Esta práctica tradicional busca facilitar el manejo de los vacunos, evitar accidentes, volverlos potencialmente menos peligrosos y maximizar el espacio en corrales y comederos; pero, ¿de qué manera se puede reducir la molestia y preservar la salud del animal durante este procedimiento?
Para los ganaderos y expertos en el tema no existe ninguna duda: el descorne es una práctica que puede resultar muy traumática para las reses -por el dolor que causa- a tal punto de llegar a afectar la productividad de un hato. Pero los avances de la medicina veterinaria y el desarrollo de equipos, acompañados de buenas prácticas, hacen que los ganaderos no tengan excusas llevar a cabo este procedimiento en el momento preciso y sin generar complicaciones.
Según un artículo publicado por el centro de investigación Unicen, en Argentina, minimizar el dolor que genera el descorne es fundamental por dos razones. En primer lugar, constituye un problema de bienestar. En segundo lugar, el dolor puede tener efectos negativos sobre la producción de los animales debido a que desencadena una respuesta de estrés que supone cambios fisiológicos y de comportamiento potencialmente contraproducentes.
Una idea que avala el zootecnista Pedro Cano Celada, académico de la Universidad Autónoma de México, quien en un artículo publicado en 2010 señala que las técnicas de descorne en bovinos son necesarias para evitar que con las cornamentas se presenten lesiones entre los animales, ya que las pérdidas económicas causadas por traumatismos pueden ser considerables ó incluso lesionar a los humanos hasta provocarles la muerte. (Lea: Bienestar animal, clave de rentabilidad en la ganadería)
“La cornamenta (cuernos) es la única herramienta y forma de defensa, jerarquía, juegos y comportamientos naturales que tienen las reses, pero estos tienden a golpear voluntaria ó involuntariamente lo que rodean. Por esto, lo ideal para el manejo de los bovinos es que no tengan cornamenta desde jóvenes”, explica Cano Celada a través del documento.
La técnica más recomendada para llevar a cabo este proceso, minimizando el dolor del animal y a temprana edad (no más de 6 semanas), es la cauterización física, que se efectúa por medio de topización con calor, a través de un fierro caliente o también con un descornador eléctrico, o la topización con crema caústica.
La topización por medio de calor consiste en rasurar alrededor del cuerno, para posteriormente lavar la zona y realizar la asepsia. Allí se corta con una navaja desinfectada o con un bisturí el corion del botón de crecimiento del cuerno y se aplica calor con un cautín o un descornador eléctrico directamente sobre la gema de crecimiento para destruirla, cauterizarla y así evitar su crecimiento. Mientras que la topización química requiere de pastas descornadoras a base de cáusticos como el hidróxido de sodio y de calcio, que se deben aplicar tópicamente sobre el cuerno.
“A pesar de que cualquiera de estos mecanismos es altamente efectivo y preserva el bienestar del animal, es recomendable aplicar uno o dos puntos de anestesia local para garantizar que el estrés del bovino sea nulo”, asegura Germán Alonso Prada Sanmiguel, médico veterinario y docente de medicina clínica en grandes animales.
Con esto, además de garantizar que el dolor del animal será prácticamente inexistente, se trata de procedimientos sencillos y cortos que dejan la percepción de que el animal jamás ha tenido cuernos. Según Prada Sanmiguel, no tomará más de 7 minutos retirar el botón corneal (nacimiento del cuerno) del cráneo del animal.
Esta tesis la comparte Martín Vásquez, gerente de Tvgan y médico veterinario, quien indica que el método por excelencia para minimizar el dolor del animal y evitar riesgos posteriores para otros animales o para los trabajadores de un predio ganadero, es retirar el botón corneal en cuanto nazcan los animales a través de las técnicas ya mencionadas. (Lea: Cuidado animal, clave para evitar millonarias pérdidas)
“Es la mejor técnica que uno como ganadero puede utilizar para evitar que el manejo posterior de los bovinos sea dispendioso e incluso peligroso para los operarios del predio. Además, de no efectuarse el descorne en las primeras semanas, posteriormente habrá que acudir a otros métodos más costosos”, aduce Vásquez de Tvgan.
(Foto: Cortesía - Infortambo)
El descorne estético, la alternativa ideal para cuernos grandes
El descuido, la negligencia o en muchas ocasiones la falta de tiempo son las principales razones para que los ganaderos dejen pasar las primeras semanas de los novillos sin aplicar el descorne, por lo cual al cabo de cuatro o más meses y ya exista una base ósea, deben acudir a una intervención quirúrgica denominada descorne estético.
Este procedimiento que también inicia con un protocolo de anestesia local por infiltración, para luego llevar a cabo la cirugía que implica incidir la piel, desbridarla, posteriormente cortar el cuerno desde la base, es decir, retirar una parte del hueso y suturar de manera tal que la res no quede expuesta a infecciones. “Si el proceso se efectúa de la manera adecuada y con los principios de higiene recomendados, el bovino no sentirá dolor y no tendrá ninguna complicación”, comenta el médico veterinario Germán Prada.
De igual manera, para efectos de presupuesto, el descorne a temprana edad es lo más recomendable. Ya que la topización por calor, sumando materiales y procedimiento no genera un costo superior a $5 mil por animal, mientras que un descorne estético puede llegar a costar hasta $250 mil por cada vaca. (Lea: Ganadería sostenible: una iniciativa forjada con recursos e innovación)
Sin duda, el descorne en bovinos es una práctica que redundará en beneficios de manejo y bienestar para los animales de un hato, pero es necesario llevarla a cabo bajo todos los protocolos de sanidad y quirúrgicos que los veterinarios recomiendan. Incluso son estos profesionales los más indicados para retirar los cuernos de los bovinos. “Desde todo punto de vista es mejor tener animales sin cuernos, ya que esto evita atrasos en el crecimiento de los mismos, pérdidas de peso o un manejo riesgoso en los establos y comederos. Asimismo, los animales son más dóciles y tranquilos”, concluye Prada.