El agua es el elemento esencial en la formación y supervivencia de todas las formas de vida conocidas y aunque no se considera como una sustancia nutritiva, es vital en todos los procesos metabólicos, alimenticios y nutricionales que influyen en la salud de los seres vivos.
Nuestro planeta está cubierto en un 70 % de agua en su forma líquida y causalmente, los organismos animales al momento de nacer pueden estar constituidos en un 70 a 80 % de agua, porcentaje que va disminuyendo durante el ciclo de vida hasta en un 50 % y guardamos una proporción similar en los otros elementos componentes de nuestro organismo.
La distribución del líquido dentro del organismo está dada en un 57 % intracelular y un 43 % extracelular (líquido intersticial, plasma, en los huesos, tejidos conectivos y líquido transcelular). Un animal en buenas condiciones requiere conservar el balance hídrico, que es el equilibrio entre los ingresos (consumo de alimentos y líquidos y oxidación endógena), y los egresos (excretas, transpiración y producción láctea), cuya variación no debe afectar su estabilidad en más de un 0.02 % del peso corporal total. (Lea: Fenómeno de El Niño se extendería hasta marzo, advierte el Ideam)
Por esto y otros factores es que la falta de agua puede causar la muerte rápidamente. El agua en su estado natural es pura, clara, sin color ni olor, pero al permitir su contaminación, es el medio ideal para el cultivo de organismos patógenos generadores de enfermedades que afectan la producción animal y en otros casos, la contaminación por presencia elevada de elementos que pueden llegar a ser tóxicos, tales como hierro, aluminio, berilio, bromo, yodo, cobalto, molibdeno o zinc.
Funciones del agua
Son muchas y de vital importancia: es el mayor componente de los fluidos corporales, constituyéndose en más del 50 % del peso corporal del animal, actuando como amortiguador entre su temperatura y el medio ambiente, es solvente universal de los solutos que se encuentran en el organismo, siendo esta propiedad muy importante nutricionalmente, participa en la estabilización de las membranas celulares, favorece en el ablandamiento y fermentación de los alimentos para su asimilación, conduce del sonido en el oído medio, lubrica las articulaciones y ayuda en la eliminación de productos de deshecho.
Consumo de agua
Las fuentes tradicionales de agua para ganadería han sido los jagüeyes, manantiales, ríos, lagos, lagunas y pozos superficiales o subterráneos, donde en algunos casos no se puede garantizar la cantidad, ni la calidad o accesibilidad a esta. (Lea: 7 medidas para ahorrar agua durante el verano en Colombia)
Por lo tanto, se debe plantear la necesidad de implementar un acueducto ganadero que supla estas necesidades, tanto en las épocas de normalidad, como en las de escasez. Los requerimientos de consumo varían según la edad y estado productivo de los animales, estimándose que un bovino adulto consume del 8 al 10 % de su peso corporal en agua. Es decir, una vaca productora de leche puede consumir entre 38 y 110 Litros/Día, dependiendo de su capacidad productiva, puesto que el 85 al 87 % de la composición de la leche es agua. Adicionalmente, se debe tener en cuenta las condiciones medioambientales en las que la vaca deba regular su temperatura. Un bovino de carne puede consumir entre 26 y 66 Litros/Día y las vacas preñadas consumen más que las vacías y las paridas más que las secas.
Muchos y variados factores afectan el consumo de agua, pero tal vez los principales son el medioambiental y el tipo de alimento. La elevada temperatura, la humedad relativa y la velocidad de los vientos pueden incrementar el consumo en épocas calurosas entre un 30 % al 60 %. Así, un animal para carne de 450 Kg, puede consumir 28 – 41 – 66 Litros/Día, si la temperatura ambiente es de 4 – 21 – 32 ºC, respectivamente. La otra variable de gran importancia en el consumo de agua es el tipo de alimentación.
Los forrajes, pastos y ensilajes aportan una significativa cantidad de agua a la dieta, disminuyendo los requerimientos de consumo, mientras que los concentrados, granos y forrajes deshidratados (henos), obligan a un mayor consumo por parte del animal. Es aquí donde radica la importancia del silvopastoreo y el pastoreo de forrajes verdes tiernos, donde además del aporte de agua en el alimento, se permite un mejor y más eficiente control de la temperatura corporal y la transpiración, disminuyendo así las necesidades de consumo.
La abstinencia obligatoria del consumo de agua genera disminución del peso, por la pérdida de agua en los tejidos y en el intestino que obra como reserva. Esto puede generar una menor producción láctea y otra serie de deficiencias nutricionales que terminan afectando la productividad del animal. (Lea: 10 recomendaciones para 10 productos durante el verano)
El acceso al agua es otro factor de importancia. Se dice que una vaca bebe voluntariamente entre 3 y 4 veces al día, pero en las épocas secas aumenta su frecuencia. El ganado prefiere beber más veces al día que consumir mayores volúmenes en una o dos tomas, por lo que al recorrer grandes distancias, generalmente a altas temperaturas, se disminuye el consumo de alimento, haciéndose más lento.