Las bondades productivas y reproductivas que ofrecen las especies menores y los interesantes mercados que demandan derivados de ovejas y cabras, son razones de peso para que cada más empresarios le den una oportunidad. Hasta hace un tiempo, criar chivos o corderos era una actividad pecuaria que se realizaba de forma artesanal en diversas regiones del país. Las especies se alimentaban de pastos y malezas que veían a su paso. (Lea: Colombia tendrá catálogo de reproductores ovinos en menos de 2 años) Sin embargo, la dinámica alrededor de la gastronomía ha creado una mayor demanda por este tipo de carnes, ya que cada vez son más apetecidas por los consumidores. Eso viene impulsando la tecnificación de los productores y la creación de asociaciones en varias regiones, con el propósito de elevar los estándares de calidad de aquello que adquiere el comprador final. A raíz de esa situación, este año se creó la Cooperativa de Ovinos y Caprinos del Caribe, Ovicaribe, entidad que cuenta con 36 afiliados y que pretende tener presencia en departamentos como La Guajira, Atlántico, Magdalena, Sucre, Córdoba, Bolívar, Cesar y 2 subregiones de Antioquia. En diálogo con Lina Velásquez, presidente de la junta de Administración de Ovicaribe, afirmó que la entidad busca aprovechar su conocimiento sobre las necesidades que tienen los productores de la región para así ofrecerles beneficios que les permitan obtener mejores resultados. (Lea: Así avanza Colombia en transferencia de embriones ovinos) “Asistencia técnica, manejo, capacitaciones y todo lo que concierne al acceso a los mercados, que es lo que nos va a dar la viabilidad financiera de los negocios”, precisó. Algo similar ocurrió con Asovinca, Asociación de Ovinos del Caribe, en el Atlántico, entidad que responde al movimiento de la ganadería ovina a nivel nacional y cuya incursión en el mercado está acompañada de una fuerte presencia en los principales escenarios de promoción del sector agropecuario del país. Juan Manuel Colley, miembro de la junta directiva de la organización, explicó que el avance en la ganadería ovina y caprina se empezó a gestar hace unos 4 o 5 años cuando se inició la incorporación del componente industrial, la aplicación de técnicas de mejoramiento genético, el crecimiento en volumen de producción y la apertura de canales de comunicación y distribución. (Lea: El Caribe conformó cooperativa de productores de ovinos y caprinos) “En el Atlántico hay una empresa pionera en la industrialización que es de origen guajiro, se llama Corderos y tiene sus explotaciones en La Guajira, pero han centralizado su negocio en Barranquilla. Por otra parte, el consumo en el Caribe de estas proteínas ha ido aumentando paulatinamente”, comentó Colley. Incluso las universidades se han interesado a lo largo de 2016 por lo que viene sucediendio con la cría de ovinos. Un caso que ha llamado la atención es el de la Universidad Francisco de Paula Santander Ocaña, institución que se ha llevado en 4 oportunidades el galardón del ‘mejor criador caprino’, que se entrega en el marco de la Feria Nacional Ovino Caprina que se lleva a cabo en Bucaramanga durante la tradicional Agroferia. Estos resultados no son fruto del azar. Detrás de ellos está Daniel Villamizar Hernández, coordinador del proyecto y su grupo de estudiantes, quienes desde hace 5 años vienen trabajando con la especie. (Lea: Sector ovino estrena campaña de fomento al consumo) Villamizar Hernández, quien además es el decano de la Facultad de Ciencias Agrarias y del Ambiente de dicha universidad, aseguró que la iniciativa comenzó en 2011 con 10 machos y 10 hembras de la raza Criolla Santandereana. Los ejemplares, que naturalmente están acostumbrados a condiciones rústicas y sin mucha alimentación, pasaron a un sistema estabulado con el objetivo de conocer su comportamiento. Para lograr ser el mejor criador caprino durante 4 años consecutivos, el proyecto de la UFPS tiene presentes varios aspectos. Los animales reciben alimentación a base de pasto de corte, maíz o ensilaje; se usan especies como el botón de oro, matarratón y nacedero, especies forrajeras y leguminosas que nutren bien a los ejemplares. Ese formato de trabajo ha llevado a que las cabras que producen por encima de 2 litros, sean programadas para luego servirlas tras 4 meses de producción de leche. Una vez cumplido ese tiempo se sincronizan con esponjas vaginales. Mientras que aquellas que no dan esa cantidad del lácteo son sometidas a protocolos de sincronización. (Lea: CC Ovina expenderá carne de cordero a mercados nacionales) Este trabajo sumado a lo que entidades como Asoovinos vienen haciendo, favorecen el crecimiento del sector en el país y abren posibilidades para que la carne y la leche de oveja lleguen a nuevos mercados que demandan productos de alta calidad como los que se hacen en Colombia.