21 municipios del departamento fueron declarados en alerta roja ante las altas temperaturas y la escasez de agua que se viene presentando por cuenta del verano. Los ganaderos claman por alimento, incluso han empezado a bajar la carga animal para evitar que los semovientes mueran de hambre.
El recién posesionado gobernador de Santander, Didier Tavera, declaró bajo calamidad pública 3 municipios del departamento ante el desabastecimiento de agua que están viviendo. A esos se le suman 18 más que están en alerta roja por la misma causa. La razón: el fenómeno de El Niño. (Lea: Boletín Agroclimático advierte de una temporada más seca de lo normal)
Lebrija, Los Santos y Capitanejo son las poblaciones que más sufren por la ausencia de agua; mientras que Barrancabermeja, Girón, Málaga, Vélez, Rionegro, San Vicente de Chucurí, Socorro, Barichara, Aratoca, Enciso, Carcasí, Villanueva, Pinchote, Cabrera, Coromoro, Aguada, Guavatá y Betulia estarán bajo un fuerte racionamiento del líquido vital.
El mandatario les pidió a los santandereanos no solo hacer un uso eficiente y racional del agua y la energía, pues la sequía, además de afectar las principales fuentes hídricas del departamento, ha incrementado el número de incendios forestales.
En el caso de Barrancabermeja, por ejemplo, Juan Carlos Buelvas, profesional en gestión productiva y salud animal del Fondo Nacional del Ganado, FNG, en la zona, aseguró que las altas temperaturas que llegan hasta los 42° centígrados, han generado que el río Magdalena esté muy por debajo de su promedio normal. Esas altas temperaturas han incrementado la venta de animales, ante el temor de que mueran por la falta de alimento. (Lea: ¿Cómo planifica el ganadero los 3 primeros meses de 2016?)
“En la zona hay bodega de suministros y la venta está disparada, los productores están tratando de obtener la mayor cantidad de comida, pero no va a dar abasto. Por eso, muchos están reduciendo el inventario, lo curioso es que no ha bajado el precio. El ternero está en $3.500 el kilo y la hembra en $3.200 en promedio”, apuntó.
Álvaro Quintero, un empresario de la zona, le confesó a este diario que ante el verano tuvo que salir de 60 de sus bovinos porque “así estén flacos es mejor venderlos que verlos morir”. Afirmó que las lluvias que caen cada 15 días son muy leves por lo que no alcanzan a llenar los pozos que tiene en su predio, por lo que depende de la suplementación para sostener su producción.
“Me ha tocado apelar a comprar melaza, silo de maíz y otro tipo de productos para mantener a las vacas. Sin embargo, hay otro problema a combatir y es el anaplasma, enfermedad que ha venido apareciendo en el predio por cuenta de las aguas estancadas”, agregó. (Lea: Sequía afecta de forma dramática a ganaderos del norte de Bolívar)
En otra zona del departamento, Laudy Pérez Ovalle, funcionaria del FNG en San Gil, afirmó que día a día empieza a evidenciarse una disminución de la producción de la leche, pero sin datos revelados por cuenta de las acopiadoras que están ubicadas en la zona.
“A pesar de los anuncios hechos frente al inicio de El Niño, son pocos los ganaderos que tienen la cultura de prevenir, por eso hay muchos buscando alimento para soportar las condiciones climáticas actuales”, expuso. (Lea: Producción láctea en el sur del Cesar se redujo cerca de un 60%)