La conversión a producción ecológica, la obtención de la certificación con sello orgánico y la consolidación del comercio de cárnicos y lácteos en mercados del país y el exterior son los 3 ejes que conducen al productor a la eficiencia y éxito del negocio.
Sobre estos y más temas se hablará en el II Congreso Nacional de Ganadería Ecológica que se desarrollará el 12 y 13 de marzo en Bogotá. CONtexto ganadero da a sus lectores una explicación completa sobre cada uno de los pilares que fundamentan la producción natural. (Lea: Con la alopatía se controlan parásitos en el ganado ecológico)
Michael Rúa Franco, presidente de la Asociación Colombiana de Ganaderos Ecológicos, Bioganaderos, partió por decir que “una ganadería limpia o verde no es necesariamente ecológica”. La última recopila una serie de pasos que los productores cumplen para certificarse y disponer del sello con el que pueden vender alimentos de este tipo.
La conversión a la ganadería ecológica certificada comienza por ajustarse a las normas internacionales que guían al ganadero a la obtención del sello biológico u orgánico del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural. Bioganaderos por su parte ayuda a los productores a cumplir con los 3 ejes de forma organizada y eficaz.
“Hay que convertir la ganadería porque se hace importante abandonar prácticas que de una u otra manera llevan al productor a contaminar alimentos con sustancias que se consideran nocivas para el consumidor de leche o carne”, mencionó el presidente de Bioganaderos.
Las 4 pautas del primer eje
La primera pauta para hacer la conversión es evitar el uso de insumos de síntesis química que contaminan animales, pastos, leche y carne. (Lea: Carreto Colorado se conservará en ganaderías para dar sombra a las reses)
“La fertilización química está restringida a casi cero. Es más, si se encuentra un solo gramo de este en el stock de un ganadero lo pueden sancionar”, aseveró Rúa Franco al explicar que las penalidades pueden incluir el retiro de la certificación ecológica al predio hasta tanto resuelva el tema e incluso anular el proceso de conversión.
Los venenos elaborados con químicos, entre esos herbicidas, fungicidas y pesticidas de uso para control de plagas y parásitos, están restringidos y constituyen la segunda pauta a tener presente.
En tanto, los medicamentos químicos tampoco tienen cabida en las ganaderías ecológicas. Los tratamientos son curativos e individualizados pero no preventivos, por ello la alopatía o medicina natural es bienvenida y es la tercera pauta.
La cuarta y última consideración para la reconversión reúne la permisibilidad de usar medicamentos convencionales, claro está, si un médico veterinario confirma mediante evaluación clínica que la res requiere de ellas, para lo cual se toma la decisión de apartar el animal del resto del hato a fin de evitar la propagación del mal.
“Por encima de todo está el bienestar animal y evitar su muerte. Por eso se aceptan los medicamentos de este tipo solo por prescripción médica. El animal vuelve al predio cuando se recupere”, explicó el dirigente. (Lea: Conozca la agenda del II Congreso de Ganadería Ecológica)
La vacunación contra enfermedades de control oficial y no oficial se aplican a los bovinos que se crían, levantan o ceban en predios ecológicos como parte de la protección animal y no representan un riesgo o contaminación en leche o carne.
Diferente, recalcó el presidente de Bioganaderos, pasa con las hormonas que tienen restricción de uso porque se ha comprobado que causan efectos negativos en la salud animal y los productos bovinos que son de consumo humano.
De igual forma, toda comida hecha con químicos o productos con modificación genética quedan fuera de la lista de la dieta animal. Según Rúa, en el mercado se encuentra una oferta amplia de alimentos orgánicos para el ganado.
Certificación: segundo eje
En el proceso de certificación se respetan los tiempos de desintoxicación de suelos y animales de acuerdo a la resolución 0187 de 2006. Por ejemplo, los pastos y forrajes necesitan entre 1 y 2 años para demostrar que están libre de contaminantes, desde cuando se presume que el hato ya ha comenzado a comer pasturas sin químicos.
Posteriormente, se cuenta un tiempo para la certificación de las reses. Para el ganado bovino de leche se exigen 6 meses, para el hato de carne de res, 1 año; el sector porcino, 3 meses; y el avícola, 2.
“Esos tiempos son obligatorios”, anotó el líder del gremio que agrupa a los ganaderos ecológicos en Colombia. (Lea: Bioganaderos espera que 2015 sea el año de su consolidación)
Durante este periodo el ganadero cumple con cada una de las pautas mencionadas, lo que va ligado al uso de agua sin contaminantes y maquinaria de forma eficiente en los predios.
Una vez cumplidos los requisitos,el productor se dirige a un organismo de certificación avalado por el Ministerio de Agricultura que audita el predio mediante visitas en las que se verifica el cumplimiento de la norma.
"Cabe aclarar que las entidades de certificación no les entregan al productor ningún documento donde diga qué cambios efectuar. Cada productor debe acondicionar sus prácticas de acuerdo a las normas y reglamentos del (Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural), MADR, para Alimento Ecológico Certificable", dijo
Añadió que de la inspección del organismo certificador se obtiene un reporte de "no conformidades, con base en el cual el productor debe aplicar los cambios o correctivos de todo aquello que no viene haciendo de acuerdo a normas y/o reglamentos para no ser sancionado o que no pierda su certificación".
Un punto valioso en el proceso es la posibilidad de obtener la certificación individual o grupal. “Los pequeños predios se pueden avalar unidos para incursionar en el mercado con el sello. Los medianos y grandes productores también lo pueden hacer en grupos vinculados con pequeños ganaderos”, explicó.
Comercio: tercer eje
La tarea de los productores ecológicos no termina en la certificación y obtención del sello. Una ardua labor continúa en el negocio de la comercialización de productos cárnicos y lácteos, apuesta que cada vez toma más fuerza en Colombia. (Lea: Fedegán busca que sello de Carne Selecta Colombiana vuelva a etiquetas)
Javier Rodríguez, ganadero ecológico en Meta y quien trabaja en el proyecto de Ganadería Colombiana Sostenible, lleva 10 años organizando su hato brahman y de algunas razas criollas para que representen el modelo orgánico, lo que ha sido rentable para su negocio, según compartió con esta redacción.
“Es una apuesta factible con la que se han reducido los costos de producción. La columna vertebral acá son los sistemas silvopastoriles. Usamos forrajes nativos y productivamente hemos tenido un impacto positivo”, confesó Rodríguez, quien trabaja en el proceso de certificación grupal por los ahorros que de esta forma se obtienen.
“Gracias a la asociación (Bioganaderos) se busca la certificación grupal. La individual es costosa y cada año se debe renovar”, afirmó el productor que tendría que pagar entre 8 y $10 millones anuales por el aval de sello ecológico personal por las condiciones físicas de su finca.
Carlos Sánchez, ganadero ecológico en Córdoba, comenzó el proceso de certificación en 2014, al asegurar que este tipo de producción es más competitivo y amigable con el medio ambiente.
“Con la ganadería ecológica se recuperan los ecosistemas degradados y es importante aportar al ambiente. Se ha calumniado a la ganadería cómo degradadora de la naturaleza, pero se puede ayudar a recuperarla y contribuir a reducir las emisiones de gases”, apuntó el productor de Córdoba que trabaja con ganado cebú y la raza criolla hartón del valle.
En Colombia se adelantan los 3 ejes temáticos en producciones pecuarias que quieren ver pronto en las grandes superficies y otros sitios de venta, el sello ecológico en los cárnicos y lácteos.