El departamento está integrado por 16 municipios. Los del sur son los que mandan la parada en materia agropecuaria, en el centro están las explotaciones mineras y en lo más alto está la población indígena y la producción frutícola. Inversiones y apoyo es lo que piden para potencializar su campo.
Los ojos de Colombia se posaron sobre La Guajira. La actual crisis que viven las comunidades indígenas del departamento, en donde el hambre extrema ha generado decenas de muertes de niños Wayúu, han ocupado las páginas de los principales medios del país. (Lea: Radiografía de La Guajira: la ganadería podría desaparecer)
Esa situación ha despertado la solidaridad de los colombianos quienes se han unido para enviar alimentos no perecederos, agua, ropa y hasta juguetes a los pequeños guajiros, con el objetivo de que la falta de comida no siga siendo la principal causa de muerte.
No obstante, el sector agropecuario del departamento padece una crisis similar. La ausencia de lluvias desde hace varios meses ha generado que los semovientes mueran, escasee el agua para los cultivos, en muchos casos no hay ni siquiera el recurso para consumo humano. Ante tal panorama, este diario consultó a 3 personas que residen en La Guajira, quienes pidieron que la miraran no con lástima, sino con ambición e interés por sacarla adelante.
Potencialidades agropecuarias de La Guajira
El departamento está ubicado en un punto privilegiado. Tiene el mar Caribe a lo largo de 340 kilómetros de costa. 7 ríos lo bañan a lo largo y ancho, los cuales nacen en la mítica Sierra Nevada de Santa Marta. Posee tierras fértiles y aptas para diversas actividades, lo que le permitiría ser la despensa agrícola de la zona.
“Por tradición, los guajiros somos agricultores, ganaderos y comerciantes”, aseguró Rubén Fuentes Aragón, secretario de Desarrollo Económico para el departamento. Para el funcionario, quien conoce bien el sector pecuario, las actividades ligadas con el campo deben ser las que manden la parada, ya que en menos de 35 años, la minería extractiva que funciona allí, deberá culminar. (Lea: Secuestro, prostitución y verano golpean a La Guajira)
Es decir, desde ya se debe empezar a trabajar en mejorar y fomentar la agricultura, para que en el futuro esas sean las principales actividades económicas y las encargadas de jalonar el PIB del departamento.
“Nosotros tenemos tierras aptas para cultivar muchos productos, pero se debe hacer un uso responsable del suelo y así no exceder la frontera agrícola indicada para nuestro departamento”, amplió Fuentes Aragón.
Además de las bondades de la tierra, la cercanía con el mar es una ventaja comparativa que el departamento debe aprovechar de mejor forma. Eso significaría, constituir asociaciones costeras y pesqueras que exploten de forma responsable el mar y el turismo. Fomentar la exportación de productos y sacarle un mayor provecho a los Tratados de Libre Comercio suscritos por el Gobierno colombiano.
Sin embargo, el agua sigue siendo un dolor de cabeza. A pesar de que 7 ríos bañan al departamento y desembocan en el mar, es necesario implementar obras que aseguren el recurso a todos los sistemas productivos que se pueden implementar y de los que pueden depender cultivadores, ganaderos, indígenas y comerciantes. (Lea: Alimentos, agua y pozos piden ganaderos de La Guajira)
Un dolor constante
Desde que fue concebido como departamento en 1965, la zona ha padecido diversos dramas. Uno de los más recordados fue la ‘bonanza marimbera’. La calidad del suelo de la región permitió que se cultivara una marihuana muy apetecida, eso generó una locura colectiva entre los agricultores guajiros que al final solo dejó sangre, dolor y miseria.
En la década del 90 fueron apareciendo los grupos al margen de la ley, quienes seducidos por la zona y su cercanía con Venezuela, vieron en La Guajira un lugar ideal para asentarse y promover actividades ilegales como el narcotráfico y el contrabando. Los frentes 19, 41, 59 y los grupos ‘José Prudencio Padilla’ y ‘Resistencia Wayúu’ de las Farc, el Frente Contrainsurgencia Wayúu de las AUC, y los frentes Luciano Ariza y Gustavo Palmesano del ELN, se disputaron durante años el departamento.
Con la política de seguridad democrática del expresidente Álvaro Uribe Vélez y la presencia del Ejército, fue posible retomar paulatinamente el control de la zona que durante años convivió con el miedo y la zozobra de la guerra.
Conforme eso iba ocurriendo, la revolución minera guajira fue otro caos en el departamento. La explotación de El Cerrejón, ha generado grandes disputas por las tierras aledañas a la mina, por lo que eso también ha causado muertes. Algo similar sucedió con las minas de sal, eso ocasionó disputas territoriales por parte de las poblaciones indígenas asentadas en la Alta Guajira. (Lea: 2015: año gris para La Guajira)