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Foto: web.maclic.co

Prolácteos Roldanillo es un emprendimiento de una madre y dos hijas que luego de 26 años es una de las más prósperas en la transformación y comercialización de productos lácteos en el Valle del Cauca.

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Prolácteos Roldanillo: cómo una empresa familiar se convirtió es una de las procesadoras lácteas más grandes del Valle

por: CONtexto ganadero- 31 de Diciembre 1969

Prolácteos Roldanillo es un ejemplo de una familia emprendedora que ha consolidado un negocio local, pues llevan más de 26 años en el mercado. La propietaria de la empresa es Dulfary Cifuentes Murillo y la administra su hija Isabel Cristina, mientras que su otra hija es la jefe de planta.

Isabel Cristina Aguirre, administradora de Prolácteos Roldanillo, contó que la empresa nació en 1984 en el municipio de Roldanillo (Valle del Cauca) de manera artesanal, en el patio de una casa y con una producción de queso que solo cubría los pedidos de los vecinos.

«La inició una hermana de mi mamá porque todos los hermanos de mi mamá son queseros. Entonces aquí se llama Prolácteos Roldanillo, en La Unión se llama Prolácteos La Unión, en Cartago Prolácteos Cartago. A nivel del norte del Valle, nosotros somos los que más cuajamos, un promedio de 300-350 tinas de leche, mientras que mis tías (por así decirlo), ellas cuajan un poco menos», precisó.

La familia Cifuentes Murillo se ha dedicado a la producción y venta de queso. Hermanos de Dulfary tienen las otras empresas de Prolácteos, así como también hay en El Dovio y Argelia, mientras que unos primos en varios municipios de Santander. Respecto a Prolácteos, aunque lleven el mismo nombre, Isabel aclaró que son empresas totalmente independientes. (Crónica: Lácteos Buenavista, la historia de dos empresarias que buscan transformar familias)

La madre de Isabel es Dulfary Cifuentes Murillo, una mujer emprendedora que se dedicó a la producción de queso, al igual que sus padres. Comenzó como una pequeña actividad familiar, en un garaje y unas cuantas tinas. La empresa la tuvo primero dos de las tías de Isabel en periodos diferentes y 12 años después llegó a manos de Dulfary.

Inicialmente procesaban los quesos y los vendía en Caquetá, hasta que hace 26 años, Dulfary compró el negocio y empezó a administrarlo. Los quesos se hacían a baño maría, en un patio en tierra y con unos pedazos de cemento. Los pedidos eran entregados en bicicleta a nivel local. En aquel entonces, la empresa recibió una inspección de las autoridades sanitarias que les exigió adecuaciones para seguir procesando leche.

A medida que hicieron estas adecuaciones, lograron aumentar su producción y expandir sus ventas, llegando incluso a la capital del departamento, Cali. Durante 4 años solo produjeron queso cuajada, hasta que la madre de dos hijas solicitó un préstamo en el banco para comprar un lote y construir la planta procesadora.

«Con los ahorritos se empezó a construir esta planta, inicialmente se compraron los lotes y después se habló con un arquitecto para que la planta tuviera un flujo unidireccional: un lugar donde ingresara la leche, otro donde se procesara, otro donde se guardara y en la parte de atrás, donde se hacen los despachos», precisó Isabel.

Para ello, adquirieron los equipos necesarios, entre los que se encuentran la caldera para pasteurización, tanques de enfriamiento, cocinas a vapor y pasteurización, dos furgones, vehículos para bajar la leche de las fincas y una moto para la distribución local. De igual manera, ya han sistematizado buena parte de los procesos de la empresa, entre ellos la contabilidad.

Así lograron ampliar su producción y agregaron productos con fórmulas nuevas y diferentes presentaciones, pasando del tradicional queso cuajada a vender queso campesino molido, especial, precocido, extra duro, doble crema, quesadilla doble crema con bocadillo, criollo y Saravena. También elaboran dulce de arequipe y yogur, que distribuyen en los puntos de ventas, supermercados, carnicerías, queseras y fábricas de alimentos.

«Es una empresa familiar, en este momento yo soy la administradora de la empresa y mi hermanita estudió ingeniería industrial y es la jefe de planta, ella tiene que ver con todo lo que es producción. Somos 28 trabajadores y hacemos 3 viajes a la semana a Cali, otros a Pereira y otros al Eje Cafetero, a municipios como Armenia y La Tebaida. En las zonas aledañas vendemos a Bolívar, La Tulia, Zarzal», agregó. (Crónica: Cosmolac: El sueño de tres personas de pulverizar 270 000 litros de leche al día)

El profesional de Recaudo y Cartera de Fedegán-FNG, Felipe Velasco, destacó por su parte que esta empresa surte buena parte del mercado del norte del Valle del Cauca y son muy cumplidos en el reporte del recaudo mensual de la Cuota de Fomento Ganadero y Lechero. Además ser manejado por mujeres empresarias, las describió como personas con «una gran calidad humana y que han empezado de cero en medio de una zona muy compleja de orden público».

Prolácteos Roldanillo ha mostrado cómo, al pasar de una generación a otra, una pequeña actividad familiar se convirtió en un próspero negocio. Hoy en día la fábrica tiene capacidad para producir 3 toneladas de quesos diarios y es una marca de renombre en el Valle del Cauca y Risaralda.