Los más de 3.000 vacunadores que se desplazan a fincas colombianas a aplicar los inmunológicos a los bovinos están en riesgo de accidente y hasta de muerte. La situación no es nueva, ¿quién responde?
Carlos Monterroza, uno de los profesionales que aplica los inmunológicos contra la Fiebre Aftosa y la brucelosis a bovinos en el municipio de San Marcos, Sucre, se fracturó la rodilla, tratando de esquivar un perro que se atravesó en la vía.
El perro no tuvo la culpa, Monterroza cayó al suelo porque cuando iba en su moto y trató de esquivar al canino, el automotor se deslizó por la tierra y piedras que se hallaban en el camino sin pavimentar.
“Terminaba de vacunar en un predio y me dirigí a la finca vecina. Con tan mala suerte que se me atravesó un perro, y por la mala condición de la vía, no lo pude esquivar y caí”, relató el afectado. (Lea: Fedegán, preparada para iniciar ciclo de vacunación número 33)
Monterroza señaló que él al igual que los demás profesionales están comprometidos con el trabajo del primer Ciclo de Vacunación nacional que lidera la Federación Colombiana de Ganaderos, Fedegán, y el Instituto Colombiano Agropecuario, ICA, pero llevan muchos años sometidos “a todo tipo de inconvenientes”.
Este es un hecho cotidiano durante los ciclos que dificulta el trabajo de quienes permiten que Colombia conserve su estatus sanitario, como lo señaló Carlos, que deberá estar en su casa 60 días mientras se completa la incapacidad.
Los vacunadores de Colombia se someten durante los 45 días que dura el Ciclo de Vacunación a transitar por trochas, caminos destapados, pendientes, ríos y puentes inestables. A veces lo hacen en motocicleta, otras a pie o a caballo, de acuerdo a las condiciones en cada región.
En casos aún más extremos y peligrosos pasan ríos deslizándose por cuerdas, no solo pensando en salvar sus vidas, también en proteger las vacunas que cargan en una bolso.
Un hecho más lamentable vivió un vacunador en La Pintada, Antioquia, en diciembre de 2013. Tras caer de un puente inestable, quedó herido y a los 8 días del accidente murió.
Así lo corroboró Alejandro Cadavid Londoño, coordinador de la Unidad Regional de Desarrollo Ganadero, URDG, de Fedegán en Antioquia: “El vacunador, que iba a una finca a cumplir con su trabajo, pasó por un puente de tablas, cayó y murió después de varios días”.
“Acá hay más problemas si está el invierno porque las vías terciarias se inundan y no permiten el paso”, señaló Cadavid Londoño.
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Como si el tema de vías no fuera suficiente problema, los vacunadores, según afirmó Jesús Marceliano Zapata, coordinador de la URDG de Fedegán en Sucre, se exponen a las difíciles condiciones de orden público, razón por la que no siempre llegan a las fincas a ejercer su labor y en otros casos, cuando logran el compromiso, se arriesgan a golpes de los animales, debido a que la entidad sanitaria del país no les brinda los elementos necesarios para protegerse.
Álvaro Hernán Arturo Chávez, coordinador de la URDG de Fedegán en Nariño, Cauca y Putumayo, aseguró que si se revisa el histórico en la región, el 90% de los accidentes de vacunadores son causados por derrumbes y vías secundarias y terciarias abandonadas.
“En Nariño, zona montañosa, los vacunadores van por trochas, casi siempre llueve y con barro es peor transitar porque las vías no están pavimentadas”, dijo Chávez.
Ciertas zonas de Putumayo son asequibles por lanchas en las que se suben los vacunadores para cumplir con su función. Para el coordinador de la URDG, estas son regiones olvidadas por los gobiernos. "Allímandan las Farc”, recalca. (Lea: Lluvias en Tolima dificultan labores del Ciclo de Vacunación)
La guerrilla es la que decide si un vacunador se puede movilizar por cierta zona. Si las Farc aprueban, el profesional cumple con aplicar el inmunológico, de lo contrario, como sucede en el municipio de Puerto Guzmán, Putumayo, el vacunador se limita a vender la dosis para el ganado en el parque del pueblo.
Cada uno de los entrevistados coincide en afirmar que los vacunadores arriesgan su vida por el "olvido" gubernamental y creen que es inservible pedir más ayuda a las entidades del Estado porque es “perdido”.