Desde junio hasta septiembre se sintieron en la región las más altas temperaturas de todo el año: un promedio de 41°C, según el informe que recibía Samuel Guzmán, Profesional de Gestión Productiva y Salud Animal en Fedegán, “a pesar de que ya pasó la ola de calor, alcazamos a perder 2.750 reses en total. Cada ganadero perdió entre 25 y 30 vacas”, indicó.
“Tengo que esperar a que mejoren un poco para ver si las puedo vacunar”, dice José Llano, propietario de las fincas ‘El regalo’ y ‘La vega’. A pesar de que el ciclo de vacunación inició el pasado 29 de octubre, como José, muchos han tenido que reprogramar las vacunas contra fiebre aftosa y brucelosis, esperando a que su ganado vuelva a recobrar el peso ideal.
“Hace mes y medio perdí 20 cabezas de ganado, más de $30 millones. Y a las que tengo, por ahora les estoy dando linaza, heno, agua y medicamentos para que se recuperen, ojalá pronto”, explicó Llano, quien se prepara para vacunar a sus 550 reses el próximo 28 de noviembre.
Así mismo, Guzmán advierte sobre los síntomas que pueden presentar los animales en caso de que su condición corporal no sea la más adecuada, “por la falta de pasto y agua, el animal empieza a perder peso y tiene dificultad para caminar, la respiración es agitada y no presenta comportamiento normal, si se cayó una vaca ahí se queda”, expresó. La sugerencia es esperar alrededor de 2 meses para que las reses se recuperen y luego vacunarlas.
“Aunque lo más aconsejable es vacunar a los animales en buenas condiciones, hacerlo puede desencadenar una reacción negativa y se pueden morir”, señaló Samuel Guzmán. La instrucción que reciben los vacunadores es aplicar la dosis a los bovinos en buenas condiciones corporales.
Las precauciones que pueden tomar trabajadores y propietarios de empresas ganaderas, de acuerdo al profesional de Fedegán, son evitar sobrecargar las fincas con ganado, tener buena rotación de potreros y siembras de forrajes de maíz y pasto.