La experiencia del agricultor como elemento clave de los sistemas de innovación agrícola debe tenerse en cuenta a la hora de explicar y proyectar cambios de comportamiento dirigidos a la implementación nuevas prácticas en los sistemas agropecuarios, planteó Fiona Borthwick.
La directora de la Maestría en Seguridad Alimentaria y Nutrición, Global Academy of Agriculture and Food Security Royal (Dick) de la Universidad de Edimburgo, durante su intervención en el XLIX Congreso Nacional de Cultivadores de Palma de Aceite, sostuvo que es importante conocer la manera como interactúan los actores involucrados en sistemas de producción para tener una visión general, dado que permite encontrar soluciones innovadoras y creativas con enfoques inclusivos y de co-creración.
Así mismo, señaló que la pandemia dejó en claro la importancia de comprender los cambios de comportamiento en la implementación de innovaciones enmarcadas en los servicios de extensión, que para el caso de la agroindustria palmera los proporciona Cenipalma, Corporación Centro de Investigación en Palma de Aceite.
De igual manera manifestó que “La educación en línea es una herramienta excelente a través de la que se logran ofrecer servicios formativos en áreas remotas pese a que persistan las dificultades en el acceso a la internet en algunas zonas, no obstante, eso ha venido mejorando en la ruralidad”, anotó.
Cada organización, en la pandemia, ha tenido que analizar qué tipo de actividades puede desarrollar de manera virtual y cuáles deben ser presenciales, pero teniendo presente cuáles son las necesidades del trabajador y los problemas específicos que se pueden solucionar.
Ejes de la extensión rural
Planteó tres ejes de la extensión rural que se deben tener en cuenta por parte de cualquier organización: la innovación, la productividad y la sostenibilidad enfocados en el individuo, lo social y lo material. “Hay que preguntarse si se está solucionando un problema y satisfaciendo las necesidades de esas personas”.
Explicó que la innovación es hacer las cosas de manera diferente y que funcionen para satisfacer unas necesidades puntuales. Lo primero que se debe incentivar es la creatividad, tener un espacio donde se puedan intercambiar ideas y tiene que haber transparencia y apertura.
Para tratar de incorporar los sistemas de innovación en los programas educativos se utilizan diferentes herramientas como el análisis de las redes sociales (no las de internet), lo cual se aplica en diferentes sectores y sirve para ver cómo es la interacción entre las personas y cómo se comparten los conocimientos entre los individuos y las instituciones. Ver cuáles son los comportamientos que se deben cambiar y cuáles son las barreras que existen para lograrlo.
Algo que es interesante cuando se estudia el comportamiento de las personas, de acuerdo con lo expuesto por Fiona Borthwick, es ver qué tan representativa es la agricultura sostenible para ellos, porque el comportamiento puede indicar algo diferente y es allí donde está la brecha de acción de valor, argumentó.
Lo que a veces hace falta cuando se mira la innovación agrícola es que muchos comportamientos en los sistemas agrícolas tienen que ver con las normas y con la identidad, por ejemplo, qué significa ser un pequeño palmicultor y cómo incide esa categoría en el comportamiento dentro de la comunidad.
Otras áreas que son significativas para estos cambios en el comportamiento son las agencias del gobierno y del sector privado, qué tanto poder tienen para hacer que el productor haga lo que le sugieren.
Conocer las emociones y de dónde vienen, también es clave en términos de las presiones que manejan las personas, permite explicar las expectativas y motivaciones en cuanto al aumento de la productividad o la manera como se utilizan ciertos insumos o factores de producción.
Teoría del cambio en el comportamiento
Se han desarrollado muchos modelos alrededor del cambio de comportamiento para tratar de entender la manera como se comportan los individuos, dijo la conferencista.
La primera teoría es la de la acción razonada que tiene que ver con los resultados que se esperan, la motivación para cumplir con un nuevo comportamiento. Por ejemplo, un productor puede tener creencias sobre cómo opera la aplicación de un plaguicida y tiene cierto entendimiento sobre los resultados de su uso. Para cambiar ese comportamiento puede atender a motivaciones, incentivos y regulaciones.
La siguiente teoría es la del comportamiento planeado, aquí lo importante es si un individuo piensa que tiene la capacidad de cambiar y si la comunidad y las instituciones a su alrededor, le dan el poder de lograr ese cambio.
“También están las percepciones individuales que es un modelo que se basa en la salud, pero por ejemplo el riesgo también puede ser alto y la severidad percibida de un riesgo, lo cual puede cambiar la actitud del productor”, indicó Fiona Borthwick.
Hay otro modelo que identifica ciertas etapas para definir la intervención y ayudar a cambiar. Este modelo muestra que los cambios en el comportamiento no son estáticos. Por ejemplo, se introduce un nuevo modelo de operación estándar, el uso de equipo de protección personal en una plantación, y se ha ofrecido información sobre las nuevas expectativas. El cambio se da en el comportamiento, dado que los individuos están usando un nuevo enfoque, que se puede modificar rápidamente y necesita ser reafirmado.
Otro modelo es el ISM: individuo, social y material, un paquete que se ha desarrollado para los arquitectos de la política. Estos analizan una problemática y ven cuáles son los temas individuales alrededor de ese comportamiento, cuál es la actitud, revisan los aspectos sociales y en la parte material, cuál es la infraestructura que se necesita.
“Hemos hecho hasta aquí un recorrido por las diferentes metodologías que pueden utilizarse para introducir un cambio y llegar de manera distinta a los productores con el mensaje que se quiere trasmitir para que ellos lo asuman y se logre un mejor resultado para todos”, concluyó la experta en el Congreso Palmicultor 2021.