El suelo es una combinación de materiales sólidos, líquidos (agua) y gaseosos (aire). La adecuada relación entre estos componentes determina la disponibilidad de nutrientes que las plantas necesitan y por otro lado su capacidad de crecimiento.
El suelo tiene propiedades físicas, químicas y biológicas, y si una de ellas no está en buenas condiciones, las otras no podrán expresar todo su potencial.
Jorge Mario Noreña Grisales, ingeniero agrónomo y docente del Universidad Nacional, sede Medellín, aclaró que dentro del suelo es muy evaluado el componente químico (mediante el conocido análisis de suelos), pero adicional a ello, se pueden determinar diferentes propiedades que también influyen en el buen funcionamiento del suelo.
De acuerdo con él, las propiedades físicas del suelo, influyen notablemente en la respuesta química, es decir, que al momento de aplicar un producto (fertilizantes, cales, enmiendas, entre otros) éstos responderán mejor o peor según la física del suelo. (Lea: Conozca los 7 tipos de suelos que hay en Colombia).
A manera de ejemplo mencionó que cuando en el suelo se presentan condiciones como: alta compactación, baja macroporosidad, o baja infiltración de agua, es muy común que la respuesta a la fertilización química, sea poco eficiente.
Por tanto, para el diagnóstico de las propiedades físicas, comentó, se sugiere hacer muestreos en campo, y en ese sentido expuso que entre las principales variables físicas se pueden evaluar:
La densidad aparente
Se sugiere tomar la muestra en un cilindro de 5 centímetros de alto por 6 centímetros de diámetro (puede ser en PVC o metálico). Retire previamente la cobertura vegetal existente y muestree de 0-10 y/o de 10-20 centímetros de profundidad. Los resultados se relacionan con la compactación del suelo y pueden afectar el desarrollo radicular.
Noreña indicó que cuando se revela este dato en laboratorio lo que se puede encontrar, es que en un suelo andisol (los del trópico alto andino o clima fría), por ejemplo, una densidad aparente que se acerque a 1 es un sinónimo de un suelo compactado, dado que en andisoles son comunes y deseables valores por debajo de 0.85 g/cm3.
Agregó que lo mismo se puede encontrar en algunos suelos minerales (trópico bajo), donde una densidad de 1.4 g/cm3, puede indicar que el suelo está compactado.
La densidad real
El experto señaló que ésta variable cambia según la proporción y composición de los minerales presentes en el suelo o de acuerdo al porcentaje de materia orgánica y cantidad óxidos de hierro. Esta muestra puede tomarse con barreno, pala o palín, en los primeros 20 cm de suelo. (Lea: Correcciones de acuerdo al tipo de suelo).
Porosidad, macro poros, micro poros y retención de humedad
Con los resultados de la pruebas anteriores, más los datos de retención de humedad del suelo (prueba que puede muestrease igual que la densidad real), es posible determinar la porosidad del suelo, y paralelamente analizar que tan buena es la distribución entre macro y micro poros, en este punto lo ideal sería no tener sesgos hacia ninguno de los dos.
Según el ingeniero agrónomo, los microporos tienen como ventaja, la capacidad de retener agua en el suelo, y los macro poros de permitir que fluya el agua, el aire y los gases, favoreciendo la mejor movilidad de los nutrientes.
En un diagnóstico, donde el suelo presente un 60 % de porosidad, lo adecuado sería tener una distribución equilibrada de macro y micro poros, por lo menos, cercana al 30 % de cada una.
Lo anterior sería un escenario optimista, sin embargo, en muchas ocasiones cuando se realizan evaluaciones de suelo se pueden encontrar sesgos hacia uno de los dos, lo que puede impedir que el agua y los nutrientes se muevan correctamente en el suelo, es decir, puede encontrarse impermeabilidad y restricciones en el crecimiento de las raíces.
Para el docente, en muchas ocasiones el suelo cuenta con propiedades físicas desbalanceadas y por eso la respuesta química no es eficiente.
Comentó que es por eso que cuando un ganadero aplica un producto químico en el suelo, a veces se pregunta: ¿Por qué el pasto no crece? En su experiencia, la razón podría ser porque las propiedades físicas por fuera de los valores óptimos no permiten en el movimiento del agua y los nutrientes al interior del suelo.
La compactación del suelo
"Es posible medir la resistencia a la penetración en el suelo usando un penetrómetro, los resultados permiten relacionarlo con el crecimiento de las raíces, la porosidad, la retención de humedad y con el movimiento de agua, aire y gases a través del perfil", sostuvo. (Lea: ¿Por qué es tan importante reponer los nutrientes de los suelos?)
Añadió que cuando el suelo tiene valores medidos en PSI (libras por pulgada cuadrada) superiores a 300, ese dato indica que el terreno tiene alta compactación. Lo adecuado sería valores no superiores a 200 PSI.
También dijo que si a lo anterior se le suma, unas condiciones de micro y macro poros sesgadas, eso revela que el agua no se está moviendo, y es justamente el agua la encargada de transportar los nutrientes que las plantas necesitan.
La infiltración
Por último comentó, que también puede evaluarse la infiltración del agua en el suelo con la ayuda de unos anillos infiltrómetros, y determinar la velocidad de ingreso del líquido en forma vertical.
Noreña aseveró que con esta prueba se puede analizar como se mueve el agua al interior del suelo, es decir, si se infiltra normalmente, o por el contrario, observar cómo se presentan encharcamientos o escorrentía, lo cual influirá en el lavado de nutrientes.
"Conocer datos como estos permiten tomar decisiones de como rehabilitar la pradera mediante labranza mecánica, usando por ejemplo equipos de labranza vertical, como serían los cinceles, renovadores de praderas, o rotocultivadores de cuchilla lineal", anotó. (Lea: Prácticas que generan compactación del suelo)
Finalizó diciendo que hay muchas propiedades físicas, que elegidas según cada caso, pueden revelar con detalle, su influencia en las propiedades químicas, y que evaluadas en conjunto son necesarias para entender toda la dinámica del suelo