Por más de un mes estuvo cerrada la planta de sacrificio bovino de la capital del departamento de Casanare y a raíz de ello surgieron muchas dificultades para el sector pecuario de la región. La planta empezó a operar nuevamente hace 8 días.   El aumento del sacrificio clandestino, de la ilegalidad, de los costos de producción, del transporte de ida y regreso para hacer el degüello legal en otros municipios y del precio del kilo de carne al consumidor final, fueron algunos los inconvenientes que aquejaron a los actores del sector.   Daniel Salamanca, vicepresidente de la junta directiva de la Federación de Ganaderos de Casanare, Feganca, manifestó que hubo un fallo del tribunal del Yopal que le devolvió la facultad a la empresa La Ceiba para que siguiera adelante con la administración de las empresas de la Alcaldía, entre ellas la planta.   “Se presentaron muchas dificultades con el cierre de la planta. Hubo un gran inconformismo por parte de los fameros porque ellos tenían que sacrificar fuera de Yopal y la calidad de los canales estaban presentando algunas deficiencias a raíz de los trayectos”, comentó Salamanca.   El vicepresidente de la junta directiva de Feganca indicó que el comercio ilegal de carne se venía presentando y aumentó en las últimas semanas y el sacrificio ilegal fue la opción que tomaron algunos para abastecer ciertos expendios. (Lea: Planta de Yopal no alcanzará a cumplir con Decreto 1500)   Expuso que esta práctica, que se ha convertido en una gran problemática, se seguirá presentando si no se cuenta con una planta con una capacidad de operación acorde a las necesidades de la región y sin intermitencias gerenciales.   Por su parte, Marco Corredor, director ejecutivo del Comité Regional de Ganaderos de Yopal, afirmó que a pesar de que el gremio no cuenta con cifras exactas, las pérdidas económicas que se presentaron en el tiempo que la planta estuvo cerrada fueron cuantiosas.   “Yopal estaba sacrificando cerca de 100 animales diarios, con el cierre de la planta a los ganaderos les tocó empezar a transportar las reses a Tauramena, había que pagar el transporte de ida del animal en pie y el de regreso de la carne en canal, lo que hizo que los costos de producción se aumentaran por un valor cercano a los $80 mil por cabeza”, aseveró Corredor.   El representante del gremio local afirmó que otra de las situaciones que se presentaron a raíz de la inoperancia por más de un mes de la planta, fue que el valor del kilo de carne aumentó y esto perjudicó a los consumidores finales.   Diego Alberto Beltrán Duarte, profesional en Gestión Productiva y Salud Animal del Fondo Nacional del Ganado, FNG, para Yopal, detalló que los fameros y los porcicultores fueron los que más se vieron afectados por el incremento de los costos de producción y por el aumento del sacrificio ilegal. (Lea: Pérdidas por más de $150 millones deja el sacrificio ilegal en Yopal)   Los miembros del sector esperan que con la reapertura de la planta de beneficio de Yopal la situación vuelva a la normalidad para seguir trabajando y recuperar una parte del monto que perdieron por cuenta de las innumerables problemáticas que surgieron o se recrudecieron con el cierre y que la empresa que administra el recinto procure mantener una estabilidad jurídica.