Como indicó el experto, antes de la llegada de los bovinos, en Colombia no había sabanas sino bosques y rastrojos, y había otros herbívoros que interactuaban en este ecosistema. (Lea: 3 condiciones fundamentales para sistemas silvopastoriles)
«La simbiosis entre el suelo con las plantas endémicas (nativas) en alta densidad y diversidad es lo que facilita que los suelos se mantengan nutridos. Entonces si nosotros tenemos regenerar un suelo, tenemos que tratar de volver al sitio lo más próximo a como estaba antes», anotó.
Y agregó: «Por eso en silvopastoreo hablamos de un potrero cúbico: que haya árboles, arbustos, arvenses, gramíneas y leguminosas. Los árboles dan fruto y forraje, lo mismo los arbustos que también dan flores para que haya pájaros e insectos y exista un equilibrio».
De igual manera, en este potrero cúbico la diversidad de estratos permite frenar la velocidad de la caída de las gotas. De este modo, al interior «sigue lloviendo» después de un aguacero porque el agua se queda en las ramas y en las hojas, además de evitar golpear el suelo y al caer más lentamente, permiten mayor infiltración.
«En un sistema semiboscoso como el silvopastoril, hay una capa de hojarasca que es como una esponja y termina de frenar la velocidad del agua, entregándola al suelo más o menos a la misma velocidad que el suelo puede infiltrarla», apuntó. (Lea: «Es mejor una vaca que da una cría al año que la que da más leche»: Aristizábal)
Añadió: «Normalmente en nuestros suelos la infiltración es de 3 a 5 mm por hora, y si en un aguacero caen 10 mm/hora, se perderían de 5 a 7. En cambio, si es un sistema silvopastoril, se quedan los mm restantes en la vegetación y la hojarasca, que se le va suministrando lentamente al suelo», dijo.
En consecuencia, un potrero cúbico es aquel donde el suelo nunca está descubierto y además al que se le brinda descanso. Al haber mayor infiltración y rotación de animales, de manera que un potrero pueda descansar 45 a 60 días, el sol puede actuar para controlar plagas y enfermedades.