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Con la partida de Vargas Llosa, se va uno de los grandes defensores de la tauromaquia

Angie Barbosa 14 de Abril 2025
Fallece el académico Mario Vargas LlosaFoto: rae.esVargas Llosa nunca esquivó el debate cuando se trataba de defender la tauromaquia. Lo hizo incluso en momentos de alta controversia política y social.

El Nobel peruano, fallecido a los 89 años, fue una de las voces más reconocidas a nivel mundial en la defensa de la cultura taurina. Su legado literario y su compromiso con la libertad de expresión marcaron su postura frente a los ataques contra la Fiesta brava.


Mario Vargas Llosa, uno de los escritores más influyentes del siglo XX y XXI, murió este domingo 13 de abril a los 89 años. Premio Nobel de Literatura en 2010, su obra trascendió fronteras y géneros.

Pero además de su inmensa contribución al mundo de las letras, Vargas Llosa fue una figura clave en la defensa de la tauromaquia, arte que no solo admiraba, sino que consideraba parte esencial de la identidad cultural hispánica. (Lea en CONtexto ganadero: 5 grandes escritores apasionados por la fiesta brava)

El autor de La ciudad y los perros, La fiesta del Chivo y Conversación en La Catedral fue también un habitual en las plazas de toros. Asistía con frecuencia a corridas, tentaderos y actos taurinos, dejando clara su postura frente a las corrientes que han buscado prohibir o restringir esta tradición.

En múltiples ensayos y artículos, Vargas Llosa explicó con claridad su visión de la tauromaquia como una expresión artística, pero también como un símbolo de libertad cultural.

En palabras recogidas por el periodista español Diego Sánchez de la Cruz, el Nobel dijo: “La Fiesta de los Toros ha enriquecido extraordinariamente nuestra cultura y es una de nuestras mejores señales de identidad”.

Más allá del espectáculo, para él la corrida era una metáfora de la vida. Con esta mirada, abordaba el toreo no solo desde la estética, sino desde su carga existencial.

“Las corridas de toros nos recuerdan, dentro del hechizo en que nos sumen las buenas tardes, lo precaria que es la existencia”, escribió.

Vargas Llosa nunca esquivó el debate cuando se trataba de defender la tauromaquia. Lo hizo incluso en momentos de alta controversia política y social. Rechazó con firmeza las iniciativas para suprimir esta tradición en regiones como Cataluña y denunció lo que consideraba un intento de imponer una visión moral única.

“La Fiesta de los toros no es un quehacer excéntrico y extravagante… no puede ser desarraigada de manera prepotente y demagógica, por razones políticas de corto horizonte”, aseguró.

Para él, eliminar la tauromaquia era una forma de coartar la libertad, uno de los pilares de la democracia y la cultura. (Lea en CONtexto ganadero: Toros de lidia, un animal de cuidado y respeto)

Su prestigio internacional y su claridad argumentativa sirvieron para contrarrestar lo que consideraba una “demonización” de la tauromaquia. Foto: mundotoro.com


Inevitable simbolismo


El profesor José Campos Cañizares, de la Universidad Wenzao (Taiwán), analizó en su texto “La afición a los toros de Mario Vargas Llosa, en sus orígenes” cómo la concesión del Nobel en 2010 al peruano coincidió con un momento clave para la tauromaquia. Mientras en Cataluña se prohibían las corridas, el máximo galardón de la literatura se otorgaba a un abierto defensor de la Fiesta brava.

Campos destacó que este reconocimiento elevó el ánimo de los aficionados en medio de un contexto hostil. Aunque el Nobel no fue un premio a su postura taurina, el simbolismo fue inevitable.

“Hemos visto con cierto parangón paradójico, como al tiempo que se prohibían las corridas de toros en Cataluña, se le concedía el máximo galardón artístico universal a un defensor de la fiesta taurina”, escribió.

Para muchos en el mundo del toro, la figura de Vargas Llosa fue un aliado intelectual de peso. Su prestigio internacional y su claridad argumentativa sirvieron para contrarrestar lo que consideraba una “demonización” de la tauromaquia desde posturas ideológicas.

La muerte de Mario Vargas Llosa deja un vacío en el mundo de las letras, pero también en el ámbito cultural más amplio. La tauromaquia pierde a uno de sus más elocuentes defensores, pero su legado sigue vivo en cada texto.


Vargas Llosa asistía con frecuencia a corridas, tentaderos y actos taurinos. Foto: abc.es

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