Dependiendo de la fuente u origen, existen tres tipos de abonos empleados en la producción pecuaria: los minerales o químicos, los orgánicos y los biológicos. Aprenda cuáles son las características de cada uno y para qué se emplean.
Los fertilizantes son materiales orgánicos y de síntesis química que suministran a las plantas uno o más elementos químicos necesarios para su desarrollo y crecimiento (ICA 1992). (Lea: Nuevos fertilizantes podrían reducir huella de carbono de la agricultura)
Según el módulo “Pastos y especies forrajeras” de los Núcleos Municipales de Extensión y Mejoramiento para Pequeños Ganaderos (Asistegán), programa de la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán), los tipos de fertilizantes son químicos, orgánicos y biológicos.
Fertilizantes químicos
“Los fertilizantes químicos son compuestos inorgánicos o minerales que contienen uno o más nutrientes para las plantas, se obtienen en procesos industriales mediante reacciones químicas y pueden variar en su estado físico desde sólidos hasta gaseosos”, anotó la publicación.
Pueden ser simples (contienen un solo elemento mayor) o complejos (2 o más elementos mayores). Su mayor beneficio radica en los rápidos resultados que ofrece, mejorando el estado de salud de las plantas y aumentando la producción de las cosechas.
En cambio, su mayor desventaja o contraindicación es que poseen una condición desfavorable para el ecosistema porque son acidificantes y pueden contener un alto contenido de sales (alcalinizantes) que destruyen los microorganismos del suelo.
Fuente: Fedegán-Asistegán
Fertilizantes orgánicos
También se les conoce como abonos y son de origen animal o vegetal. Son la fuente de abono más conocida desde la antigüedad, pues parte de su materia prima es el estiércol de los animales. (Lea: Así se puede lograr una fertilización natural de la pastura)
El uso de fertilizantes orgánicos mejora el estado del suelo y favorece la retención de agua y nutrientes. Por este motivo, se utilizan sobre todo en la agricultura ecológica. Algunos tipos de fertilizantes orgánicos son el estiércol, el compost y los abonos verdes.
Otro gran beneficio con este tipo de fertilizantes es que constituyen fuente de humus, la sustancia compuesta por ciertos productos orgánicos que proviene de la descomposición de los restos orgánicos por organismos y microorganismos descomponedores.
El estiércol como fuente de humus tiene una riqueza del 10 %, esto es, por cada tonelada de estiércol aplicado se incorporan al suelo 100 kilos de humus. En promedio se ha determinado por tonelada que los aportes de las excretas de animales de establo de otros minerales es de:
- Azufre (S) 0,5 kg
- Magnesio (Mg) 2 kg
- Calcio (Ca) 5 kg
- Manganeso (Mn) 30-50 g
- Boro (B) 4 g
- Cobre (Cu) 2 g
Por el contrario, su gran dificultad no radica en los grandes volúmenes de aplicación requeridos, sino en el proceso de descomposición de estos. Además, como anota este artículo, sus nutrientes son menos solubles y la planta tarda más en absorberlo.
Fuente: Fedegán-Asistegán
Fertilizantes biológicos
Los fertilizantes biológicos usan microorganismos que trabajan en simbiosis con las raíces de las plantas para fijar nutrientes o para ayudarlos a transportar en el sistema suelo-planta. (Lea: Biofertilizantes, alternativa frente al alto precio de los insumos)
Los biofertilizantes pueden definirse como preparados que contienen células vivas o latentes de cepas microbianas eficientes fijadoras de nitrógeno, solubilizadoras de fósforo o potenciadoras de diversos nutrientes, que se utilizan para aplicar a las semillas o al suelo.
Esto se hace con el fin de elevar el número de estos microorganismos en el medio y acelerar los procesos microbianos, aumentando los nutrientes que pueden ser asimilados por las plantas y facilitando los procesos fisiológicos que influyen sobre el desarrollo y el rendimiento de los cultivos.
Dentro de los principales fertilizantes biológicos se encuentran:
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Los FBN (Fijadores Biológicos de Nitrógeno): Están hechos con cepas de bacterias fija doras de Nitrógeno como Rhizobium, Bradyrhizobium, Azospirillum, Azotobacter, Azomonas, Frankizia, Leuconostoc, Beijerinkia, Enterobacter, Bacillus.
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Los solubilizadores de minerales insolubles: Son de extrema importancia para los suelos cultivables, ya que los mismos contienen cada día mayor cantidad de fósforo no soluble, fijado en suelos ácidos por moléculas complejas de aluminio, hierro o manganeso o acumulado a través de los años por la aplicación excesiva de fertilizantes fosfóricos de origen químico y que solo es posible recuperar mediante la acción de microorganismos solubilizadores.
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Las micorrizas. La micorrización es una de las técnicas biológicas empleadas en muchos cultivos; sin embargo, en los pastos aún no se ha logrado extenderla ampliamente en la producción y los estudios han estado dirigidos a algunas leguminosas y muy pocas gra míneas.
Las micorrizas permiten una aplicación exitosa mediante el recubrimiento de las semillas. Por otra parte, las relaciones micorrízicas pueden ser la clave para disminuir la cantidad de fertilizantes (especialmente fosfatos) que debe aplicarse para obtener bue nos rendimientos; en los suelos con altos contenidos de P la inoculación con micorriza incrementa el crecimiento y el establecimiento temprano de los cultivos.
Las plantas desarrollan una calidad biológica superior, en cuanto a mayor altura, vigor y área foliar, y se incrementan los rendimientos (entre 15 y 50 %). Protege las raíces contra ciertos hongos patógenos. El biofertilizante permite ahorrar hasta un 50 % del volumen de los productos químicos necesarios, lo que favorece la reducción de insumos y de costos, y hace una agricultura sostenible y ecológicamente más sana.
¿Una cuarta categoría?
Esta publicación incluye la categoría “bioestimulantes”, que también tienen microorganismos, pero se diferencian de los biofertilizantes porque los microorganismos no se utilizan como nutriente sino para estimular el crecimiento de las plantas.
De acuerdo con el portal de la comercializadora Disagro, son sustancias o microorganismos que modulan procesos fisiológicos y bioquímicos de las plantas. Los bioestimulantes son complementarios a la nutrición y protección de los cultivos.
Sin embargo, otros señalan que al actuar a través de diferentes mecanismos a los de fertilizantes y productos fitosanitarios, no operan como fertilizantes ni pueden reemplazarlos, sino que se usan en conjunto para lograr un mayor y mejor crecimiento de las plantas.
La principal diferencia de un bioestimulante con un N-P-K o fertilizante convencional es una formulación rica y compleja que busca dos aspectos fundamentales: conseguir un producto basado en una matriz compleja y donde la importancia radica en el equilibrio de sustancias que se aportan; y que la parte activa de ese producto sea un catalizador, sustrato o reactivo de una reacción metabólica.