Del valle del río Nilo al valle del río Magdalena
Los orígenes de esta raza se remontan 6.000 años atrás. Hacia el año 4.000 a.C., bovinos con largos cuernos habitaban el valle del río Nilo. Este ganado, conocido como egipcio o camítico de largos cuernos, emigró del Nilo a Etiopía, y de allí a las fronteras meridionales de África en el curso de 20 siglos.
Según la página oficial del Registro Internacional del Ankole-Watusi, para el año 2.000 a.C., bovinos cebú de cuernos largos llegaron de India y Pakistan a la región que hoy se conoce como lo países de Etiopía y Somalia, y se cruzaron con el ganado egipcio.
Esto dio origen al grupo de razas vacunas Sanga, que aglomera diversos tipos de bovinos descendientes de estos cruces. La mayoría poseen características típicas del cebú, como la joroba y la papada. (Lea: En Colombia existen algo más de 200 razas bovinas)
En Uganda, la tribu Nkole produjo una variedad Sanga conocida como Ankola, mientras que en los otros Ruanda y Burundi, la tribu Tutsi dio origen al Watusi, donde los ganados de cuernos más largos eran propiedad de los jefes y reyes Tusti.
Tradicionalmente, los Ankole-Watusi eran considerados sagrados. Ofrecían leche pero rara vez se usaban para carne, pues la riqueza de sus dueños consistía en la cantidad de ganado vivo. Sin embargo, su producción del lácteo tampoco era excepcional.
Lo que motivó su expansión por el mundo fueron sus cuernos, de gran tamaño y grosor, que llegan a medir hasta un metro y medio. Debido a su impresionante apariencia y su habilidad para atraer clientes dispuestos a pagar por verlos, zoológicos europeos empezaron a importarlos de África a finales del siglo XIX y principios del XX.
En los años 1920 y 30, los zoológicos norteamericanos importaron algunos ejemplares de Europa. En enero de 1983, criadores de estos bovinos formaron el Registro Internacional de Ankole-Watusi en Denver, con el fin de preservar la raza.
En 2016, se calcula que el número total de ejemplares puros estaba alrededor de 1.500 en todo el mundo, de los cuales el 80% residen en Estados Unidos. (Reportaje: Así se trabaja para promover la conservación de razas criollas)
Según un médico veterinario, los primeros Watusi llegaron a Colombia junto con otros animales exóticos, traídos por Pablo Escobar a la hacienda Nápoles. Cuando la hacienda fue abierta al público como atracción turística, algunos criadores de ganado los compraron.
“Cuando Escobar abrió el zoológico de Nápoles y trajeron los elefantes, los rinocerontes, los hipopótamos, las jirafas, también llegaron los Watusi porque son animales africanos”, aseguró.
En Colombia, al igual que en el resto del mundo, el Ankole-Watusi se emplea como un animal de exhibición, pues de hecho varios zoológicos en Canadá y EE.UU. albergan varios de estos bovinos.
¿Qué dicen los propietarios de Watusi sobre la raza?
CONtexto ganadero entrevistó a uno de los criadores de este ganado en Colombia. Carlos Andrés Mesa, administrador de la ganadería Nueva Estrella, contó que su interés por la raza comenzó cuando vieron un trofeo colgado en una pared donde se exponía la cabeza de un ejemplar africano.
“En ese tiempo, trabajaba en la subasta de Planeta Rica, y Héctor Raigosa, propietario del zoocriadero Los Caimanes, sacó una pareja de Watusi a la subasta, lo que llamó mucho la atención de mi novia, que es propietaria de Nueva Estrella”, comentó.
El productor señaló que el Watusi se destina para “adorno” porque no se destaca en producción de carne o de leche. Así pues, los ganaderos adquieren estos animales más que nada por sus largos cuernos, que sin lugar a dudas son su más destacado atractivo.
“Hace unos 6 años, trajimos una ternera a una finca donde manejamos hembras, y el macho lo llevamos más adentro a una finca donde manejamos machos. Desafortunadamente, el ternero no creció mucho ni los cuernos le crecieron bonitos”, relató.
Con la ternera, esperaron que creciera para ver si podía servirla con la misma raza. No obstante, se dieron cuenta que conseguir semen en Colombia (y en general, en el mundo) es casi imposible, por la escasez de ejemplares.
“En una tertulia con un amigo de la zona, resulta que él tenía un hato de Watusi un poco más grande y nos prestó un macho. Sincronizamos la hembra, el macho la sirvió y tuvimos la fortuna de que a los 9 meses parió mellizas”, añadió Mesa.
Tanto la madre como las novillas están ubicadas en un potrero junto a la carretera entre Planeta Rica y Caucasia, como atracción para quienes transitan por esa vía. (Informe: ¿Qué tipo de raza bovina debería tener de acuerdo al piso térmico?)
El ganadero atribuyó el interés de algunas personas por estos bovinos a su afición por la fiesta brava y la corraleja, debido a su búsqueda de ejemplares que se vean más peligrosos para esos eventos. Por esta razón, los criadores de ganado han manifestado su inclinación por introducir la raza en su hato y obtener animales con cornamentas más llamativas.
Aunque insistió en que no tienen ninguna utilidad para producir leche o carne, sostuvo que podrían ser usados para producir bueyes en trópico bajo, aprovechando su herencia de resistencia al calor y a los parásitos, su rusticidad, su fertilidad (paren todos los años) y su contextura física.
Por esta razón, los administradores de la ganadería Nueva Estrella han querido difundir la raza, como expresó Mesa: “Yo he querido reproducirlos, y para eso conseguimos un torete en el mismo zoocriadero Los Caimanes. Hemos querido que la raza crezca un poco más”.