozca el ciclo del nitrógeno )
¿Qué es lo perjudicial de la urea?
Abecasis afirma que la urea necesita agua para disolverse y cumplir su función. “Al hidrolizarse, químicamente, lo que sucede es que se acidifica el suelo, es decir, cuanta más cantidad de urea se agrega al sistema y llueve, en ese momento esa urea se junta con el agua y esa transformación química genera una enorme cantidad de protones, es decir, el pH baja en forma radical”.
Lo anterior quiere decir que el uso frecuente, y en gran cantidad, de urea, termina acidificando los suelos, lo que afecta de manera contundente el sistema tanto a mediano como a largo plazo.
Cuando esto sucede, el calcio se empieza a liberar en gran cantidad y por eso se pensaría que es bueno, sin embargo, el profesional dice que es “tanta la cantidad que se libera que cuando hay una lluvia, se pierde hacia abajo o en forma horizontal, por lo que el uso excesivo de urea, al mismo tiempo que produce una acidificación, genera una enorme pérdida de calcio y un suelo sin este tiene un problema serio”, describe Abecasis.
Además, desde el punto de vista biológico, cuando se usa una gran cantidad de urea, se necesita de un tipo de bacteria que la toma y pone disponible el nitrógeno para la planta. Por lo tanto, se requiere “una gran cantidad de esas bacterias, y si se usan muchas de esta se está consumiendo bastante carbono como fuente de energía, y esa energía es tomada de la materia orgánica”.
Esto quiere decir que, al usar mucha urea, un tipo de microorganismo crece en forma excesiva y se desequilibra el sistema biológico, que al mismo tiempo está consumiendo un exceso de carbono debido a que para ese trabajo se necesita energía, y ese carbono es materia orgánica, lo cual debilita mucho más el sistema.