La ausencia de interconexión eléctrica en las zonas más apartadas del Urabá antioqueño, se convirtió en una oportunidad para desarrollar un proyecto de 66 viviendas rurales provistas de paneles solares, que serán entregadas en las próximas semanas.
La tecnología poco a poco va acercando a las zonas más apartadas del país con el progreso. La falta de redes eléctricas y las dificultades de acceso en las veredas de Buchadó, San Antonio de Padua, Santa María y San Miguel; en Antioquia, les han permitido a los pobladores de la zona ver crecer un proyecto de viviendas con paneles solares, que ahora es una realidad.
“Actualmente, solo los cascos urbanos de los municipios cuentan con suministro de energía generada por plantas a combustible, insuficientes para sostener durante el día un abastecimiento del servicio permanente por su costo y por la dificultad de transporte del combustible”, explica Tulio Ramírez Márquez, coordinador de proyectos de vivienda rural adscrito a la Subdirección de Vivienda y Obras de la Caja de Compensación Familiar de Antioquia (Comfama).
Para el desarrollo de este proyecto, ubicado en el Uraba antioqueño, a más de 300 kms de Medellín, se tuvo en cuenta la madera como un material predominante y que el uso de este elemento respetara la arquitectura, costumbres e idiosincrasia de los habitantes de la región. (Lea: Banco Agrario pide impulsar la vivienda rural en todos los departamentos)
“Nos dimos a la tarea de buscar soluciones alternativas para estas familias, las cuales permitieran producir iluminación en horas de la noche y propender por el desarrollo social desde el ámbito familiar”, señala Tulio Ramírez, del Banco Agrario.
Durante el desarrollo del proyecto se contó con ventajas como el apoyo por parte de la comunidad para la construcción de las viviendas, la facilidad para la consecución de los materiales esenciales de las viviendas, la competitividad de la mano de obra con carpinteros y ebanistas, así como el acompañamiento y colaboración por parte de las administraciones municipales.
Según cifras de la Gerencia de Vivienda Rural del Banco Agrario, estas 66 casas dotadas con panales mejoraron las condiciones de vida de aproximadamente 390 habitantes que están entre los damnificados por la ola invernal de 2010 y 2011, tras la creciente del Río Atrato.
“Proyectos como estos demuestran que es posible dotar de vivienda rural digna a los campesinos, así como devolverle la esperanza a aquellos que con el invierno perdieron su techo propio y sus cosechas”, concluyen voceros de la Gobernación de Antioquia.
Una iniciativa con valor e innovación
Este tipo de proyectos se desarrollan en el marco del el Programa Social y Ambiental (PSA), componente del Programa de Vivienda de Interés Social Rural. La iniciativa busca además la formación de líderes comunales que hagan parte de dichos proyectos de construcción. (Lea: La prioridad es que exista tierra, vivienda y producción)
“No se trata de entregar ladrillos y cemento, sino de orientar a la comunidad sobre el cuidado de la vivienda rural y ofrecer mecanismos de generación de ingresos para mejorar la calidad de vida de las poblaciones marginadas”, explica Pahola Martínez, trabajadora social de la Gerencia de Vivienda del Banco Agrario.
Con esto, el Gobierno Nacional pretende estrechar el lazo social y cultural que existe entre las comunidades y ofrecer acompañamiento durante todo el proceso de construcción o mejoramiento de las viviendas.