La Sociedad de Agricultores de Colombia estima que el crecimiento en 2014 del agro alcanzó el 3 %, cifra negativa si se comparan con el año inmediatamente anterior.
En diálogo con CONtexto ganadero, Rafael Mejía López, presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia, SAC, señaló que el balance del sector agropecuario durante el 2014 “se puede calificar como desalentador”, ya que se registró una desaceleración en el crecimiento del campo. El gremio explicó que el incremento está entre 3 % y 3,5 % para este año, mientras que en 2013 la cifra fue de 5,5 %.
“Esta baja dinámica está asociada en buena medida a menores inversiones, como consecuencia de la caída en la rentabilidad y competitividad de la mayoría de actividades, resultado a su vez del firme descenso en los precios de los productos, los elevados costos de los agroinsumos y la baja tasa de cambio reportada”, indicó el dirigente gremial. (Lea: "Inversión no responde a expectativas de productores en el campo", SAC)
Mejía explicó que los cultivos de arroz, maíz amarillo, sorgo, soya y papa han sufrido descensos en lo que se refiere a siembras, como consecuencia de los desestímulos en los precios, aunque se percibe “la notable excepción de la avicultura”. Otros rubros pecuarios como carne bovina, leche y la porcicultura han sufrido caídas. Por último, los cultivos de ciclo largo han mostrado un aumento, principalmente gracias a condiciones climáticas favorables.
“En materia de inversión: no hay razones de fondo para el optimismo sostenido. El crédito institucional orientado por Finagro, que se constituye en un indicador de las inversiones en el sector, confirma el desánimo de los productores. Se reportó una caída del 7 % en los créditos para inversión, con descensos de 19 puntos porcentuales en la línea para siembra de cultivos de ciclo largo y de un 17 % para compra de animales. Ahora, el crecimiento del 456 % en los créditos para normalización de cartera confirma, asimismo, la difícil situación que han tenido que enfrentar los productores como consecuencia en la caída en sus ingresos”, agregó el presidente de la SAC.
En ese sentido, el dirigente gremial dijo que en los últimos años la gestión gubernamental ha estado enfocada en corregir, por un lado, la deuda histórica que ha dejado la violencia y el desplazamiento en el derecho a la tenencia y uso de la tierra y, por otro lado, a solucionar dificultades coyunturales en la producción agropecuaria. (Lea: “Productores siguen desilusionados con el Gobierno”, SAC)
“Sin embargo, consideramos que hay debilidad y poca certeza sobre la orientación estratégica de la política y sobre la institucionalidad que se requiere para impulsar las actividades agropecuarias, que generan más del 60 % del empleo en las zonas rurales del país. Se ha mostrado debilidad y lentitud en los procesos de restitución de tierras, formalización y titulación de predios, que son los programas bandera de gobierno”, aseguró Mejía.
Temas pendientes
De acuerdo con el presidente de la SAC, hay 3 tareas que quedaron pendientes en 2014. El primero es la estructuración e implementación de una política de Estado para el sector agropecuario y rural, con horizontes de largo, mediano y corto plazo, orientada al mejoramiento de la competitividad y sostenibilidad de la actividad productiva y al aumento del nivel de bienestar para los habitantes del campo.
La segunda es la reforma a la institucionalidad pública agropecuaria y rural, que contribuya al incremento de la inversión pública y privada en pequeños, medianos y grandes productores. (Lea: El país rural pide a gritos políticas agropecuarias de fondo, ¿llegarán?)
Lo tercero fue ordenar y hacer más coherente, con la visión de país, la institucionalidad en torno a la tierra y su uso en Colombia. “Se requiere de un diseño institucional que responda y dé claridad en torno a la propiedad rural en Colombia, donde se interprete la ley 160 y su aplicación en el tiempo. En el inmediato plazo, se requiere impulsar el proyecto de ley de tierras, como el proyecto de ley 133 de 2014”, agregó el dirigente.
El aporte para el posconflicto
Mejía López recalcó que el sector privado ha contribuido históricamente al desarrollo productivo y social en zonas rurales, aportando a la ocupación pacífica del territorio, la inversión, el empleo, la capacitación, la formalización laboral y el desarrollo social. (Lea: La paz en Colombia, entre la esperanza y la desconfianza)
“En zonas con debilidad institucional, la actividad empresarial ha sido difícil o imposible y ello ha comprometido sin duda las posibilidades del desarrollo de muchas regiones a futuro. Pero también se requiere promover una mayor participación del sector privado en la institucionalidad del posconflicto. Solo si hay crecimiento económico sostenido, se puede intensificar y mantener los esfuerzos para financiar el posconflicto”, puntualizó el presidente de la SAC.