La Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá, viene adelantando desde 1966 un sistema productivo a ciclo cerrado con el que obtienen las hembras de reemplazo para el hato. Conozca en qué consiste este formato de trabajo. Uno de los objetivos al que siempre le apuntan los ganaderos es tener mejores animales y más eficientes. Para lograrlo buscan alternativas como comprar toros de alta calidad que les permitan utilizar esa genética y mejorar con mejorar los bovinos que tienen en el hato. (Lea: Informe: Sistemas de estabulación, ¿una apuesta arriesgada para su predio?) Desde 1966, el área de producción bovina del Centro Agropecuario Marengo, CAM, que le pertenece a la Universidad Nacional de Colombia, viene trabajando con un sistema que se sustenta en 2 principios: la inseminación artificial y la no compra de animales para mantener los vientres. Este formato conocido como sistema productivo a ciclo cerrado les ha permitido durante años tener animales con unos parámetros superiores y adecuados, a lo que se le suma que las hembras que allí residen están en un medio saludable ya que no facilitan la producción de patógenos, se limita el tránsito de semovientes entre fincas y se fortalece el concepto de bioseguridad. Jorge Luis Zambrano Varón, médico veterinario, profesor del área de Fisopatología, especialista en reproducción y salud del hato, maestría epidemiología y PhD en Patología comparativa, es quien está al frente del sistema bovino de Marengo. El docente aseguró que cuando van adelantar un proceso de inseminación artificial se usan todos los recursos en términos de selección de toros, estudios de pedigrí, y producción de embriones para mejorar a pesar de que no se compran animales. (Lea: Así funciona la finca que es modelo de producción en Santander) Escuche a Zambrano explicando el sistema
El docente agregó que en esta selección se debe ser más estricto, ya que este formato permite dejar animales más resistentes o más eficientes que otros, por lo que se deben hacer los ajustes que garanticen características en materia de productividad.
“Nosotros no estamos en contra de comercializar animales, porque es parte del negocio ganadero, sino que es un modelo -que por cuenta de las condiciones de la Universidad que no puede estar comprando animales permanentemente-, nos ha permitido desarrollar un sistema casi que cerrado. No en su totalidad, porque se comparten aguas, medio ambiente y hasta los mismos biológicos, pero si es una alternativa que permite obtener animales y mejorarlos a partir de la base que tiene”, explicó.
etarios donde hay lotes con un peso y una edad específica. Foto: CAM.
César Portilla Luna, zootecnista, especialista en reproducción bovina y docente del área de reproducción de la Universidad de Pamplona, destacó que este tipo de modelo implementado en Marengo permite fijar las características que se desean en los animales. (Lea: Un modelo neozelandés para salir de la crisis lechera)
Explicó que si las vacas que tiene la institución producen buena cantidad de grasa en la leche o son muy fértiles se puede pensar que transmitirán esas características a las generaciones venideras
“Al usar la población cerrada, se fijan las características deseadas dentro de las generaciones que vienen a futuro. Inclusive con ese modelo puede haber un porcentaje bajo de consanguinidad”, argumentó.
En tanto, Martín Vásquez Vargas, médico veterinario y especialista en genética bovina de la Universidad de La Salle, destacó que el sistema productivo a ciclo cerrado no requiere una inversión permanente para comprar nuevos vientres, ya que los animales que se crían en la finca, son los mismos que ayudan a producir los reemplazos necesarios. (Lea: Producción de bovinos doble propósito)
Vásquez Vargas añadió que esta opción le da la posibilidad al ganadero de conocer la forma en la que levanta sus animales. Es decir, sabe la alimentación ideal que debe darles durante sus diversas etapas como el nacimiento, levante y ceba. Además conoce el origen del protocolo sanitario.
Los animales se ordeñan 2 veces al día. El primer ordeño comienza a las 5 am y el segundo a las 2 p.m. Foto: CAM. “Si el predio tiene vacas élite en materia de producción de leche, el dueño las selecciona y sobre ellas empieza a trabajar para que las futuras generaciones sean mejores. (...) Este sistema tiene un beneficio y es que no se deben introducir cosas nuevas en la finca, eso aleja enfermedades y dificultades genéticas por lo que hay al final una ganadería más limpia”, sostuvo. Los bovinos que se encuentran en la actualidad en Marengo, provienen de aquellos con los que empezó el proyecto en 1966. Desde ese momento, solo en una oportunidad se compraron animales, fue un grupo de novillas. Eso ocurrió en la década del 90. Desde entonces, han pasado más de 25 años sin que se introduzcan ejemplares que provengan de otros predios. (Blog: Nutrición y reproducción en ganado de leche en sistema de pastoreo)